22 - Acuerdo

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Terminar con una chica por primera vez no debía ser fácil para nadie, lo imaginé, porque me fue difícil pararme frente a Cristal para decirle que debíamos terminar. Cuando me encontré con ella en el parque, no pude tocar el tema por temor a lastimarla, y después de sentirme mal por ella, comprendí que nunca podría terminar.

A pesar que mis sentimientos no le pertenecían a Cristal, sino a mi mejor amigo Max, decidí que debía continuar con ella, porque...

Deseé que el camino a casa se hiciera eterno para no afrontar a mi mejor amigo. El esperaba que le dijera que al fin yo estaba libre de Cristal, que al fin podríamos querernos sin sentir remordimientos al engañarla con nuestro amor a sus espaldas.

Llegué a casa apenado por temor de enfrentar a Max. Decirle que no pude terminar iba a ser doloroso para mí. Temí que me odiase... aunque era lo mejor.

—Caramel, terminaste con ella— me dijo cuándo cruce la puerta de mi habitación.

—No... no, Max, pude hacerlo.

Sentí un vuelco en el estómago.

Max hizo una pequeña pausa antes de continuar. Su semblante no fue el que esperé. Él estaba relajado, nada incomodo después de escuchar mis palabras.

—Lo sabía— dijo tranquilo—. En realidad estaba esperando que me dijeras eso, porque eres de esa manera, un buen chico incapaz de lastima a las mujeres. No eres como yo, Caramel, no te preocupes. Esta vez no lo hiciste, pero mañana lo harás— Max sonrió—. Tranquilo, Caramel, si no puedes en el segundo intento, en la siguiente oportunidad sí lo harás. Recuerda que la tercera es la vencida.

Max se acercó a mí, me abrazo y se mantuvo a mi lado sin decir nada. Su silencio bastó para hacerme sentir sus sentimientos. Su comprensión no fue lo que esperé. En ese instante, cuando le dije que no pude terminar con Cristal, quise que Max me tratase mal... como a las las chicas que lastimaba.

—Ya no quiero compartir a Caramel, te quiero para mí.

No podía seguir callándome...

—Max, estás equivocado, porque soy igual que tú — dije alejándome de él—. Yo la he lastimado demasiado, por eso no pude terminar con ella ahora... ni podré en una segunda ni tercera oportunidad, porque no lo intentaré.

Hice una pausa para que Max me dijera algo, pero no pronunció ni una palabra. Me observó con sus preciosos ojos azules tan fijos en mí. Desvié mi mirada de la suya, como siempre, y continué. Necesitaba romper el silencio incómodo.

—Yo le pedí a Cristal para salir, porque tuve miedo de mis sentimientos por ti. Empecé a entender porque me dolía tanto cuando te veía, cuando les prestabas más atención a otras personas en lugar que a mí, cuando te veía salir con tus amiguitas. Me asusté mucho. Empecé a entender que podría ser lo que tanto desprecio... por eso... decidí salir con ella, para que me salve de ti.

—Pero no te salvo de mí, Caramel, porque tus sentimientos son míos. Qué importa que hayas decidió salir con Cristal. Eso quedó en el pasado. Ahora solo debes terminar con ella para estar conmigo.

—Me siento culpable por haber utilizado sus sentimientos para ayudarme a mí mismo. Y sí, te quiero mucho Max, y desearía poder terminar con Cristal para estar contigo, porque es verdad que ella no logró salvarme de ti. Te amo, Max, lo sé, lo tengo claro y es doloroso. También me duele cuando la veo ella y recuerdo que la utili... que utilice sus sentimientos sinceros para olvidar lo que siento por ti. Ahora no soy capaz de lastimarla más de lo que ya he hecho.

—Sí puedes hacerlo, Caramel, porque ahora los sentimientos de Cristal son un estorbo para nosotros. Qué importa ella, solo te debo importar yo, así como únicamente me importas tú

—Soy malo, Max, soy malo con Cristal. No quiero seguir siendo malo con ella.

Max me volvió a abrazar con cariño.

—No eres malo, eres bueno, Caramel. Como puedes ser malo si le estás dando la espalda a tus propios sentimientos solo por ella; pero eres mío.

Dejé que me abrazara. Su calor se sentía tan cálido, me hacía sentir tan bien, tan enamorado. Cristal no logró salvarme de mis sentimientos por Max, pero me iba a salvar de sus besos, de sus abrazos, de su calidez.

— Yo no puedo estar contigo, Max. Le pedí a Cristal que salga conmigo, por eso debo hacerme responsable de esa decisión que tomé movida por una cruel intensión. Cristal nos está salvando a los dos, Max. Probablemente más adelante agradezcamos esto que es como un castigo por lo que le estamos haciendo.

Max se rio. Tuve la impresión de que no quería entender nada de lo que le dije.

—Tú la quieres más a ella que a mí, Caramel, es eso.

—No, Max, yo...

—Qué importa si la prefieres a ella en lugar que a mí—me interrumpió—. Está bien, Caramel, te dejaré hacer lo que quieras. Quédate con Cristal, ten una larga y falsa relación amorosa con ella hasta los últimos días de tu vida. Eso harás seguro, porque eres de esa manera, tan bueno con otros, pero malo contigo mismo. Yo haré lo mismo, Caramel. Le diré a una linda chica que salga conmigo y nunca terminaré con ella. Seré bueno, aguantaré todos sus caprichos, celos y berrinches aunque me harte y no la soporte.

—...Max, está bien... si es lo que quieres, puedes hacer lo que desees. No voy a decir que no, no tengo ningún derecho de hacerlo. Puedes salir con alguien que te quiera y estar por siempre con esa persona. Yo...me quedaré con Cristal...aunque...

—...aunque no la quieras— completó—. La vida es una sola, Caramel, pero si existe la reencarnación, deseo tanto volver a nacer a tu lado y que seas el primero en darte cuenta de tus sentimientos por mí. Eso me haría muy feliz.

No voy a llorar, me repetía. Fui yo quien provocó su decisión de dejarme de lado por alguien más. Estaba bien...

Quise continuar, pero no pude. Me mantuve en silencio por temor a quebrarme si intentaba pronunciar algo. Max tampoco dijo nada. Él también se mantuvo en silencio, pero después de eternos segundos manteniéndonos distantes, se fue de mi habitación.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |2DA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora