11. Mi culpa

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Narra Luna:

Habían pasado tres semanas desde el inconveniente de Patricio y desde la mañana en que me desperté con Guido a mi lado abrazándome con su cara de dormido, debo decir que me parecía muy lindo pero últimamente no notaba muchas cosas hacía mi, desde esa noche ya perdí la cuenta de las chicas que él trajo a la casa, en vez de acostumbrarse el a mi horario yo me acostumbraba al suyo y volví a lo que era antes, durmiendo de noche y andando de día, a veces de noche seguía despierta y hacía algo de trabajo.

No pude hablar con mi jefe porque estaba de viaje y venía el próximo mes el cual sería diciembre, se aproximaban las fiestas y no me imaginaba tener que pasarlas con Guido y las chicas no iban a estar conmigo para salir a alguna fiesta, pero en cuanto el jefe viniera yo me encargaría personalmente de hablar con él, de ponerle en claro quien era Guido y me pareció estúpido que él no haya echo nada para detener todo.

-Estúpida mujer ¿pensaste que ibas a matarme así de fácil? - sentí otra cachetada y a estas alturas me sangraba la boca, el hombre llamado Alberto era mi próxima victima pero estaba muy asegurado y al estar sola las cosas me salieron mal, me encontraba en un cuarto oscuro atada a una silla, mi arma me fue quitada. - Ustedes se hacen cargo chicos. - se retiro de la habitación y tenía que hacer algo.

Pero estos chicos no tenían intención de apuñalarme o matarme ahora, si no de violarme lo cual me dio asco, en cuanto uno de los hombres (eran dos) me besa el cuello no me negué y aproveche para morderlo en el cuello, de tantos intentos por fin había logrado safar mis manos de la soga y ahora ellas se encontraban lastimadas, me saque la mordaza de la boca y le pegué en la cara al otro tipo, lo cual hizo que cayera al piso y le corté el cuello. Tomé mi arma que se encontraba en el cinturón de uno de los hombres y salí por la ventana, pronto volvería y lo haría mejor.

Llegue a casa y Guido estaba haciendo su trabajo, golpee su puerta para que supiera que llegue y los gemidos dejaron de sonar.

-Guido llegue... - grité, tenía toda intención de interrumpirlo.

Al cabo de unos quince minutos se encontraba en la cocina mientras yo me terminaba de hacer un café.

-¿Todo bien? - pregunto y le asentí, no había notado que él no llevaba una camiseta o algo y tomó una gaseosa de la heladera. - Volviste tarde, o debería decir temprano porque son como las seis de la mañana. 

-¿No es un poco temprano para tomar una gaseosa? - el se rió.

-¿Que te paso en las manos? Y... tenes sangre en la cara. - vi como me las observaba, a las manos, tenía ambas manos alrededor del café que ya estaba casi vació, en cuanto a mi cara la tenía baja.

-Nada. - contesté tomando un último sorbo, dejando la taza en la pileta. - Voy a ducharme.

Deje la puerta un poco abierta porque tenía intención de bañarme con agua caliente y así no se llenaba tanto de vapor, en cuanto me sacaba la ropa vi mas mis manos, realmente estaban rojas y tenía algunos moretones en las piernas, en cuanto me metí al agua sentía arder mi cuerpo, pase mis manos llenas de agua por mi cara y también ardía, sentí mis lagrimas y en segundos estaba llorando del todo, golpearon la puerta.

Narra Guido:

Había dejado la puerta entre abierta por lo que pude ver su cuerpo lastimado, las últimas semanas siempre volvía con algunos moretones o manchas de sangre que eran suyas, no de algún tonto de la calle y sentía que era mi culpa, por las noches mientras ella dormía me disponía a tomar mas de la cuenta y cuando iba al estudio mis hermanos querían matarme, Patricio me miraba indiferente y a veces era molesto, nos habíamos casi matado unas tres veces pero siempre estaba Gastón para ayudar ¿que haríamos sin él?

Al pasar nuevamente por el lugar escuche que ella lloraba, me sentía totalmente culpable porque ella ahora estaba sola, y lo seguiría estando hasta que yo, fuera como ella pero yo no quería ser como ella, yo solo quería estar con ella lo cual era malo, estaba viviendo una completa mentira y ahí fue cuando me di cuenta.

Yo no la estaba conociendo, no estaba con ella solo la estaba usando pero no en un mal sentido, si no que ella la pasaba mal por mi culpa y era totalmente culpable de toda la desgracia que estaba viviendo ahora.

Golpee su puerta, y entre ya que no contestaba, al entrar me encuentro con ella en una bañera llena de espuma la mire unos segundos y después la mire a los ojos.

-Perdón. - le repetí algunas veces y yo también me encontraba llorando, presionando su frente hacía la mía y en minutos yo me encontraba en la bañera, totalmente vestido con ella en mi pecho y yo abrazándola, quería guardar ese momento y que no terminase nunca.


Algo personal (Guido Sardelli) TERMINADA #TFAwards2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora