-¿Podemos darnos más prisa? ¡Me muero de hambre!- rápidamente tiré de Ashley para delante y empujé levemente a nuestras madres para que caminaran más rápido. No quería que, por alguna casualidad, Louis se girara y nos viera.
-No hace falta que tires de mí. Sé andar yo sola- musitó Ashley liberando su brazo de mi agarre.
-Me suenan las tripas. Necesito comer algo ya- dije poniéndome la primera del grupo. Ya habíamos pasado el garaje, pero no me quería arriesgar a ser vista.
¿En qué momento el destino decidió cruzarme con él de nuevo? ¿No era obvio que no quería volver a verle? Es más, me figuraba que era algo mutuo. ¿No habíamos tenido ya suficiente? Ese chico y todo su grupo lo único que hacían era traer problemas. Problemas de los malos, no de los de se me ha acabado el pintauñas y esta noche tengo una fiesta. No, más bien del tipo están poniendo petardos dentro de una discoteca y todo está volando por los aires. ¿Qué hacía ahí? Por lo que había visto suponía que estaría trabajando, llevaba un mono puesto y demás; pero ¿por qué tenía que trabajar justo en la misma calle a la que me había mudado? ¿No había lugares en el mundo? No. Teníamos que estar a menos de cien metros.
Finalmente llegamos al restaurante, el cual estaba prácticamente vacío. Normal, a esas horas mucha gente ya se estaba tomando el té. Nos sentamos en una mesa. Aprovechamos y cogimos una que fuera grande. Estaba situada enfrente de la televisión. Un camarero se acercó a tomarnos nota. Al ver la carta me di cuenta de que no tenía tanto hambre como había dicho tener. El hombre se fue y esperamos a que nos trajeran lo que habíamos pedido. Manteníamos una conversación banal hasta que una noticia en la televisión captó nuestra atención.
Ayer noche, en una discoteca del centro de la ciudad, se sucedieron varias explosiones. Un joven, entró sin permiso al local con petardos, sorteando a los guardias de seguridad. Minutos más tarde, en el interior, empezaron a sonar fuertes estallidos. Tres en total. El club acabó destrozado y algunas partes del suelo calcinadas.
Salieron imágenes del estado actual del lugar y se podían ver grandes quemaduras en el suelo de la pista y algunas paredes.
El joven responsable de los hechos ha sido arrestado. Nueve personas están hospitalizadas con quemaduras de tercer grado, dos de ellas en estado crítico. Los sucesos causaron el pánico de toda la gente que en ese momento se encontraba allí, aunque estas nueve personas son las más perjudicadas, también hubo varios heridos que fueron atendidos por las ambulancias que se desplazaron rápidamente al lugar.
Y fue en ese momento cuando la cagaron más que nunca. Salieron varias imágenes de las ambulancias y justo en una de ellas se me veía a mí, sentada en la camilla siendo auscultada por el médico y a Louis esperando en la puerta.
Me giré hacia mi madre, asustada, y casi se me para el corazón. Su mirada me decía que si hubiéramos estado solas me habría empezado a gritar para echarme la bronca. La conocía y eso era lo que hacía siempre, estallar antes de que pudiera replicar. Katherine miraba a la pantalla desconcertada y sin comprender bien toda la información que se le había dado en menos de un minuto. Ashley se ocultaba tras sus manos.
-¿Me puedes decir qué pasó exactamente anoche?- mi madre se dirigió a mí con el ceño fruncido y bastante enfadada. Abrí la boca, pero no sabía qué decirle. Anoche intenté explicárselo pero ella no me hizo ni caso.
-Ya te lo dije ayer- suspiré intentando no enfadarme con la situación yo también-. Un chico metió unos petardos y...
-¿Y por qué no me dijiste que acabaste en una ambulancia? ¡Por el amor de Dios!- estaba que echaba humo.
-¡No me pasó nada!- intenté calmarla aunque lo único que quería era salir de allí corriendo porque no quería tener otra discusión.
-Sí, solo que casi muere aplastada... -masculló mi amiga entre dientes. Le eché la peor mirada posible. ¿Por qué tenía que abrir la boca?
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Fast
Fanfiction"-Entonces ¿por qué estás aquí conmigo y no con él? -él quiso darle un giro a la situación y ponerla de su parte para hacerme de rabiar, pero ambos sabíamos que las cosas no eran así. -¡Sabes que no tenía otra opción para volver a casa! -exclamé, fr...