Capítulo 17

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Iba a preguntarle a Harry más cosas sobre su amigo cuando la puerta de la habitación se abrió de repente.

-Harry, la próxima vez te corto las manos. ¿Dónde has puesto la bolsa de patatas?- la chica se quedó un poco cortada al encontrarme ahí. Estaba segura de que no me esperaba. Me miró y yo la miré a ella sin saber dónde meterme. La situación era un poco incómoda. Luego ella miró a Harry en busca de una respuesta.

-Me las he comido. Tenía hambre- la chica se quedó chafada. Estaba esperando que él me presentara, pero no lo hizo. Como ella se quedó parada en la puerta aún mirándonos, Harry acabó hablando.

-Es Trish, ha venido a hacer un trabajo. ¿Algo más?- le contestó un tanto molesto. Ella negó con la cabeza.

-Soy Gemma, encantada- yo estaba tan cortada que lo único que me salió fue sonreír tímidamente y asentir con la cabeza.

Cerró la puerta, dejándonos solos otra vez. ¿Quién era esa chica? Miré a Harry en busca de una explicación. A lo mejor no quería decírmelo. Yo tampoco era nadie para preguntar quién era, pero tenía curiosidad por saberlo.

-Es mi hermana- me aclaró después de un momento de silencio.

-Os parecéis- comenté pensando en sus rasgos mientras él apagaba el ordenador. Era verdad, se parecían. Tenían el mismo color de piel, blanco como la nieve, la misma nariz y el mismo color de pelo.

-No sé si eso me lo tendría que tomar como algo bueno. Es una pesada- yo no lo pude evitar pero me reí.

Se notaba que era el típico chico que odiaba a su hermana pero estaba segura de que la quería más que a nada. Harry era muy transparente, al contrario que Louis. Sacudí la cabeza al ser consciente de que había vuelto a pensar en él. Iba a acabar en terapia para sacármelo de la cabeza.

-Me tengo que ir, ya es casi de noche y aún tengo que volver a casa- cogí mi mochila y me la colgué al hombro.

-Claro.

Harry me acompañó hasta abajo y me despedí de él en la puerta con un simple hasta mañana. De vuelta al coche me preguntaba por qué narices lo había dejado tan lejos. No me gustaba ir de noche y sola por la calle. Mientras caminaba miraba atenta a todo el que pasaba y eso era lo que más miedo me daba. No había casi nadie por la calle.

Por el final de la calle vi como una persona caminaba en mi dirección. En seguida mis sentidos se alarmaron y mi cuerpo se tensó. Podía ser muy exagerada con estos temas pero no me fiaba de nadie. Cuanto más se acercaba descubrí que era un hombre, porque no tenía el pelo largo. Tenía una forma de andar un tanto peculiar, seguro de sí mismo, y eso me aterró más. Si me quería robar o hacer algo no iba a dudarlo ni un momento. Cuando estábamos a escasos metros de distancia caí en la cuenta.

-¿Louis?- el chico levantó la cabeza perplejo. Se paró de inmediato ante mi presencia-. ¿Qué haces por aquí?- le pregunté extrañada. Llevaba las manos dentro de los bolsillos y una capucha que le tapaba la cabeza, por eso no le había reconocido antes.

-¿A ti que te importa?- me respondió igual de simpático que siempre.

-No me importa pero se me hace raro verte por este lugar.

-¿Cuál crees que es mi lugar entonces? ¿Debajo de un puente?- me quedé callada por la forma tan desagradable con la que me estaba hablando-. Seguro que pensabas que vivía ahí- murmuró de mala gana y molesto.

-Entonces, ¿vives en este barrio?- estaba un poco confusa.

-¿Quién ha dicho eso?- estaba molesto por hablar de ello.

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