6/30. ¿Disfuncional? ¿Quién dijo disfuncional?☆

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Me encuentro en una etapa de la vida dónde no se en dónde comienza la línea que separa lo normal de lo que no lo es. Es decir, ¿En dónde está escrita la ley universal de esto sí, esto no?. ¿Quienes somos para pararnos en el pedestal que juzga lo correcto de lo incorrecto?. ¿Quienes para menospreciar el trabajo de otros?. ¿Quieren saberlo?, porque si lo saben y lo resuelven, con gusto me gustaría saberlo.

...

Después  de una cálida ducha mañanera me envuelvo en mi toallón, cepillo mis dientes y seco mi cabello. Al salir del baño, un grito me sobresalta.  Una rubia de ojos castaños grita mi nombre  eufóricamente aniñada. Yo grito, ella grita; es una locura. ¿Dónde está la tranquilidad cuando una la necesita? .

<<¿¡Y a ahora qué!?>>.  

La rubia se lanza en mis brazos afectivamente. Yo solo me quedo estupefacta con cara de << ¿Y esta loca de que loquero escapó?>>.   

Kenneth aparece por detrás y me devuelve una mirada afectuosa.   

–          ¡¡¡Zoe!!!- me dice la rubia- no sabes cuanto te he echado de menos.  

–          ¿Y tú  eres ...? - su rostro me resulta vagamente familiar.  
Tal vez, la había visto en alguna ocasión, pero no recordaba cuándo o dónde .  

Ella me observa con pena. Pasa de la alegría a la desilusión  en un abrir y cerrar de ojos. Se voltea hacia Kenneth, quién  se acerca y la rodea con los brazos.  
–          Creo que me debes veinte dólares hermanita. – dice Kenneth a la rubia.

<<¿Hermanita?>> 

–          ¡Claro!, ¡Tracy! ¡No te había reconocido!- digo al fin - Te ves distinta.¿Cómo has estado?.

Solo la había visto en una ocasión en la que había pasado a buscar a Kenneth a almorzar. Por alguna razón, a pesar de que habíamos cruzado unas pocas palabras en aquella ocasión, había tenido una buena impresión de ella. En ese entonces, tenía  el cabello mas largo, ahora lo lleva al estilo Marilyn Monroe.  

–          Creo que ahora eres tú, quien me los debe - dice ella arqueando una ceja.  – Estoy bien Zoe, gracias por preguntar. - dijo y luego se viró  hacia Kenneth.

- Creo que será mejor que dejemos a Zoe alistarse - me da una última  ojeada de arriba a abajo. Me sonrojo y ambos hermanos salen de la habitación.  

Cuando me encuentro con ellos en el desayunador, veo cuatro tazas de café. Los números no me dan.         

Alguien grita a mis espaldas y yo grito y salto de nuevo. Mi corazón está a punto de atravesar mi esternón.

–          ¿No vas a darle un abrazo a tu madre?- pregunta madre luego de darme el segundo susto de muerte de la mañana. Procuro   borrar mi cara de espanto lo mejor posible.  

<<¡Mi Dios! ¿Es que nadie puede ser un poquito normal esta mañana?>>.  

- ¡Claro!- digo abrazándola. Se sentía bien.Hacia tiempo que no la veía.  –  ¿Como has estado?- pregunto.  

–          ¡Ya sabes! Lo de siempre.  

–          ¿Y George?.

George, es el marido de mamá y papá de Mar. La historia, es algo complicada, pero George fue básicamente quién  me crió  como si fuera su hija. Mi verdadero padre, se llama Anthony, no somos muy cercanos que digamos. Tal vez el hecho, de que siempre esté  ausente cuando más  lo necesito, incida en ello.  

Treinta Veces No Debo Desear [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora