16/30. Amor ☆

670 58 7
                                    

Que mentir está mal no es ninguna gran afirmación, todos lo sabemos y lo hacemos de todas maneras, ya sea consciente como inconscientemente. Es inevitable, incluso aunque lo hagamos con la mejor de las intenciones. Mentimos para hacer sentir bien a alguien, por temor, por vergüenza; y lo peor de todo, nos mentimos más a nosotros mismos que a los demás.

...

- Veamos si comprendo bien - dijo Marcus- ¿me estas diciendo que te rompiste la nariz resbalando de la ducha? .

- Así es - afirmó Kenneth con su mejor cara morada de poker face.

- ¡Hay hermanito! ¡Te ves terrible! - agregó Tracy por décima vez en la cena.

El hecho de que Kenneth estuviera mintiendo por mi causa no me hacía sentir menos culpable, sino, todo lo contrario. Recordé la mirada severa del doctor de Emergencias y sentí vergüenza de mi misma por mi arrebato.

- ¿Va todo bien? - murmuró Tracy.

- ¡Ajam!- respondí asintiendo.

La verdad es que no estaba nada bien. Hacia calor. Mucho. Demasiado. Y no se trataba de el ambiente.

- ¿Segura?- dijo frunciendo el ceño. De seguro me veía terrible.

Volví a asentir.

Me sentía fatal. Las pantis estrangulaban mis extremidades inferiores. Apenas y podia tomar alguna bocanada de aire en aquel ajustado vestido. Sentia las gotas de sudor emanando de mis poros y rodando por mi frente y espalda sin tregua alguna.

<<Respira Zoe, respira>>.

- ¿Quieres agua? - insistió Tracy.

<< ¡Quiero que dejes de atosigarme con preguntas de una maldita vez!>>.

- Estoy bien yo sólo ...

<< Estoy a punto de colapsar por falta de oxígeno, mi cerebro ya no responde, ¡ah! ¡Y por cierto! Tu hermano no se rompió la nariz accidentalmente. Yo  lo hice >>.

Las voces se tornaron difusas, los colores perdieron todo su brillo . Marcus, Aiden y Kenneth lucían competrados en su charla, mientras Tracy no me quitaba su ceñuda mirada de encima.

Cuando las luces en mi cerebro se apagaron, noté la ensalada estrellándose en mi rostro o bien, mi rostro estrellándose en la ensalada.

...

- ¡Hey tú ! - dijo Kenneth cuando recobre la conciencia - ¿Como te sientes?.

- Creo que soñé que era atacada por una jauría de verduras, o algo así. - sonrío - ¿Crees que es normal? .

- Nada en ti es normal, cielo- respondió con ternura y gracia a la vez.

- ¿Crees que tu padre lo halla notado? - pregunté apenada.

- ¿Te refieres la parte en la que colisionaste sobre su refinada vajilla?. - Asentí -. - Lo superará. No todos los días puede gozar de semejante privilegio.

- De seguro él  también creerá  que te maltrato- dije en un motín  . - Sin ánimos de ofender eres un pésimo mentiroso.

- Tú si que eres todo un encanto de mujer- sugirió Kenneth con fingida indignación.

Me recompuse apoyandome sobre el respaldo de la cama. Estaba en un habitación con personalidad de adolescente. Posters de Green Day y The Advengers, fotos de niños, una camiseta del Real Madrid  doblada y enmarcada en un cuadro, algunos trofeos de Taekwondo .  Era en efecto, la antigua habitación de Kenneth.

- La mayor parte del tiempo pienso que no te merezco - dije apenada.- Te juzgué tanto y de tantas maneras. - fruncí el ceño - ¿Cómo lo haces?.- lo miré fijo. Él me abrazó acercándose a su cuerpo. - ¿Que pasa por tu mente ahora mismo?.

- ¿Ahora mismo?. La mayor parte del tiempo pienso, que Alf era un extraterrestre de verdad - dijo a lo cuál ambos estallamos en risas.

Sin lugar a dudas, era plenamente consciente de que envidiaba y admiraba en igual medida la capacidad de Kenneth para salvar la situación y hacerme sentir mejor.

- Jamás me alcanzará la vida para agradecerte todo lo que has hecho en mi - dije abrazandolo más.

- ¿Bromeas?. ¿Y por qué crees que te pedí matrimonio?.  No me digas que jamás sospechaste de mis interesadas intenciones - retrucó.

- ¡Eres de terror! - dije entre risas a lo cuál el comenzó a hacer muecas sobre mi, haciéndome estallar nuevamente de risa.

- ¡Soy el mejor! - exclamó entre risas- Anda, dilo - dijo.

- ¡Lo eres! ¡Lo eres! - dije entre risas.

- Di: Kenneth Marshall, eres el mejor y por eso te amo - ordenó.

- Kenneth- dije aclarando mi garganta, y fingiendo seriedad - Kenneth, eres el mejor y - me detuve antes de proseguir. No era la clase de persona que afirmara algo ficticio. Esto era real - yo ... Kenneth yo ... en verdad te amo - solté finalmente, para luego perderme en su mirada y poco después, en sus labios. Como no amar a un ser tan irresistiblemente excepcional, como lo era el?.

Era oficial. Hoy catorce de marzo, afirmo y confirmo que estoy perdidamente, locamente, tiernamente, torpemente, inevitablemente, enamorada de Kenneth Marshall y no tengo, la menor intención querer negarlo nunca más.

...

Akira! Último capítulo a pedido recién terminadito! Obviamente dedicado a ti y los que me leen.

¡Besulis gente linda!

Treinta Veces No Debo Desear [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora