9/30. ¡Oops! Lo hice otra vez ☆

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El ser humano tiene una capacidad innata para tropezar dos veces con la misma piedra, incluso aunque pongamos todo de nuestra parte para hacerlo bien. Cada día me despierto pensando, hoy es el día, hoy voy a hacer las cosas bien, ¿Y saben que?, resulta que ni fue un buen día, ni hice las cosas bien; no por nada Albert Einstein dijo algo así como: Si quieres resultados  diferentes,  entonces no hagas siempre las mismas cosas. Albert por suerte la tenía clara, en mi caso  el asunto es totalmente diferente.

...

- ¿Desmayos, perdida de apetito...?- pregunta el doctor.

- Nop - digo negando con la cabeza.- Ninguno de esos síntomas.

- ¿Insomnio...perdida del apetito sexual?

- Ahmmmm...lo primero no, lo segundo .... -Zoe no mientas, no mientas- Todo normal- digo mientras Kenneth me observa de brazos cruzados complicemente.

- Bien.

Analiza las placas y los estudios de sangre con una postura meticulosa.

- Por lo que veo, está  todo bien.- dice mientras firma mi alta para luego entregarmela - En ocasiones, situaciones de estrés  pueden desencadenar procesos como éste. Tengo entendido que va a casarse. - Asiento y extiendo mi mano para recibir el alta. - Pues bien, felicidades.

...

- ¿Así  que no has perdido el deseo sexual?-  dice Kenneth con una media sonrisa mientras mantiene la mirada fija al volante.

- ¡Ya callate!-  digo golpeandole el brazo suavemente con el puño, a lo que el ataja mi mano, entrecruzando sus dedos con los mios. - Eso fue incómodo y hasta innecesario.

- Tal vez para ti, en cambio para el Doc fue mi productivo; incluso temí que hasta me pidiera tu número.

-  Muy gracioso. - bromeó. - ¿No has pensado que tal vez quería el tuyo?.

- Es una posibilidad, pero para su mala suerte, no estoy disponible. Sólo tengo ojos para una sola mujer. - Levanta mi mano a la altura de su boca y comienza a besar suavemente cada uno de mis nudillos. Lo observo anonadada.

...

Después  de cenar y lavar la vajilla lo siguiente es abrir la cama y acomodar las almohadas en el medio.

Estoy a los pies de la cama cuando Kenneth se pega a mi cuerpo por detrás  envolviendo sus brazos en mi cintura. Finjo un bostezo y me remuevo tratando de zafarme suavemente, pero él  comienza a besarme suavemente desde el lóbulo de mi oreja, pasando por mi cuello y siguiendo por mi hombro. Una oleada de cosquillas hace estallar cientos de estrellas fugaces en mi interior. En estos momentos mi area primitiva se hace paso anulando a la racional. Luego me toma de la barbilla y me voltea suavemente hasta que quedamos frente a frente. Vuelve a repetir el mismo ritual desde la otra oreja, al cuello pero esta vez se desvia hacia mis labios.

<<¡Zoe no, no te atrevas!>> me reprende mi subconsiente, pero yo hago oidos sordos.

Cada es beso suave y pausuado. Es como saborear la gloria.  Uno, dos, tres veces y luego se intensifica. Me toma el rostro tiernamente con ambas manos, mientras yo acaricio su espalda desnuda. Sus besos siguen camino hacia cuello. Su respiracion es agitada al igual que la mia.

- Te he echado de menos - me susurra al oido, provocando una descarga de adrenalina que me hace tirarlo a la cama y a mi, sobre él.

Lo beso sin pausa. Me falta el aire pero no me importa. No sé  si está  bien o esta mal, pero poco me importa.

Treinta Veces No Debo Desear [ Finalizada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora