Capítulo 28

22 4 0
                                    

-Mamá -la llamo entre sollozos, como cuando era pequeña y me peleaba con Andrew-. Mamá, sé que estás ahí. Por favor, sal.

Mi madre se acerca a mi alarmada. Me agarra de los brazos y me examina rápidamente, encontrando la sangre seca entre mis dedos.

-No es mía -le alivio-. Es de Will.

-¿Qué ha pasado? -pregunta, intentando consolarme.

-Su padre -contesto, sin poder decir mucho más. Me sigue doliendo el pecho-. Tuvieron una pelea y cayó al suelo. Se lo han llevado inconsciente al hospital. Y solo porque le pidió... Le pidió saber cómo había muerto.

-Cielo, explícate -me pide mi madre, haciendo que me relaje para poderle contar todo.

Una vez terminada la explicación, ella me mira incrédula. Supongo que ella tampoco se esperaba que papá me vendiese de ese modo. Pero a mí no me importa; solo puedo ver a Will, inconsciente sobre la camilla, con el cuello inmóvil y gasas blancas volviéndose rojas alrededor de su cabeza, apoyadas en la cama.

-Vamos -me dice, empujándome suavemente-, este lugar ya no es seguro.

Me saca del claro y me mete en el bosque. Pienso en Will, en todos aquellos fragmentos de mi memoria desde que lo conocí. Tal vez sería mejor no haberlo hecho. Aprieto las partituras contra mi torso, sujetándolas fuerte, pensando que así estará protegido. Pero él no está aquí. Salimos del bosque y nos encontramos en una calle que desconozco. Está formada por hileras de edificios antiguos, pegados los unos a los otros. Algunos de ellos parecen que se caen a pedazos.

-¿En dónde estamos? -pregunto, intentando cesar mi llanto.

-Esta es mi casa -contesta, sacando las llaves y abriendo el portal.

Subimos a un primer piso por unas escaleras de madera antiguas, hundidas hacia el centro por culpa del tránsito de residentes. Huele a humedad y comienzan a salir hongos en las esquinas. Abre la puerta con el hombro, dándole varios golpes antes de poder entrar. Es un piso sencillo, con un parque oscuro y puertas de madera. Las paredes están pintadas de un blanco roto, utilizando la técnica del gotelé. Desde la entrada se puede ver la cocina, de pequeñas dimensiones, con una campana extractora sobre una vitro cerámica, un frigorífico, un horno y un par de armarios de madera oscura. Al fondo del pasillo pequeño pasillo hay un baño sencillo y enfrente, una pequeña habitación con una cama doble.

-Siento que no sea tan grande como tu casa -dice mi madre-, pero al menos es acogedor. Ven, te enseño dónde puedes dormir.

Me lleva a su habitación y saca la cama de debajo. Arrima los muebles para que haya espacio para las dos y me ofrece sentarme para probarla. Lo hago y hecho un vistazo a mi alrededor. El armario está abierto y apenas hay ropa. Solo unas tres camisas y dos pantalones vaqueros.

-Veo que no tenías pensado quedarte mucho tiempo -comento.

-La verdad es que no -suspira mi madre-. Tenía pensado acercarme de nuevo a tu hermano y a ti y poder llevaros lejos de tu padre. Pero las cosas se retorcieron y...

-Y ahora tú y yo estamos en las mismas circunstancias -termino.

-Sí -lamenta-, y me temo que por eso nos marcharemos pronto.

Me quedo callada, asintiendo con la cabeza. A una parte de mí le horroriza la idea de irse, de dejar a Andrew, a Abby, a Will. No quiero seguir huyendo de mi pasado, pero por otra parte es mejor dejarlo así, desaparecer lo antes posible y no causar más daños.

Quédate cerca #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora