No corregí errores ortográficos.
Apenas y llegaba a su departamento cuando escucho el móvil, corrió dejando las cosas en el sofá y respondió, dos meses de su partida y aun no sabía nada de él.
- Diga - Tomó aire.
- Charlie - Se sorprendió mucho al escuchar esa voz.
- ¿Marcus? - Desde que había terminado con Nat él no le había vuelto a dirigir la palabra.
- Si, ¿Cómo estas? - Marcus se había debatido por más de dos semanas si era buena idea hablarle, pensaba que tal vez ella seguia muy molesta.
- Bien y ¿tú? - Él paso saliva.
- Yo... tenías razón - Marcus se encontraba en su habitación de los condominios, por suerte su compañero había salido fuera de la ciudad ese día.
- ¿Te encuentras bien? - Su amiga tomó asiento, la voz de él no se escuchaba bien.
- Estoy tan arrepentido - Lo escucho sorber la nariz.
- Lo se, pero no es conmigo con quien tienes que hablar, sólo te advierto que tal vez no te responda, no quiere saber de ti, cambio el número - Sonrió sin ganas, su chica, mejor dicho su ex chica era de armas tomar.
- ¿Podrías darmelo?
- No puedo, primero tendría que hablar con ella, y sabes como es, así que lo dudo.
- Lo entiendo, sólo dile que necesito decirle algo.
- Se lo diré.
- Perdóname las palabras tan cruel que te dije ese día, no se que me paso, tu siempre serás mi única amiga.
- Y tu mi mejor amigo - Quiso darle un fuerte abrazo en ese momento para consolarlo aun que sabía que no había echo las cosas bien.
- Te hablaré después.
- Esta bien, te quiero.
Fue todo.
Natalia se negó rotundamente a saber de él, dijo que por ella se podía ir a la mierda, Marcus lo entendió, las palabras irientes que le habia dicho su voz interna se las recordaba todos los dias como un castigo.
Los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, habían pasado. Ya un año de su partida y sólo había sabido de él una vez cada dos o tres meses, intentaba acostumbrarse a estar sin él, pero cada minuto del día sólo quería que volviera, verlo andar por la casa, que le cocinara, que la mirará, la tocará, le dijera cuanto la amaba, sentir su aliento envolviendose con el suyo.
Eran casi las cuatro de la madrugada del miércoles cuando se despertó bañada en sudor, sentía una fuerte opresión en el pecho, apena y podía tomar aire. Se puso de pie y casi cayéndose llegó al baño, abrió la llave y se echó agua en el rostro, en el cuello, humedeseo su cabello.
Sentía un enorme hueco en el estómago, camino de nuevo a la habitación y se sento en la orilla de la cama con las manos entre la cabeza.
¿Que es esto?, se preguntó ya preocupada.
Se hizo un ovillo en la cama y se quedo dormida nuevamente a las seis y media.
Abrió los ojos casi a media mañana, sentía que la cabeza le daba vueltas, se sostuvo de un mueble y camino hasta la cocina, tomó un vaso y sirvió zumo de naranja.
Después de un rato el mareo paso pero seguí con el pecho apretado, como si algo no la dejará estar en paz. Como no había ido a la escuela decidió avanzar en cosas que no entendía, pero no podía concentrarse.
- Diga - Respondió el teléfono que lo tenía aun lado.