Abrí la puerta de mi casa y salí corriendo, necesitaba encontrarle, no podía permitir que lo encontrasen y acabasen con su vida. Mientras más corría más nervioso me ponía. Corrí por cada una de las calles, pase por cada local que veía abierto y gritaba su nombre con fuerza pero fue en vano.
Poco después me dirigí a casa de Leonard. Necesitaba contárselo todo, necesitaba que me ayudara a encontrarlo.
El hermano más pequeño de Leonard abrió la puerta y se encargo de avisarle de que estaba aquí. Minutos después apareció.
-¿Qué ocurre Tom?
-Daniel se ha ido.
-¿Cómo que se ha ido?
-Hoy fui a verlo y ya no estaba.
Leonard comenzó a ponerse nervioso al igual que yo.
-Tenemos que encontrarlo.
Seguidamente cogió las muletas.
-¿No prefieres la silla?
-No, con ellas voy más rápido.
Poco después salimos de su casa y comenzamos a buscarle. Mientras habían comenzado a inspeccionar mi casa.
Recorrimos cada una de las calles esperando encontrarle, pero no apareció, se había esfumado. Leonard comenzó a llorar, yo le miré y lo abracé.
¿Dónde te escondes Daniel?- Pensé.
Caminamos cansados de vuelta a casa, con la mirada apagada y el corazón roto. Leonard se encerró en su cuarto y yo en el mío. Ninguno de los dos quería hablar con nadie, solo queríamos saber si nuestro amigo estaba bien. Moon se subió a mi cama y la abracé con fuerza, era lo único que me tranquilizaba, poco después recordé a Asa y me di cuenta que mañana era su cumpleaños. Hacía tiempo que no hablaba con él, así que decidí felicitarle a través de Moon.
-Llévasela mañana Moon- Dije acariciándola.
Pasado un rato cerré los ojos y me dejé dormir, estaba cansado de buscarle y no encontrarle. ¿Dónde estarás?¿Vives?¿Has conseguido escapar? Todas aquellas preguntas sin respuesta comenzaban a ponerme más y más nervioso, ¿Dónde estaba él para responderlas?
Horas más tarde salí de mi habitación, me senté en el sillón y comencé a recordar todos aquellos momentos que habíamos pasado juntos desde que nos conocimos hasta ayer. Mi hermana entró y me miró extrañada.
-¿Pasa algo Tom?
-No.
-¿Seguro?, no te he visto en toda la mañana, ¿ha donde fuiste?
-Fui a ver a Leonard.
Se hizo un fuerte silencio.
-¿Qué me ocultas Tom?
-Nada.
¿Estás seguro?
Me levante y me dirigí a mi habitación.
-¿A donde vas? Mama vendrá dentro de nada, vamos a cenar.
-No tengo hambre.
Dicho eso me encerré en la habitación y no salí en lo que quedó de día. No quería hablar, ni tampoco comer, solo quería cerrar los ojos y volver a ver a Daniel.
A la mañana siguiente me volví a levantar temprano, desayuné un vaso de leche y salí en su busca. Recorrí todas las calles, visite todos los locales, fui al puente, volví a recorrer las calles pero nada, ni rastro de él. ¿Dónde estás? Pensé una y otra vez. Me dirigí a casa destrozado, aquella situación me estaba matando. Una vez entré a casa le di un beso a mi madre y otro a mi hermana.