El hombre trajeado

1K 32 10
                                    

PV Asa

  Mientras sentía el frío  recorrer sobre mi cuerpo comencé  a cerrar los ojos, sentía que pronto me iría, sentía que pronto me reuniría con mi hermano, sentía que pronto desaparecería de este oscuro mundo. Pronto sería libre, pronto dejaré de sufrir pronto me consumiré en el olvido pero había algo que no me dejaba desaparecer del todo, había algo que en cierto modo me lo impedía todavía llamado Tom. Ayer me había escrito una carta, una carta que me hizo llorar, una carta que en cierto modo me ha echo recapacitar.

  16 enero 1944

   Se  lo que pusiste, se que quieres que te olvide, se que quieres esfumarte, se que quieres dejar de sufrir pero no me puedes pedir tal cosa, no me puedes pedir que te olvide, no puedes pedir eso, no porque no quiero, no quiero olvidarte y nunca lo haré, eres mi amigo y a los amigos no se les puede olvidar así como así. También quiero que luches por tu vida, se que eres fuerte y si has aguantado tres años puedes hacerlo un poco más, por favor Asa hazme caso, lucha por tu vida, lucha por ser feliz, lucha.

  Esas palabras me hicieron llorar toda la noche, Tom tiene razón pero es que solo no puedo, solo no podré salir de esta, solo no puedo.

  Más tarde mi imaginación reinó haciéndome desaparecer de aquel oscuro lugar, ahora estaba montado en un caballo corriendo hacía el infinito, sintiendo como la brisa rozaba mi cuerpo, sintiendo la sensación de libertad, también podía contemplar la verde pradera que nos rodeaba, es tan maravilloso, ojala lo hubiera podido hacer alguna vez, ojala hubiera podido cumplir todos mis sueños.

  De repente alguien acarició mi frío rostro, seguidamente abrí los ojos poco a poco, es un hombre trajeado, ¿Qué querrá?

  -Asa

Un momento aquel hombre había dicho mi nombre, respiré hondo y le respondí como pude.

  -¿Como....sa...bes...mi...nombre?

  De repente aquel hombre me cogió en brazos, separándome del suelo frío. Seguidamente me arropo con sus brazos y me sacó de aquí. El hombre no me miraba con odio, sino con ternura, además en sus ojos se podía expresar algo de tristeza. Más tarde llegamos a una habitación, debía de ser la suya, seguidamente me colocó sobre la cama, me quitó la ropa sucia y me puso una limpia, no era ropa de rayas, es toda blanca. Después de eso me tapó con una mata.

  -Ten bebe esto te sentirás mejor.

 Me levanté como pude y me lo bebí, seguidamente me volví a  acostar.

  -Mejor

  Asentí con la cabeza y me dejé dormir, hacía mucho que no sentía calor sobre mi cuerpo.

  Cuando me desperté el horrible dolor de cabeza había desaparecido, a mi derecha se encontraba aquel misterioso hombre velando por mi ¿Por que me ayuda? Al ver que me había despertado se acercó a mi y dijo con una sonrisa.

  -Veo que estas mejor

Yo no paraba de observarle aquel hombre era tan extraño

  -Asa ¿Qué ocurre?

  -No me hagas daño por favor

  -¿Que? No voy a hacerte daño

  -¿Por que me has ayudado?

  -Porque alguien me hizo darme cuenta de las cosas, no quiero ser un monstruo como los demás

  -¿Quien te lo dijo?

  -Tom

  -¿Que?

  -Tom me hizo abrir los ojos

  -Tom, es el mejor

  -No quería que te fueras de este mundo, decía que eres muy joven y tiene razón

  -Gracias

  -Estarás aquí unos días hasta que te recuperes, vale

  -Sí, pero y si se dan cuenta de que me estas ayudando

  -No lo harán, nadie entra a mi habitación

  - ¿Y los medicamentos?

  -Piensan que son para mí

  -Gracias por ayudarme, gracias por hacer caso a Tom

Después de eso volví a cerrar los ojos, quiero recuperarme del todo, quiero luchar por mi vida, quiero ver a Tom.

Cartas de un judioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora