Oscuridad eterna

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   Mientras miraba  el techo de la habitación, de mis ojos solo salían lágrimas, aquellas lágrimas expresaban todo el dolor que sentía, había sido un día muy duro para mí. Me sentía muy solo tanto que no me  importaría morir en este mismo instante. Lo que mis ojos habían contemplado hoy no se me iba a olvidar nunca en la vida.

  Mi hermano estaba cada vez más enfermo, diariamente le salía sangre de la boca, apenas comía, solo dormía.  Yo cada noche le contemplaba felizmente esperando  que un día se recuperara pero ese día no llegaba, yo seguía sin perder la esperanza aunque ya fuera poca. Todas las noches le contaba un cuento, siempre con final feliz, él me sonreía e incluso a veces reía, me encantaba verlo así aunque solo fuera por unos segundos, su risa me hacía estar feliz. Mientras dormíamos siempre se acurrucaba en mi y me daba un beso de buenas noches, más tarde le volvía la tos y yo le apretaba fuertemente contra mí, cuando paraba de toser me dormía. Algunas noches me quedaba contemplándolo mientras dormía, era tan bonito. Por el día cuando podía iba a verlo y le traía algo de comida aunque solo comiera un poco. Muchas veces le enseñaba aquella misteriosa cadena que me había encontrado aquel día y él sonreía pensando que eso era mama y  que nos estaba vigilando. Lo decía con tal ilusión que parecía cierto. El día uno de abril cuando cumplí 12, consiguió salir de la cama y paso conmigo mi cumpleaños en el comedor, él y otros niños me hicieron una felicitación, en ella había un montón de dibujos y en el centro Adriel había conseguido escribir (FELIZ 12 CUMPLEAÑOS HERMANO, TE QUIERO) Aquellas palabras escritas en aquel humilde papel me emocionaron tanto que deje escapar algunas de mis lágrimas, Adriel parecía que se iba recuperando, parecía que se iba a poner bien pero al final todo fueron ilusiones mías, a finales de mes volvió a empeorar y lo que parecía un final feliz no lo fue.

  Recuerdo perfectamente el día de ayer, al despertarme Adriel volvía a tener fiebre, fui al baño y moje un pañuelo con agua, seguidamente se lo puse en la frente y espere a que le bajara la fiebre, después fui a desayunar. Allí Charles se me acercó y me dijo tristemente.

  -Asa creo que tu hermano no sobrevivirá a esta noche

  -¿Por qué?

  -No es el primero que veo así

  -¿Tan mal está?

  -Sí, esta muy débil y casi no puede respirar

  -No, se pondrá bien, ya lo verás

Bajo la mirada, me agarró la mano y contestó tristemente

  -Asa, tu hermano....

Le miré aterrorizado y alejé mi mano de él

  -¡Mi hermano no va a morir!

  -Lo siento pero esta en las ultimas, no creo que aguante una noche más

  -¡No puede morir solo tiene 5 años!

  -Lo se pero esto es la realidad, tu hermano no mejora, solo empeora y el final de esto es la muerte

  -¡No! Grité asustado

  Después de eso salí corriendo a donde estaba mi hermano. Al entrar en la habitación corrí hacia el y comencé a llorar, no quería que se fuera. Me pase todo el día contemplando como dormía, nunca olvidaré aquel rostro. Más tarde se despertó y sonrió al verme, yo me metí en la cama con él y lo acurruque contra mi,

  -Asa. Dijo muy bajito

  -¿Que?

  - Te quiero

Aquellas palabras me hicieron soltar una sonrisa y más tarde alguna lágrima suelta

  -Yo también te quiero Adriel

  -Asa no me olvides

  -Como te voy a olvidar hermanito si eres lo que más quiero en este mundo

  Él sonrió y más tarde cerró los ojos volviéndose a dormir. Me pasé toda la noche abrazado a él no quería soltarlo por nada del mundo, no quería que me dejara solo, no quería que desapareciera de mi vida.

   A la mañana siguiente cuando me desperté Adriel ya no respiraba y el dolor se apoderó de mí. Me levanté y comencé a chillar su nombre despertando a los demás judíos, todos me miraban apenados. Charles intentó abrazarme pero no le dejé, no quería que nadie me tocase, lo único que quería era que me devolvieran la vida de mi hermano. Más tarde llegaron los hombres trajeados y echaron a los demás judíos, uno de ellos me cogió de los brazos y otro se llevó el cuerpo de mi hermano.

  -¡A donde lo llevan!. Dije

Pero no me contestaron, solo se lo llevaron, solo lo alejaron más de mi. Cuando aquel hombre desapareció de la habitación el otro me soltó y se fue también. Yo me tiré al suelo y comencé a llorar como nunca antes lo había echo, me había quedado solo, me había quedado solo en este mundo tan grande.

Ahora comenzará la historia del segundo protagonista. 

Cartas de un judioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora