Capítulo 23.

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[JUSTIN]

Llegué a mi casa después de... Mmm... La verdad es que no me acuerdo de lo que hice.

Entré, como de costumbre - una nueva de esa etapa - sin saludar a mi madre. Y cuando me tumbé en la cama noté algo que me molestaba: un papel.

« Hola Justin,

soy yo, Valeria.

Te escribo esto porque ya no puedo más.

Hoy, mientras mantenía a flote tus redes sociales, que es la única forma que tienes de comunicarte con tus fans y que también estás echando a perder, me ha llegado la noticia de que vas a tener un hijo. No sé de quién ni por qué, pero espero que sepas lo que estás haciendo.

Yo ya me he cansado de dejarme la piel por ti.

Lo siento mucho.

Te quiere,

Val.»

Me levanté corriendo y salí de mi cuarto en dirección a mi madre, que me esperaba en la cocina con otra carta.

Me la entregó con mirada impasible. Era una demanda.

Lo leí todo con atención. Ponía que había sido demandado por dejar embarazada a una mujer, una tal Mariah Yeater, y no querer hacerme cargo de su hijo. Tenía el juicio la próxima semana.

Dejé la carta sobre la mesa, vi la mirada de mi madre, le dije casi en un susurro « esto no es cierto » , y comencé a llorar.

Ella vino hacia mí y me abrazó hasta que me tranquilicé.

- Lo siento, mamá. - dije - Todo esto se me ha ido de las manos.

- Lo sé, cariño. Esperaba que te dieras cuenta pronto. Haremos algo. Tranquilo.


Durante la siguiente semana, nos encargamos de buscar al mejor abogado de todo el país. Concertamos varias citas con él. Además me hice una prueba de paternidad que daba negativo, por lo que no había más necesidad de comerse la cabeza.

El juicio estaba ganado.


El día del juicio llamé a Caitlin.

- Hola - me dijo muy enfadada.

- Sé que estás enfadada - dije sin saludar - Todos vosotros lo estáis. Lo entiendo y os pido perdón. Supongo que te habrás enterado de lo del supuesto embarazo. Es falso. Esperaba que lo supieras sin tener que decírtelo yo, porque ya me conoces.

- No, Justin , no te conozco para nada. No sé quién es la persona en la que te has convertido.

- Sigo siendo yo.

- Ella está hecha mierda ¿sabes? La has cagado.

- Lo sé. Lo arreglaré, te lo prometo. Necesito que nos veamos hoy. ¿Puedes?

- Sí. ¿Dónde estás?

- Todavía en mi casa. - respondí.

- De acuerdo, ahora voy para allá. - dijo antes de colgar.


La suerte estaba echada.

De nuevo.

Nunca digas nunca. Historia de una Belieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora