Capítulo 30.

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[JUSTIN]

- Nena, sé que hoy es mi día, pero tengo tu regalo desde hace tiempo y como solo quedan dos días más para tu cumpleaños... - le dije entregándole un sobre.

Ella lo cogió con esa expresión de "me encantan los regalos pero ¡deja de gastar dinero!" y casí pierde la mandíbula al ver lo que había dentro.

- ¿Pero estás loco?- dijo lanzándose para darme un abrazo.- ¿No tenías suficiente con Nueva York?

Eran unos billetes para París.

[VALERIA]

Cuando acabó la fiesta, Justin me ayudó a recoger todo antes de irnos a su casa.
Dormía allí para irnos juntos a la mañana siguiente.

Un fin de semana en Paris... ¿De verdad no me estaba imaginando nada de esto?

Subí al cuarto de Justin y mientras él actualizaba Twitter fui a ponerme el pijama.

- Voy a cambiarme.
- Val...
-Dime.
- ¿Por qué no te cambias aquí?- dijo con una media sonrisa.
- Porque no. Me da vergüenza.
-¿Vergüenza? ¿A estas alturas?
Se levantó de la silla y me persiguió hasta el baño. Me atrapó entre sus brazos y la puerta para besarme, y a un milímetro de mis labios alcancé el manillar y entré cerrándole la puerta en la cara.

Jaque mate, Justin.

Aún me esperaba en la puerta enfurruñado cuando salí.
- Anda, ven...- dije acercándome para besarle.
- No, ya no.
-Sí.
- No. ¡Socorro mamá!- dijo echándose a correr.

Entré tras él en la habitación y apareció en mi espalda.

Imagináos cómo terminó.

- ¡Chicos. la cena!- gritó Pattie.
Bajamos a cenar y después de acabar las maletas, nos fuimos a la cama.
- Buenas noches nena.- Me dijo dándome un beso en la frente.
- Buenas noches.

Kenny nos vino a buscar a la mañana siguiente para ir al aeropuerto.

[JUSTIN]


A la mañana siguiente, el día del cumpleaños de Val, llamé al servicio de habitaciones nada más levantarme para que nos trajera el desayuno.

Val todavía seguía dormida, así que tenía tiempo de sobra. Solo quedaba esperar.

[Valeria]

A la mañana siguiente una nota me esperaba junto al desayuno: "Desayuna tranquila, después baja a recepción y di tu nombre. Allí te dirán lo que tienes que hacer. Te quiero."

- Buenos días, soy Valeria.- había tardado menos de quince minutos en vestirme y desayunar. La paciencia no era uno de mis fuertes.
-¡Ah! - me dijo sonriendo la recepcionista - Toma.
Me dio una nota.
"Sal a la calle y cuenta tantos portales como años he cumplido."
Salí y empecé a contar. Llegué a una floristería.

- Buenos días señorita. ¿Qué desea?
- Hola, soy Valeria. - Dije tímidamente.
- Ah, ya me acuerdo. Un jovencito dejó esto para ti. - Me dio una rosa roja con otra nota atada al tallo: "¿Te acuerdas del día que nos conocimos? Suma los números, cruza de acera y vuelve a contar."
Esta me llevó hasta una tienda de fotos.
- Buenos días. - dije.
- Hola, joven.
- Me han mandado aquí por una nota. ¿Le suena Valeria? Es mi nombre.
- ¡Sí! Tengo algo para usted.- me dijo el dependiente ilusionado.- El joven me ha pedido que lo abra aquí.

- La foto del concierto...- Susurré sonriendo.
Salíamos abrazados en medio del escenario de Nueva York.
- Y esto también es para usted.- Me dijo entregándome la nota.
"Penúltima parada nena. Cuenta tantas veces como letras tiene un te quiero."

No me lo puedo creer... Yo le mato. - susurré entrando en la tienda de ropa interior a la que llegué ocho números después.

- Buenos días, ¿puedo ayudarle?
- Hola, buenos días. Soy Valeria, vengo en busca de una nota.
- ¡Ah! Valeria... Claro.- entró al almacén y salió con tres conjuntos de lencería - Estas son tus opciones.

Me enseñó tres conjuntos de sujetador y tanga preciosos. Me quedé con el negro. Solo quería salir de ahí. Estaba muerta de vergüenza.

- Me llevo este.- dije señalándolo.
- De acuerdo, pero el chico me ha dicho que no salga de la tienda sin ponérselo.

Mi cara debió ser un cuadro. Lo cogí y me metí corriendo en el probador. La nota estaba atada a la etiqueta. "Sé que te vengarás de esto, pero no sabes lo bien que nos lo vamos a pasar con el conjunto ;). Ahora sal corriendo. Te espero a la vuelta de la esquina."

Me despedí de la dependienta y ahí la vi: La Torre Eiffel.

Justin me sonrió detrás de su cámara de fotos. Esa aún es una de mis fotos favoritas.

- Antes de que me maldigas por lo de la tienda de ropa.- dijo sacando algo del bolsillo trasero - Te tengo que dar una última cosa. Te la debía. Y como todo esto es digno de libro, voy a hacerlo como si estuviéramos en uno.- Se arrodilló ante mí y abrió la cajita que tenía entre manos.- Valeria, ¿quieres casarte conmigo?

Nunca digas nunca. Historia de una Belieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora