Vidas de Instituto

Capitulo 10

Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y todos los estudiantes estaban nerviosos, sobre todo los de tercer año pues de sus notas dependería mucho el poder optar a una universidad u a otra. Por esa razón, Hakuryuu y Hinata se juntaron con Hak para estudiar en casa de este último y resolver dudas mutuamente; estando los tres solos creían que la cosa sería más amena pero estaban muy equivocados pues el as de las matemáticas, Yato, no estaba con ellos por lo que las dudas se triplicaron al intentar resolver entre ellos un problema más fácil de lo que ellos creían.

-No tengo ni idea de por qué x se despeja aquí y no aquí.

-Espera, ¿Se despeja ahí? ¿Por qué?

-¿Y esta "y" qué hace ahí? ¿No debería de haberse despejado al principio?

Los tres hablaban en susurros hasta que se convirtió en un griterío por parte de Hinata que se estaba empezando a volver loco con tantas "x" y tantos números que no sabía ni para qué servían.

-Creo que nos vendría bien un descanso.

-¿Tú crees? Llevamos más de una hora con un solo problema...

-Yo voto por llamar a Yato.

-No podemos hacer eso Hinata, Yato ha quedado hoy con Hiyori.- le informó Hakuryuu.

-Y conociendo a Yato se habrá quedado durmiendo y estará corriendo de un lado a otro de la casa pensando qué ponerse.

Los tres rieron pero se nuevo se pusieron serios al ver la mesa llena de papeles estropeados de tanto borrar y libros con rayas de colores al subrayarlos. Un largo suspiro salió de los tres amigos al mismo tiempo hasta que Hinata no pudo más y se levantó de un salto volviendo a pegar voces y maldiciendo a las matemáticas cuando, a la velocidad de un rayo, un muñeco de peluche entró por la ventana dando de lleno contra la cara de Hinata que le tiró al suelo de la fuerza que lo habían lanzado.

-Hi- ¡¡HINATA!! – gritó Hakuryuu acudiendo a su ayuda - ¿Estás bien?

Hak no se molestó ni en levantarse pues sabía perfectamente de dónde procedía el muñeco de conejo de peluche que le había regalado a cierta chica cuando cumplió los doce.

-¡¡Directo al blanco!! – se oyó la voz de una chica al otro lado de la ventana - ¡Qué fuerte eres, Yui!

-Te lo dije, soy bastante buena lanzando cosas a cierta persona.

Risas y más risas se entremezclaban con el llanto de Hakuryuu al no poder despertar a Hinata y de un murmullo malhumorado por parte de Hak que no tardó mucho más en asomarse a la ventana, al verle, las chicas también dejaron de reír.

-Te has pasado, ¿No crees, Yona?

-No hubiéramos recurrido a eso si no dejaseis de gritar tanto. Intentamos estudiar.

-Nosotros también.- dijo Hakuryuu que se había dado por vencido con Hinata – Lo que pasa es que las matemáticas son bastante complicadas.

-Y para nosotras la Física.

La casa de Hak y Yona estaban separadas por una delgada valla pero sus ventanas quedaban muy cercanas. Cuando eran pequeños y Son Woon se quedaba a dormir en casa de Hak ponían una escalera de ventana en ventana para que Yona también pudiera pasar la noche con ellos evitando ser pillados por sus padres. La escalera pertenecía a Hak y desde que entró en el instituto no la había vuelto a poner más, y eso que Yona se lo había pedido en un par de ocasiones para hablar con él pero no había recibido respuesta alguna a su petición.