Capitulo 14

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La última semana de clase llegó como un tornado y los estudiantes celebraban la llegada de las vacaciones con muchísima expectación. Todos tenían grandes planes para esos días, uno de ellos era común: Disfrutar y relajarse.

Tras la ceremonia de clausura Yato y los demás acordaron encontrarse unos días antes para su esperado fin de semana y terminar de organizarse: dónde quedarían, qué cosas había que comprar, asegurarse de que todos tenían los billetes del tren comprados, etc. Luego se despidieron y fue cada uno por su camino a disfrutar de lo que serían unas increíbles y electrizantes vacaciones de verano.

Un par de días después de terminar el trimestre, Morgiana decidió ir como todos los domingos a la biblioteca junto con sus hermanos pequeños. Su familia era muy grande y vivían todos en una casa gigantesca con tantos y tantos cuartos que un extraño tardaría cero segundos en perderse entre sus cuatro paredes. Vivían allí desde siempre. Morgiana tenía más hermanos mayores pero dos de ellos estaban en la universidad estudiando fuera y otro estaba en el extranjero trabajando; y ella, tras marcharse sus hermanos se había convertido en la hermana mayor por lo que debía cuidar de los pequeños los días de fiesta que sus padres trabajaban por esa razón siempre los llevaba al mismo lugar: La biblioteca. Tanto a ella como a sus hermanos les encantaba sentarse en la silenciosa sala y leer hasta perder la noción del tiempo.

-Nos veremos en la entrada a las una. ¿Entendido? – todos respondieron que sí alzando sus manos y con amplias sonrisas en sus rostros, entraron en silencio y se dividieron por salas, es decir, cada uno fue a su sala favorita. Morgiana se dirigió a la primera sala de la segunda planta dónde los libros de fantasía abundaban por todas partes. Era su temática favorita pero también le gustaban mucho las historias antiguas.

Mientras recorría las estanterías en silencio buscando aquel libro que le llamase la atención empezó a recordar la primera vez que llevó allí a su ex, Alibaba. Ahora se daba cuenta de que en realidad el chico no quería estar allí, que le resultaba estúpido y solo quería marcharse de allí cuanto antes pero en ese momento Morgiana estaba tan feliz explicándole cada rincón de la biblioteca, sus libros favoritos, cuándo fue la primera vez que pisó aquel lugar que no se daba cuenta de que Alibaba estaba muy aburrido y prestaba más atención a las chicas que había allí estudiando que lo que le contaba.

-Idiota...

Apoyó la frente sobre varios libros y sintió ganas de llorar, de expulsar esas lágrimas que llevaba encerradas dentro de sí y que reprimía día tras día por no dejar escapar. Lo había conseguido, sí, gran parte gracias a Hiyori, ella le había demostrado que Alibaba no era quién ella creía que era y tenía toda la razón, dos días después de cortar ya estaba saliendo con la chica con la que le pilló en su casa. No le dio mucha importancia cuando les vio pero cuando llegó a casa se encerró en su cuarto y empezó a golpear su saco de boxeo con tanta violencia que acabó rompiéndolo. También le había ayudado mucho a superar ese estúpido amor él, Hakuryuu, ese extraño chico que se le confesó sin apenas conocerla y que había acabado convirtiéndose en un buen amigo para ella. Le había ayudado muchísimo y le gustaría poder agradecérselo con algo pero ¿Con qué? ¿Qué podía hacer por él?

-¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda? - Morgiana giró la cabeza lentamente cuando se encontró con el mismísimo Hakuryuu a su lado con cara de preocupación que pasó a ponerse colorada en cuanto vio que se trataba de Morgiana - ¡¡Mor-Mor-Mor-Morgiana!! ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Necesitas que llame a alguien?

Morgiana sonrió ante la muestra de nerviosismo de Hakuryuu. Al principio le molestaba que cada vez que la veía se pusiera colorado o tartamudease, ahora esa parte inocente y adorable de él le estaba empezando a gustar mucho. ¿Desde cuándo se sentía tan a gusto a su lado?

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