-Entonces quedamos en eso, este sábado te presentaré a mis padres.
-Me estoy poniendo nervioso...
-¿Eh? ¿Nervioso? ¿Por qué? No tienes por qué... - pero Hiyori también lo estaba, incluso mucho más que el presidente del consejo estudiantil. ¿Por qué le había pedido eso? Desde que se lo había dicho se arrepentía cada vez más pero no tenía otra opción, no tenía más amigos chicos y esa tarjeta fue todo un rayo de esperanza para hacer que su padre abriese los ojos – Yo me voy por aquí.
Yato, que la había acompañado hasta la mitad de su camino, asintió.
-Gracias por todo, Yato-san.
-Yato, puedes llamarme Yato no hace falta que uses el honorífico.- dijo sonriendo y Hiyori sintió como se ponía colorada de nuevo, ¿Qué tenía aquel chico? Quitando sus ojos de color azul eléctricos y ese olor a colonia que le ponía el corazón a mil no tenía mucho más, aunque su coletilla y su poco gusto por la moda al combinar un chándal con un pañuelo te hacía darte la vuelta si te lo encontrabas por la calle. Tenía algo que hacía que la gente se le acercase, que les atraía.
-Gracias, Yato.
-Es un placer, los amigos de Hakuryuu también son mis amigos. Ten cuidado camino a casa. – y sin más se despidió y caminó por la calle de la izquierda. Normalmente es el chico el que se queda observando como la silueta de la chica se pierde pero en esta ocasión fue Hiyori quien se quedó clavada en el sitio hasta perderle de vista. Sentía la cara colorada y el corazón no se le detenía.
-No te emociones por nada, Hiyori, solo está haciendo su trabajo como presidente...
Y sin más también dio la vuelta y caminó rumbo a su casa, a esa hora el sol estaba casi oculto pero aún había mucho movimiento por esos lares, estudiantes que regresaban a sus casas, amas de casa que hacían las últimas compras, niños que corrían de un lado a otro o jugando en el parque. Hiyori observaba a todo el que pasaba por su lado con detenimiento, desde pequeña siempre jugaba a un juego que era tratar de imaginar qué tipo de persona era con la que se cruzaba: en qué trabajaría, en qué curso estudiaría, si tenía pareja, si los niños tenían una base secreta... doblaba la esquina mientras se imaginaba en qué trabajaría un señor que acababa de pasar por su lado con un maletín en su mano derecha cuando vio que había alguien esperándola en la puerta de su casa.
-¿Morgiana? – susurró - ¡¡Morgiana!! – gritó y corrió en su busca - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás bien? – pero cuando la chica pelirosa miró a su amiga Hiyori supo inmediatamente el significado tras las lágrimas de ésta – Vamos, entra, te prepararé un té.
Hiyori la invitó a entrar en su habitación mientras le pedía a su ama de llaves que le preparasen un té con algo de picar, sobre todo algo que llevase chocolate, luego regresó a su habitación y se encontró a Morgiana con la cabeza entre las piernas. Hiyori resopló y se sentó a su lado.
-¿Qué ha pasado esta vez?
-Tenías razón, Hiyori, tenías razón, y ese chico al que le he pegado esta tarde también.
-¿Hakuryuu?
-¿Le conoces? – preguntó desconcertada.
-Somos amigos desde hace bastante tiempo pero nos hemos distanciado un poco estos años, pero eso no importa, ¿Qué ha pasado? ¿Te has peleado con Alibaba?
Pero Morgiana negaba con la cabeza y su mirada se volvió oscura.
-Le he dejado.- vaya, eso sí que no se lo esperaba Hiyori pero en su interior se alegraba por ello – He ido esta tarde a su casa para... bueno, porque el otro día me dejé algo allí y tenía que recogerlo, y bueno, él me dijo que hoy iba a trabajar entonces tenía pensado esperarle allí hasta que regresase pero pensé "Quizás aún no ha salido" y llamé, y para mi sorpresa ¡Estaba allí! Y encima no estaba solo. Otra chica del instituto estaba allí con él, ¡A solas!
-¿En serio? – Hiyori intentaba parecer sorprendida pero sabía qué tipo de chico era Alibaba, la única que no quería verlo era Morgiana - ¿Qué te dijo?
-Nada, se quedó allí con cara de estúpido observándome mientras la otra chica se reía de mí. Ni siquiera le dijo que se callase, tan solo se limitó a mirarme con cara de bobo... ¿Desde cuándo tiene ese tipo de cara? - ¿Desde siempre? Piensa Hiyori pero claro, para Morgiana, Alibaba es como un tipo de príncipe con una cara de chico interesante cuando para nada lo es – En fin, que no le dejé que me diera ningún tipo de explicación, le dije que se acabó y me fui.
-¿Así, sin más?
-Bueno, antes de irme me aseguré que mañana viniera con un bonito ojo morado.
Hiyori estalló en una carcajada a lo que Morgiana se unió a ella, la tristeza y la rabia estaban amainando y empezaba a sentirse mejor, aliviada, por fin se le había caído la venda de los ojos y había visto al verdadero Alibaba, aunque en el fondo sabía cómo era, solo que no quería dejar a alguien que había sido el primero en fijarse en alguien como ella.
-Él se lo pierde, no te merece.- Hiyori la atrajo hacia ella y la abrazó, en ese momento llamaron a la puerta y la ama de llaves les dejó el té y un montón de dulces de chocolate, Morgiana se abalanzó prácticamente para devorarlos, Hiyori también la imitó.
Pasaron el resto de la tarde comiendo y haciendo chistes sobre Alibaba, Morgiana odiaba la forma que tenía de parecer alguien guay cuando en realidad no lo era, lo único bueno que tiene un tipo como él es que es guapo y atrae a las chicas pero de inteligencia nada, su única neurona viva que tenía estaba mirando para la pared. Al finalizar la tarde Morgiana decidió que ya era hora de marcharse y Hiyori la acompañó hasta la puerta.
-Gracias por todo, si me hubiera ido directamente a casa sé que me hubiera arrepentido y le hubiera acabado llamando y rogándole que me perdonase y que volviera conmigo...
-Has hecho bien, ahora debes mirar hacia adelante y cuando le veas ten la cabeza bien alta.
-Eso haré, y si no con mostrarle el puño tengo suficiente.
-Estoy segura de que no volverá a decirte nada, ni él ni esa chica que estaba con él.
Ambas ríen, esa noche hace un poco menos de frío que la anterior y es que la entrada de la primavera ha entrado con buen pie ese año.
-Esto... Hiyori, ¿Me ayudarías mañana a disculparme con tu amigo?
-¿Con Hakuryuu? – Morgiana asiente avergonzada – Claro, ya lo verás, es un buen chico. Él sí es el chico que toda chica quiere como novio.
-¿Te gusta?
-No no, Hakuryuu es como un hermano mayor para mí, estamos muy unidos, pero ya lo verás, en cuanto le conozcas un poco mejor querrás ser su amiga.
Morgiana no estaba muy segura, y mucho menos después de lo que le había dicho...
-No sé si podré ser su amiga.
-¿Por qué no? ¿Por lo del puñetazo? Tranquila, no está enfadado.
-No lo digo por eso... - Hiyori no entiende nada y Morgiana se lo cuenta, la chica ríe tanto que se tiene que agachar, le duele el estómago un montón – No tiene gracia – dice Morgiana muerta de vergüenza.
-Lo siento pero.- no puede dejar de reírse – Hakuryuu es así, directo, entregado, hace las cosas sin antes pensarlas pero es un buen chico, de verdad – Hiyori se limpia las lágrimas y se levanta – Te caerá bien, pero antes debes pedirle perdón, te has pasado un poco.
-¡Ya lo sé pero me estaba poniendo nerviosa!
De nuevo ríe.
-Hazme caso, en cuanto le conozcas mejor, empezarás a verle con otros ojos.
Por un momento Morgiana siente interés por ese extraño chico que le ha confesado que le gusta sin conocerla, pero inmediatamente olvida ese interés, su corazón aún está roto por culpa de ese maldito casanova. Morgiana se despide de Hiyori y pone rumbo a su casa con muchas cosas en mente, pero la principal de todas es que mañana deberá pedirle perdón a ese tal Hakuryuu y rechazarle adecuadamente, una vez hecho eso, tal vez, y solo tal vez, pueda llegar a empezar a verle como amigo si él se da por vencido con ella.
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Vidas de Instituto
AcakCrossover entre 4 de mis muchas OTPs favoritas... Cuatro amigos, cuatro amigas, mismo instituto, diferentes cursos, diferentes clubes, pero varios de ellos forman parte del Consejo Estudiantil y gracias a esa unión los ocho personajes empezarán a fo...