Capítulo 1

550 48 49
                                    


Eva Pardo contempla la última escena de la obra en su asiento en primera fila. Los actores están haciendo un excelente trabajo y en este último cuadro, dejan el alma en la presentación. Eva apenas sonríe y al finalizar la actuación todo el público aplaude de pie y, aunque ella también se levanta, no aplaude con tanta vehemencia como lo hace el resto. Ella no adula a nadie y no comenzaría a hacerlo ahora.

Juan Ignacio, en cambio, no observa a los actores. La mira a ella. Nunca había tenido la suerte de estar tan cerca de la leyenda del teatro y se pregunta si las historias que se cuentan alrededor de ella son verdad.

El actor principal la llama y la hace subir con ellos. Las miradas de Juan Ignacio y Eva se encuentran un solo segundo y eso basta para hacerlo desear a esa mujer.

Terminada la actuación y tras el cierre del telón, todos los invitados de esa noche se dirigen al bar del local, donde ya está preparado un lujoso cóctel.

Eva también acude al lugar, va acompañada de su fiel asistente, Gabriel, quien lleva trabajando con ella veinte años.

―¿Cómo crees que salió todo, Gabriel? ―pregunta la mujer deteniéndose justo antes de entrar al bar.

―Como siempre, mi doña, que es que la actuación de esta noche fue la mejor de todos los tiempos ―contesta Gabriel con su típico acento colombiano, el que no había perdido a pesar de los años fuera de su país.

―Esta es la última noche de la compañía antes de irnos en la gira más importante y la última, antes que cierre la compañía en España, por lo que todo, absolutamente todo, hasta el final, hasta el último segundo, debe salir perfecto, supongo que te hiciste cargo de todo.

―Claro que sí, mi doña, que hasta el último detalle está cubierto.

―Así me gusta, Gabriel. Eres un buen perro fiel.

Eva apura sus pasos hasta la barra del bar y pide una copa de champaña, golpea con una pequeña cucharilla el cristal para llamar la atención de los presentes.

―Buenas noches a todos ―habla en voz alta―. Bienvenidos.

La gente reunida allí responde a su anfitriona alzando sus copas.

―¡Por el cierre de Everwood en España! ―exclama con su copa en alto―. Disfruten, esta noche es suya. ―Apura el contenido de su vaso y todos hacen lo mismo.

Eva observa todo alrededor. El bar, en tonos lila, es de una elegancia exquisita, las luces de neón adornan las paredes y el espejo tras el bar, da un aire de intimidad al lugar.

Gabriel da órdenes a algunos meseros para que no falte nada a nadie y que la atención a la gente esté a la altura de la ocasión.

Mariano se acerca a Eva.

―Espero que por una vez en tu vida estés orgullosa de nosotros. Fue una actuación sublime.

La Mujer del TeatroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora