Capítulo 18

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―¿Qué te dijo? ¿Supo quién era yo? ―interroga Guido a su tío.

―Ella no tuvo reacción alguna cuando mencioné tu nombre. Él dice que conoce a tu papá.

―¿A Erick?

―Así es, que la última vez que lo vio, fue en un viaje que hizo a Europa hace algunas semanas.

―Justo antes de que muriera mamá ―medita el chico.

―Así parece.

―Pero entonces, ¿ella no sabe que soy su hijo?

―Al parecer, no.

La decepción se pinta en el rostro de Guido que, en el fondo de su corazón, esperaba que su mamá lo quisiera y le pidiera perdón y le diera una explicación racional a su abandono. Nada de eso ocurriría. Esa mujer ni siquiera lo recuerda.

―En todo caso, sobrino, si ella no te recuerda, ya nos encargaremos de hacérselo recordar ―sentencia el hombre con voz firme.

Guido no contesta, se mete a su habitación y cierra la puerta.

Juan Ignacio se queda observando la puerta unos segundos y luego se va a su propio cuarto. Piensa en Eva, ¿o Isabel? ¿Cómo había sido capaz de vender a su propio hijo y ahora actuar como si nada? No lo entiende. No logra encajar la imagen de Eva Pardo con la mujer que abandonó a su sobrino.

O quizás sí. Eva es una mujer querida, pero también muy temida. Las historias que giran a su alrededor son, por decir lo menos, extrañas. Incluso la muerte de Mariano. Nadie cree que se emborrachó y se desbarrancó en su vehículo. No. Muchos creen que "La mujer del teatro" hizo su aparición y lo asesinó. ¿Por qué? Juan Ignacio sonríe ante sus pensamientos. ¿Acaso La mujer del teatro necesita motivos? Sencillamente fue porque Mariano, al ser el líder natural del grupo la había reprendido por ser tan dura con ellos, él mismo lo había visto en España y era lo que se comentaba. ¿Qué más motivo que ella fuera criticada para querer asesinar a alguien? ¿No fue así su primer "asesinato"? La última en ver a Mariano fue ella. Y ya nadie más lo volvió a ver con vida. Además, según amigos y familiares del actor, él no bebía alcohol. O casi no lo hacía, por lo que no se tragaban eso de la borrachera y su posterior accidente. Y aquello genera otra duda: ¿Dónde consumió tanto alcohol para emborracharse de esa manera si nadie lo vio en ningún bar? Si esa mujer es asesina, que comete delitos perfectos, Juan Ignacio piensa que se libró de una muerte segura la noche que ella lo rechazó.

"No te conviene juntarte conmigo. No creo que quieras dejar a tu sobrino solo". Esas palabras de Eva resuenan en su mente. ¿Qué querría decir con eso? ¿Sería, como cuentan las leyendas a su alrededor, que era una especie de Viuda Negra? Otra de las historias acerca de La mujer del teatro, es que ningún amante sobrevive a ella. Todo hombre que se acuesta con ella, aparece muerto después. Esa historia surgió a través de una ex sirvienta de la actriz.

"Si es así, entonces, ¡cuidado, hombres de España!, que La mujer del teatro os matará si osáis poner vuestras manos sobre mí", fue la sardónica respuesta de la mujer en ese entonces.

Juan Ignacio siente un nudo en el estómago. Si las historias son ciertas...

Su sobrino podría estar en peligro si tal vez, solo tal vez, ella ya supiera quién es Guido... Por eso no se sorprendió. Ella estaba preparada para el encuentro. Eran ellos los que no.

Π

Guido sale de su cuarto y se dirige a recepción.

―¿La habitación de la señora Eva Pardo? ―consulta.

La Mujer del TeatroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora