Erick baja la cabeza y se da la vuelta para alejarse del grupo.
―¿Tú lo sabías? ―interroga Juan Ignacio a su cuñado.
―Sí. Lo supimos por casualidad. Guido era hermano de Rebeca. Lo descubrimos no hace mucho. Eso la descontroló. Creo que eso apuró que ella le dijera a él la verdad de su nacimiento.
―Yo me enteré hace algunos días ―agrega Eva― y te aseguro que no me hizo ninguna gracia.
Juan Ignacio cierra los ojos. Él se crio lejos de su padre, escapó desde muy niño de los maltratos refugiándose en casa de su abuela en España, mientras su familia se mudó a Chile. Allí, Rebeca se casó con un peón de fundo, con Erick, y se vinieron a Canadá. Algunos años después, se trajeron consigo a la madre y fue ahí, en ese momento, que el productor asesinó a su padre por todo el daño que les hizo a ellos. Y ahora se entera de esto.
―¿Mi mamá lo sabe? ―atina a preguntar con la cabeza revuelta de ideas.
―No, no creo que sea prudente que Consuelo lo sepa ―contesta Erick―. Es mejor que no... Ella... Ella no resistiría un golpe así.
Juan Ignacio clava su mirada en su cuñado.
―Perdóname, Erick, siempre te juzgué mal, yo...
―Está bien, Juan Ignacio, todos nos equivocamos a veces.
―A veces, Erick, yo he estado errado por más de treinta años.
―No pienses en eso, ya pasó, hay cosas más importantes de las que preocuparse.
Erick mira a su hijo que está absorto en el sofá. Se sienta a su lado y coloca una mano en su hombro.
―¿Cómo te sientes, hijo?
―¿Cómo crees? ―contesta haciéndole el quite a su papá.
―Guido, sé que esto no es fácil para ti...
―No es fácil para nadie ―interpela Eva―. Deja de hacerte la víctima, tú eres quien más libre ha salido de todo esto. Has tenido una vida feliz, con una familia que te ama. ¿Qué más quieres?
―Debieron decirme todo esto antes ―murmura el joven.
―Se suponía que nunca lo sabrías ―dice Erick.
―Pero lo supe y lo peor es que me enteré de la peor forma.
―¿Cómo así?
―Mi mamá... Rebeca ―aclara―. La mañana que murió ella estaba...
―¿Qué? ¿Qué estaba haciendo?
Guido se echa a llorar. Eva y Erick se miran. ¿Qué hizo Rebeca que lo dejó así y lo volvió loco?
―Dime, hijo, ¿qué te hizo tu mamá?
El joven niega enérgicamente con la cabeza sin contestar.
―Cuéntame ―insiste el padre―. ¿Qué pasó que te dejó tan mal?
―Ella hablaba con su amiga por teléfono... de mí ―solloza el chico.
―¿Con Miriam? ¿De ti?
―Sí, le decía que si no hubiera sido por mí, ella no tendría que cargar con el peso de un secreto, que ya estaba cansada de mí, que si seguía en esta casa era porque... porque no quería que la gente se enterase de "su verdad", de la relación que había entre ellas y que maldecía la hora en que me habían comprado
―No te compramos, ya sabes cómo fueron las cosas.
―Yo no le dije nada, me hice el desentendido. Fui por su desayuno y se lo llevé. Claro que su té tenía veneno ―confiesa en un murmullo.
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La Mujer del Teatro
General FictionEva Pardo, una mujer alrededor de la cual se tejen muchas historias, una mujer de temer que no le importa el qué dirán y nunca tiene una palabra de agradecimiento. Para ella, los hombres son un objeto desechable que sirven solo para usarlos en su p...