Capítulo 1: La Presentación.

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Scotie's POV
-¡Scotie!, ¡voy a llegar tarde!- gritó Jake desde la planta baja. Tener que ir a dejar a mi hermano de 16 años a la escuela cuando mi padre se iba de viaje era un desastre. Por suerte lo único que salía bien esos días era el desayuno que preparaba Rose, nuestra querida empleada, la cual llevaba cuidándonos toda la vida.
-Ya bajo, enano. ¡Hay gente que debe ir PRESENTABLE al trabajo!- dije con énfasis desde mi tocador, ya que ese niño siempre iba con la camisa fuera, los zapatos desabrochados y bueno, qué decir del cabello café con rulos incontrolables que tenía.
Terminé de ponerme el poco maquillaje que usaría ese día y corrí por la escalera con los tacones en la mano y la cartera en la otra.
Entré en la cocina y vi a Jake listo para marcharse, mientras que Rose me pasaba una bolsa y un termo.
- Su desayuno, mi niña.
-Eres un sol- dije al besar su mejilla.  Me puse los tacones y caminé al auto.
Jake se sentó de copiloto y me miró impaciente.
-¿Qué?- le pregunté apenas se comenzó a mover el auto del garaje.
-Nada, sólo que conduces como abuela - dijo simplemente y miró por la ventana. Yo no conducía como abuela. Él lo sabía y yo a su vez sabía que me estaba jugando una mala broma, pero si quería jugar, lo haríamos .

Normalmente el viaje a su escuela dura unos 15 minutos, pero por "alguna razón " llegamos en menos de 6. No es por alardear, pero casi rompemos el récord de los 210 kilómetros por hora. Lo sé, demasiado irresponsable para una joven de 21 años, pero es lugar poco transitado y somos de familia de carreras, tengan compasión.
- Qué tengas un buen día, enano.
-Tú igual- dijo dándome un choque de manos y bajando con su mochila a cuestas.
- ¡Hey, Jake!- grité por la ventana. Se giró y corrió a la ventana.- Te quiero, Jake, no lo olvides.
-Lo sé, yo también a ti, Scotie.
Luego de eso corrió hacia un grupo de niños y supe que eran sus amigos, los que siempre iban a casa y me conocían como " Scotie, la hermana velocidad de Jake"... Tal vez sólo Scotie, pero bueno.

Ese día había mucho trabajo en la sección de vehículos de carreras, ya que Formula 1 estaba a dos meses de distancia y los mejores motores no se construyen en un día.
Al llegar a la oficina, Louise, mi mejor amiga y secretaria, me dijo que mi padre me quería ver en su despacho. Se preguntarán, ¿no se suponía que estaba de viaje? Pues la verdad es que lo estaba, pero cuando es lunes en una empresa como ésta, se llega a trabajar como sea.
Entré en el despacho, saludé a mi padre y disfruté de la vista que se tenía de la hermosa ciudad de Londres.
-Hija, necesito que todo lo que tengas para hoy sea trasladado para mañana - dijo serio mientras giraba su silla para mirarme.
-¿Qué estás diciendo? Papá, la F1 no nos va a esperar un día más. Hay que hacer chequeos, pruebas de los autos, terminar los motores, ver... - me interrumpió.
-Créeme que necesito que vayas conmigo. Esta noche hay una exposición de autos.
-No, sabes que detesto tus...- me volvió a interrumpir.
-Debes elegir un auto, lo bastante bueno para ti.
Y no tuvo que decir más, me mandó a comprar un vestido, pero vamos, ¿ésto era para estar "bella y radiante" o para elegir un auto?
Pasó por mí cuando ya estaba completamente arreglada con un enterito color mostaza, ya que si iría a algo que no me gusta, mejor ir impecable, y tacones lo suficientemente altos como para verme de su altura, siendo que normalmente me saca un cabeza y media de ventaja.
Llegamos a la fiesta, la cual estaba repleta de personas y de autos. Saludamos cordialmente y justo cuando comenzaba aburrirme de cada palabra de lo que decía un chico tratando de impresionar a mi padre, vi un auto hermoso negro.
Me alejé sutilmente y aprecié el auto desde todos sus ángulos, ¡era perfecto para mí!
-Es hermoso- susurré.
-Al igual que el piloto -respondió una voz muy cerca de mi oreja. Me alejé instintivamente y me encontré de frontón con un chico medianamente alto y de cabello castaño, vestido de smoking negro de muy alta costura y con una mirada verdoza bastante profunda, pero muy pícara.
-Esa belleza es mía- dijo señalando el auto y dándome una sonrisa victoriosa.
-No lo creo- lo mire sería y desafiante.
-Aww, la princesa de papito no está consiguiendo lo que quiere, ¿qué va a hacer ahora?, ¿lo va llamar?- dijo de forma burlesca y acercándose cada vez más a mi. Pero vamos, ¿ creen que es la primera vez que me encuentro con tipos como estos? Estoy rodeada de hombres la mayor parte de mi día y hay veces donde no hay espacio para ser tolerante de estupideces como estas.
-Claro que haré eso- lo empuje hacia atrás, haciendo que se tambaleara y busque a mi padre, le hice una seña y en unos instantes estuvo a mi lado. Infantil, pero lo único que quería era salir por to de este lugar.
"¿De donde conozco a este imbécil ? " pensé mientras la cara del chico cambiaba gradualmente al ver a mi padre.
-Sr. Edwards- dijo en un tono total de respeto y asombro.
-Oh vamos Luke, ya te dije que me llames solo Mark.
-Un momento, se conocen?- dije totalmente extrañada.
-Claro que  si hija. Él es Luke Terrence. Luke, ella es mi hija, Scottie.
La realidad me cayó encima como un balde de agua fría. Luke era uno de nuestros corredores más importantes, sin contar que era el más joven y quien más premios había ganado en la Fórmula 1 de toda la historia del equipo "Mercedes Benz". Eso podría ser impresionante, pero era un Don Juan de primera. Cada fin de semana, de fiesta en fiesta, de chica en chica , etc. Al menos eso es lo que decían las noticias y rumores de él, y por lo que había visto, no se equivocaban.
-Es un placer, Scottie- dijo sonriéndome más confiadamente que en toda la noche.
-Lamento no poder decir lo mismo- dije más bajo.
-Bueno hija, ¿para qué me necesitabas?
-Cierto, este es el indicado- señalando el auto e intentando ignorar la presencia de Luke por completo.
-Lo siento, pero ese no está la venta, es de Luke, mi amor- mire a Luke con mirada asesina, mientras él me respondía con una de niño bueno.
-Pero- fui interrumpida por otro señor
-¿Como estás Mark?, necesito hablar contigo.
Mi padre se disculpó y se fue. Me dejó sola con Luke y sin auto. Odio cuando papá no me escucha aunque sea en las cosas más simples.
- Te ofrezco algo. Sé que tú sabes que yo corro y yo sé que tú también lo haces, así que, ¿qué dices de una carrera? Quien gana, se queda con el auto.- dijo extendiéndome la mano- ¿aceptas?
Esta bien, los ojos del tipo este hacen parecer todo un poco más convincente. No tengo idea de cómo él sabía cosas personales de mi, mucho menos de cómo yo olvidé su existencia si es tan importante para la empresa.
Pensé en que podría perder y antes de darme cuenta dije:
-Acepto.

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