31-Frío Reencuentro

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P.O.V. Remus
Hoy era el día en el que saldría al mundo otra vez, todo me dolía y ni hablar de como olía. Tantos meses sin una cama, un jabón, un buen chocolate, una plática amena en la biblioteca, de esas que tenía con... Nymphadora. Soy un tonto, no, creo que la palabra "tonto" esta muy corta. Apuesto a que soy el único que aleja a la chica que ama, para después ir a buscarla.
No puedo evitar sentir algo por ella, pero si puedo evitar hacerle daño. Mis padres y amigos siempre me decían que algún día encontraría el amor, no puedo negar que la idea me gusta, y mucho, pero cómo, qué ninguno de ellos se da cuenta de lo que puedo llegar a hacer, del monstruo que soy.
Nymphadora tiene una vida por delante, y lamentablemente no es conmigo. Arthur me dijo unos días antes de la misión que solo estoy jugando, que "le doy muchas vueltas", pero no es así, la amo, y por eso me alejo de ella.

Llegue a mi casa, para darme un baño y poder llegar "presentable" a la madriguera, aunque sabía que me esperaría por lo menos un regaño por parte de Molly.
Al llegar encontré mucha correspondencia, encontré una carta que reclamó toda mi atención. Me senté y con cuidado la abrí. Era de Tedd y Andrómeda.

"Remus.

Hace unos meses que no sabemos nada de ti, le hemos preguntando a Moody y el dijo que estás en una misión muy peligrosa y que regresarás pronto. Esperamos que te encuentres bien, pero no es por ti que escribimos, mi esposo y yo estamos preocupados por Nymphadora, no sabemos nada de ella, a veces sólo contesta que está bien, pero nosotros sabemos que no. Se ha negado a venir a la casa para Navidad, al principio pensamos que iría a la Madriguera, pero nos enteramos por Molly que también se negó a ir... no queremos que nuestra niña este sola, no en una fecha importante como lo es Navidad.
Así que te pedimos el favor de que vayas a verla, sólo asegúrate de que esté bien. Solo eso te pedimos.

Atentamente
Andrómeda y Edward Tonks

Pd: Seguimos enojados."

Era evidente que Tedd escribió lo último.
No lo culpo. Me puse a pensar que para que ellos me mandaran una carta esto tendría que ser algo serio.
Me bañe y arregle en el menor tiempo posible, tenía que avisar a la Orden, lo único que hice fue mandarle un patronus al director Dumbledore diciendo que explicaría toda la misión en la siguiente junta, mi prisa era tanta que mi patronus fue corpóreo.
Salí y aparecí frente al departamento de Nymphadora. No sé cuánto tiempo me quedé ahí parado, no sabía que hacer.

¿Y ahora qué? Después de que leí la carta la adrenalina hizo todo el trabajo, y ahora estoy parado frente a las escaleras con las piernas temblando, subí hasta llegar al pasillo donde estaba ella.

Tuve un pequeño deja vu, recuerdo cuando hice esto, cuando ella vivía en una casa más grande.
¿Qué le diría? Sólo tenía seguro que necesitaba saber que ella estaba bien. Llegue al último departamento, el que estaba al final del pasillo, y toque.

-Nymphadora, soy yo... Remus- acercó la cabeza a la puerta para poder oír-. Nymphadora, abre.

Escuche unas pisadas temerosas que apartaban cosas a su paso, las pisadas se detuvieron justo en la puerta, pero la perilla no se movió.
-Nymphadora, vamos - súplicaba con la frente pegada a la puerta-. Sé que estás ahí. Nos tienes muy preocupados...
-¿Nos?- alcance a escuchar-. ¿Ahora te preocupo?
-Lo haces, siempre lo has hecho y siempre lo harás.
-Vete.
-Nymphadora, por favor. Soy un imbécil, pero no te desquites con todos. Tus padres y amigos están preocupados...
-Cierra la boca, Remus.

Al escuchar las esas palabras guarde silencio, y vi como la perilla se movió y la puerta se abrió de par en par. Se veía enferma, estaba muy delgada, y su cabello no era el mismo, luego la mire a los ojos y sus ojos se veían tristes, no podía soportar eso.
-Soy un...- y no pude terminar. Nymphadora me pegó una bofetada que merecía-. Lo lamento -y me pegó en la otra mejilla.
Apreté la cara, su mano podía ser muy pesada o muy suave, pasaron unos segundos y no sentí nada, así que la mire y vi que estaba realmente molesta.
-Tien...-comencé a hablar pero ella levanto la mano.
-Cierra la boca, no quiero que me digas nada. Ahora me toca a mí, te amo, pero estoy harta de esto, estoy harta de que tú y tus estúpidos complejos no nos dejan en paz. Excelente, Lupin, me has colmado la paciencia, ya no aguanto, no puedo creer que seas así- había comenzado a gritarme-. ¡Eres valiente para arriesgar tu vida, pero no para luchar por lo que quieres!
Se detuvo porque había perdido el aire, no me atreví a cuestionarla, ella necesitaba desahogarse.
-No iré con mis padres, no iré a la Madriguera, no quiero -prosiguió-. No quiero estar con nadie, quiero pensar en lo que voy a hacer, espero que lo entiendas. Voy a estar bien. Ahora vete, solo vete y cuando tengas valor me hablas- cerró la puerta de un golpe y yo me quedé estático.

Ella sólo había dicho la verdad, pero no podía irme sin dar una excusa. Tome un papel y con magia escribí unas líneas.

"TAMBIÉN TE AMO, PERO SOY MUY POBRE, MUY VIEJO Y MUY PELIGROSO PARA TI.
CUIDATE. FELIZ NAVIDAD, DORA"

Lo metí por debajo de la puerta y esperé unos minutos.
-¡Estupideces, Remus!, ¡Estupideces!- dijo enojada.

Salí de ahí, pues ya no tenía caso.
Cada una de las palabras que había dicho eran verdad, no podía dejar de escucharlas en mi cabeza. Fui a uno de esos teléfonos muggles y marque a la casa de los Tonks, Tedd era nacido muggle y eso le facilitaba algunas cosas.
-¿Remus?
-Hola Tedd, estoy saliendo de casa de Tonks.
-¿Y cómo está? -su voz era casi un susurro.
-Bien, está muy enojada conmigo, pero bien. Me ha dicho que decidió pasar esta navidad sola.
-¿Qué le has hecho a mi hija? Ya no la reconozco, ¿dónde estuviste todo este tiempo?
-Dumbledore me pidió que me infiltrará en un manada de hombreslobo. Tedd necesito que me entiendas, amo a tu hija como nunca creí amar a nadie, no puedo evitarlo y estoy convencido de que no quiero evitarlo.
-¿En una manada dijiste? -la voz era de Andrómeda.
-Hola Andrómeda, sí. Me voy a alejar hasta donde sea posible, pero no me pidan que la deje de amar, ustedes...
-Lo entendemos -interrumpió Tedd-. Mi matrimonio pasó exactamente por lo mismo, pero no quiero que mi hija sufra, y si es lo único que te exijo. No hagas sufrir a mi hija, si te vas a ir, vete, si te vas a alejar, hazlo, pero decídete de una buena vez.

Tedd colgó sin darle tiempo de contestar, con las ganas que le quedaban se apareció en la madriguera.

Luna de coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora