18-Separados

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Habían pasado dos semanas desde que Remus salio de la casa de Tonks, los dos vivían en un constante calvario... se la pasaban esquivandose, incomodados por las decisiones y/o apariciones del otro, en fin no se la pasaban para nada bien, pero ninguno de los dos daba su brazo a torcer.
Un día en Grimmauld Place se encontraban Tonks y Sirius sentados en los sillones de la sala platicando de temas sin sentido, ambos estaban esperando a Remus quien últimamente salía mucho a caminar con Sofía y el pequeño.
-Tonks, te vas a lastimar el cuello,¡deja de ver la puerta!- dijo Sirius.
-Ya debería estar aquí...
-¿Has tratado de que Remus haga algo que no quiere?
-No puedo creer que sea tan necio, en verdad- decía Tonks a su tío.
-Él no quiere que frenes tu vida por él... aparte como si no lo conocieras, es un necio de lo peor y no quiere que elijas entre él y tus padres - dijo Sirius rodando los ojos.
Tonks iba a protestar pero el sonido de la puerta la hizo callar.
-Buenas ... b-buenas tardes -dijo Remus al notar la presencia de Tonks -. Subiré a bañarme, por favor no trates de sacarme del baño -dijo Remus más para Sirius que para Tonks.
-¿Por qué se tiene que bañar? ¿Tan sucio lo deja Sofia?-decía Tonks con el cabello rojo.
-¡Hey! No se lo a hecho ella, siempre viene sucio por culpa de John- dijo el animago en defensa de su amigo.

Tonks cruzó los brazos mientras miraba escaleras arriba.

-No lo entiendo. En verdad, ¡REMUS ES UN TONTO!- grito Tonks como que Remus lo escuchará.
-¿Un tonto?- dijo Remus bajando las escaleras, se había quitado el saco y traía la camisa doblada hasta los codos-. Me han llamado de muchas maneras, pero tonto, eso es casi nuevo.
-¿No los ves? ¡En verdad no lo puedo creer! Es imposible hablar contigo.
-Claro, porque soy yo quien está gritando.
-Solo ve a otro lugar de la casa, Remus.
-Con mucho gusto, Nymphadora.
-Yo hoy me encontré una rata en mi almohada- dijo Sirius que golpeaba la suela de su zapato de una manera anormal, era clave morse.
-Tienes razon -dijo Remus mirando a Sirius-. Perdona Tonks, es sólo que ... la posición de la luna no me ayuda y será mejor que ya no discutamos más.
-Por mí te puedes tirar a un pozo, Remus -dijo Tonks tratando de sonar indiferente-. A mi no me da ni me quita que estés aquí.
-Ajá- dijo Sirius, que guardó silencio cuando noto la mirada furiosa de Tonks-. ¿Escucharon? Mi hipogrifo me llama - y salió corriendo como alma que lleva la bruja.
-Perdóname, no estoy de buen humor para entablar una conversación- dijo solemne Remus.
-Pues no pareciera, yo te veo muy feliz. Yo me paso día y noche pensando en cómo hacer para que entres en razón y tú... - Tonks había cambiado el color rojo por un lila palido-.Tú... te la pasas muy bien -sus ojos se tornaban cristalinos - ¡Es muy difícil!
-¿Ya arreglaste las cosas con tus padres?- dijo Remus incómodo por las lágrimas que se aproximaban.
-No... dicen que soy una necia, caprichosa, que no entiende razón- dijo Tonks recuperando la compostura.
-Habla con ellos, tú y yo ...hace semanas que no estamos juntos, para algo debe de servir- en la voz de Remus se notaba la tristeza-. Al menos para eso...
-Es que no te das cuenta que no quiero que ellos me comprendan sí el precio es que tú y yo nos tratemos como completos extraños.
-No nos tratamos así...- dijo Remus notablemente incómodo.
-No, es peor. Tú quieres fingir que nada paso, realmente no quieres que yo comience con este juego, porque vas a perder.
-Te lo pido porque se que es lo mejor, en verdad se que es lo mejor para ti.
-No, tú no lo sabes, tú sólo supones que es lo mejor...
-No quiero pelear contigo, no otra vez.
-Está bien- Tonks sabía que si se quedaba más tiempo rompería en llanto y ya no quería llorar, ella tenía la ligera sospecha de que se estaba quedando sin lágrimas.
-Tonks, ¿a dónde vas? -pregunto Remus mientras la seguía a la puerta-. Tonks, contestame -pero ella lo ignoraba-. Tonks, Tonks... Dora.
-Buena fortuna, Remus- y sin más salió de la casa.

Ya habían pasado más de cinco días desde que Tonks y Remus hablaron. Esa mañana Tonks había recibido una misión que la mantendría ocupada hasta las vísperas de Navidad, las cuales estaban a menos de un mes.
Remus, al notar su ausencia se empezaba a preocupar así que decidido que mientras la cena le preguntaría a alguien de confianza.
-Kingsley, ¿cómo está todo en el Ministerio?- dijo Remus.
Hoy la mayoría de la Orden había quedado en cenar, así que todos se encontraban conversando.
-Muy bien, aunque estamos rebosantes de trabajo - dijo Kingsley-. Muchos han tenido que ir a trabajos de campo porque no nos damos abasto.
-¿En verdad? - dijo Remus interesándose en el tema- ¿Te a tocado ir a ti?
-No, a mi no pero a Tonks si, de hecho se fue con Sam... -comenzó a contar el moreno.
Pero Remus ya no lo escuchaba su mente comenzó a funcionar a toda velocidad, ¿y si le pasaba algo?¿y si se lastimaba?¿y si se encontraba a alguien?¿cuánto tiempo estaría ahí? ¿Y si viajo sola y se perdió? ¿Y si alguien trataba de enamorarla? ¿Quién rayos es Sam y por qué ahora Remus sentía celos?, en eso estaba cuando la un codazo lo sacó de sus pensamientos.
-¡Lupin! Kingsley esta hablando como loco y no le estas prestando atención - dijo Sirius.
-Perdona, en verdad lo lamento- Remus sacudió la cabeza y comenzó a entablar una conversación muy simple.
La cena terminó y todos se fueron a la cama, algunos como Sirius y el matrimonio Weasley, caían en un sueño profundo con sólo tocar la almohada pero Remus no, el sé tortura con interrogantes acerca de Tonks y su misión.
El no podía soportar la idea de que Tonks no volviera a ser la misma cuando regresará, ahora se daba cuenta de lo mucho que la esperaba todos los días.
Remus extrañaba a Tonks, la extrañaba en cada uno de los conceptos que se pueden imaginar. La quería ahí con él y eso lo hacía sentir la persona más egoísta del mundo.
-Esto no tiene pies ni cabeza - dijo Remus sentado en el borde de su cama mirando a la nada-. ¿Pero cuando algo en mi vida lo a tenido?
Pasaron los minutos, tal vez unas cuantas horas, hasta que Remus por fin entendió que tenía dos opciones:
˜ Aceptar que estaba enamorado y defender el sentimiento contra todos sus prejuicios.
˜Dejarla ir.
El sabía que no podía dejarla, pero lo intentaría, se ayudaría de su ausencia y así por fin lo lograría ... o no.

Luna de coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora