Capítulo especial.
Quiero de ante mano agradecer a todas y cada una de ustedes por haber votado en los #HMAwards, muchísimas gracias por todo su inmenso apoyo, no habría sido posible sin ustedes. ¡QUEDAMOS EN TERCER LUGAR! ¡DENTRO DE MUCHAS OTRAS GRANDES ESCRITORAS DE BUENAS HISTORIAS! Me siento realmente halagada.
Por eso he decidido regalarles este precioso capítulo. ¡Disfrútenlo!
Son las seis de la mañana y a pesar de que si sigo aquí se me va a hacer tarde para la universidad, estoy tomando mi tiempo para terminar mi desayuno. Me tomo el café y contemplo cómo se está aclarando el cielo... Y lo que sucede después no es culpa mía. Estoy de pie junto al lavavajillas, lavando la taza que he usado, cuando se enciende la luz de la cocina de la casa de enfrente y entra Cameron en mi campo visual.
Y entonces dejo de respirar. Los pulmones se me encogen, y literalmente, dejo de respirar.
—Santo cielo bendito —murmuro, y entonces consigo inhalar aire.
Estoy viendo una porción mayor de Cameron de la que había esperado ver jamás; en realidad, lo estoy viendo todo. ÉEl está de pie enfrente del refrigerador, completamente desnudo. Apenas tengo tiempo de admirar su trasero antes de que él saque una botella de jugo de naranja, desenrosque la tapa y se la lleve a la boca al tiempo que da media vuelta.
Entonces yo olvido su trasero. Ese hombre está malditamente dotado.
—Dios mío —digo con una exclamación ahogada.
Lo cierto es que Cameron está buenísimo por todas partes. Es alto, de cintura delgada y musculatura fuerte. Pongo la mirada un poco más arriba y veo que posee un pecho atractivo. Ya sabía que era guapo de cara. Ojos oscuros y sexy, dientes blancos y una risa agradable. Y malditamente dotado.
Me llevo una mano al pecho. Mi corazón está haciendo algo más que latir con fuerza. A aquella excitación se unen también otras partes de mi cuerpo. En un instante de locura, pienso en correr hacia su casa y servirle de colchón.
Me agarro del lavaplatos para no desmoronarme y terminar en el suelo.
Menos mal que no soy ese tipo de chicas..., porque de lo contrario tal vez hubiera cruzado a la carrera los dos caminos de entrada y me hubiera presentado directamente en la puerta de la cocina del vecino. Pero con hombres o sin ellos, todavía aprecio el arte, y Cameron es una obra de arte, una mezcla entre una estatua griega y una estrella porno.
No me apetece en absoluto hacerlo, pero tengo que decirle que cierre las cortinas; es lo propio por parte de una vecina, ¿no? Ciegamente, sin querer perderme ni un momento del espectáculo, tomo el teléfono de su base, pero antes de marcar un número me detengo. ¿Y si no lo llamo? ¿Y si sólo me voy de la cocina e ignoro todo lo que acaba de pasar? No.
Tengo que hacerlo. Por mucha tristeza que me cause, tengo que llamar a Cameron. Aspiro otra bocanada de aire y marco su número. Veo que él cruza la cocina y toma su celular. Está de pie, de perfil exactamente. Madre mía.
Se me llena la boca de saliva. Aquel maldito hombre me tiene, literalmente, babeando.
— ¿Hola?
Su voz profunda suena ronca, como si aún no estuviese despierto del todo, y aquella única palabra tiene un tono de irritación.
—Uh... Eh... ¿Cameron?
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Just Kidding ; Cameron Dallas #HMAwards
FanfictionAlex nunca pensó que tirar papel higiénico y huevos a la casa de su nuevo odioso y guapetón vecino le traería tantos problemas; pero había sentido que era su completo deber hacerlo. Estaba cansada de las fiestas y la música a altas horas de la madru...