"-Si quieres te doy una foto, duran más."

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Cuando recibí la noticia de que la señora Johnson y su esposo iban a mudarse, sentí pena y alegría.

Pena porque ellos realmente habían sido unos buenos vecinos, y definitivamente eran buenas personas. No quería que se fueran, ellos me caían bastante bien, al igual que a Rose. Y alegría, porque el motivo de su mudanza era nada más y nada menos que un embarazo y desde que nos mudamos aquí, ellos siempre había querido tener hijos. Ella había comentado algo sobre vivir más cerca de los lugares centrados y vivir más seguro, por su nuevo bebé. Me pregunté mentalmente si éste, el barrio en donde vivíamos, no era un barrio que encajaría dentro su palabra de "seguro", pero no le quise decir nada, por respeto.

El señor y la señora Johnson no eran viejos. Para ser una pareja cerca de los treinta y pico de años, se veían muy jóvenes, por no decir que contentos. Sin embargo, la noticia de un nuevo niño en el vientre de la señora Johnson me tomó por sorpresa. Fueron casi cuarenta minutos lo que duró su visita a mi casa, contándome las buenas nuevas. Después de eso, ella no volvió. Tomó todas sus cosas ese mismo día, y cuando vi el último camión de mudanza arrancar, supe que jamás volvería a verlos.

Eso fue hace ya varios meses, y hasta el día de hoy la casa estuvo en venta. Hubo varias personas que vinieron a verla, que incluso preguntaban a los vecinos cercanos, incluyéndome a mí y a Rose por vivir en frente, cómo era vivir por aquí.


Por eso me tomó por sorpresa el hecho de que un chico del que jamás había oído, ni jamás había visto, se mudara precisamente a esa casa. Es decir, se supone que cuando quieres comprarte una casa, tienes que tomarte el tiempo de ir a verla tú mismo. Pero yo a él nunca lo vi por aquí. Y lo digo yo, que durante estos últimos días no he hecho absolutamente nada productivo con mi vida, salvo correr en las mañanas y luego pegarme al televisor a ver Netfilx todo el resto del día.


Termino de preparar mi chocolate caliente y lo vierto en un vaso de porcelana blanca que dice "bébeme" en letra negra y en mayúscula. La había visto por internet, y me pareció lo más hipster y ridículo que había visto. Por algo la compré.

El día está frío. Cuando salí a correr esta mañana me di cuenta de que la neblina había bajado un poco, y que las nubes estaban negras. Nada ha cambiado, y eso que ya son casi las diez de la mañana.

Como siempre, Rose es la última en levantarse. Baja con un pantalón chándal y una blusa de tirantes pegada a su cuerpo. Su cabello está desordenado, y me doy cuenta de que anoche no se quitó el maquillaje que se puso, porque ahora mismo parece un mapache.

—Buenos días —dice mientras bosteza—. ¿Has ido a correr esta mañana?

—Sí, tú no lo has hecho, por lo visto.

Ella gruñe por lo bajo, y pasa a mi lado por un vaso de chocolate caliente.

—Está haciendo un frío que ni te imaginas, Alex, ¿cómo has podido salir a correr con este clima? —Exclama—. Yo de ti, me hubiese quedado durmiendo con miles de sábanas encima. Créeme, lo he disfrutado.

Río, negando con la cabeza.

— ¿Cómo te fue con el nuevo vecino ayer? —Le pregunto, recordándolo de repente—. Dijiste que ibas a saludarlo. Hasta me di cuenta que te pusiste vestido y todo, eh.

—La situación lo ameritaba —me responde levantando los hombros, restándole importancia—, pero yendo al tema central, él es más sexy de cerca, te lo aseguro.

Just Kidding ; Cameron Dallas #HMAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora