"-Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas."

2.1K 106 10
                                    

Capítulo largo como disculpa por no haber actualizado antes, sorry, las amo.



— ¿Cuál va a ser nuestro nuevo movimiento? Oye, estás más delgada, Alex.

Termino de colocarme una camiseta de Nirvana que llega un poco más abajo del muslo y me volteo a ver a Rudy. Está sentado junto a la ventana, espiando entre las cortinas, mirando exactamente la casa de Cameron. Sacudo un poco mi cabello y me pongo un short negro.

— ¿Movimiento? —ignoro su último comentario, cambiándome lo más rápido que puedo—. No estamos en una película, Rudy.

— ¿Por qué siempre lo arruinas todo? —se queja, haciendo berrinche—. No nos ha pasado algo interesante desde que iniciamos la universidad y cuando por fin ocurre tú simplemente la cagas.

—Gracias —respondo sarcásticamente, tirando la ropa que me quité hace un momento a la silla junto a mi escritorio. Camino por la habitación hasta llegar al closet—. De todas formas, ¿qué tanto miras a la ventana?

—Hay un montón de chicos —responde sin mirarme. Con sus dedos intenta hacer un hueco entre mis persianas para poder ver hacia afuera claramente. Cuando lo veo de reojo él abre los ojos y suelta un grito ahogado—. ¡Mierda, se quitaron las camisas, Alex! ¡Todos se quitaron sus camisas!

Con la mano que tiene libre comienza a abanicarse, como si su vida dependiera de ello. Lanzo una carcajada disimulada y me tiro a la cama, junto a Rudy. Gateo hasta llegar a la cabecera y me pongo de rodillas; abro un hueco en las persianas de la ventana y miro a la casa de Cameron. Cameron y sus amigos están en el jardín, todos sin camisa, jugando con un balón de playa. La música está a un volumen alto, que sale desde su auto. A un lado hay una parrilla encendida, no puedo ver exactamente qué hay sobre ella pero seguro que está encendida, se puede ver el humo por encima y el olor que llega hasta aquí es delicioso.

—Una parrillada —Rudy suelta—, ¡están haciendo una parrillada!

— ¿Y qué tiene? Hemos salido a vacaciones y la mitad del vecindario no está.

— ¡Hizo una parrillada y no nos invitó! ¡¿Cómo se atreve?!

Pongo los ojos en blanco y sigo observando. Está Aaron, el chico precioso al que le gustan los halcones marinos de Seattle; Grayson y un chico idéntico a él, su gemelo; un chico blanco de cabello castaño largo hasta los hombros, que por cierto nunca había visto antes; Carter, el novio de Rose; y Rose.

Un momento.

¡Rose!

— ¿Esa es Rose? —pregunto, entrecerrando mis ojos. Escucho que Rudy ahoga otro grito.

—Maldita perra traicionera. ¡No nos avisó!

—Deja de actuar como una diva, Rudy —sonrío burlona, viéndolo todavía hiperventilar.

— ¿Cómo es que tomas esto tan normal? —me pregunta con curiosidad sin dejar de ver a través de la ventana—. Es decir, tienes un vecino de infarto, y ese vecino de infarto también tiene amigos de infarto. Dios, como que voy a tomar tu propuesta y en serio voy a mudarme contigo.

—No es como si me interesara, ¿sabes? —le digo, alejándome de la ventana y recostándome en la cama. De repente me arrepiento de haberme puesto un short tan corto al mirar mis piernas—. No planeo acercarme a ellos de esa manera, nunca lo hago.

— ¿Por qué no? —esta vez él deja de mirar afuera y voltea su rostro para mirarme fijamente.

—No lo sé —susurro, más para mí misma que para él—. Desde niña siempre me metieron en la cabeza que... bueno, ya sabes... que nadie iba a fijarse en mí. Entonces me hice la idea, me lo creí, pero..., no lo sé, es algo realmente extraño.

Just Kidding ; Cameron Dallas #HMAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora