Alex nunca pensó que tirar papel higiénico y huevos a la casa de su nuevo odioso y guapetón vecino le traería tantos problemas; pero había sentido que era su completo deber hacerlo. Estaba cansada de las fiestas y la música a altas horas de la madru...
Sé que esto es molesto para muchas de ustedes, porque cuando leo una historia a mí me molesta, pero en este caso creo que es realmente necesario. Sé que lo he repetido muchas veces en los anteriores capítulos de esta historia, y en algunas de mis otras historias, y también sé que puede volverse fastidioso, pero bueh, aquí va otra vez.
La universidad me tiene hecha mierda, literal.
No tengo tiempo ni de ir al baño. He estado realmente ocupada que ni siquiera tengo cabeza, mucho menos imaginación, para seguir con cualquiera de mis historias, incluida esta. En algunos momentos que tengo libre, que son muy pocos, trato de continuar con un capítulo, pero nada llega. Y es porque tengo la cabeza metida en mi carrera. Y eso es porque es demasiado costosa y mantengo mi promedio alto para que mis papás me dejen seguir estudiando lo que amo.
Es más, aunque no les importa, les contaré por qué es que no tengo tiempo: En este momento estoy estudiando para un examen que incluye dos materias, tengo que hacer una presentación para una exposición también para mañana, el viernes tengo el día ocupado haciendo unas entrevistas para un documental de televisión con unos Argentinos y sólo tengo dos semanas para eso y, más encima, el sábado y el domingo tengo que salir a los centros comerciales a hacer una campaña sobre el arte, es decir, a hacer el ridículo, sí.
Estoy así, literal:
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SIN EMBARGO, NO VOY A CANCELAR LA HISTORIA. Solamente les pido paciencia con las actualizaciones. SI puedo entonces habrá nuevo capítulo, pero lo más probable es que no haya hasta la otra semana. Perdón.
Espero que entiendan. Las adoro demasiado y no me canso de darles las gracias por el apoyo que le han dado a esta historia. Me despido. Nos leemos en otra ocasión, si es que logro sobrevivir,
-Camila.
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