Prólogo

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Mi mirada va hacia la ventana de la enorme sala de estar. Un ruidoso auto negro convertible, con música a un muy alto volumen, se estaciona en la otra acera. De él baja sólo una persona. Mi mandíbula cae casi al suelo al ver al Dios del sexo recostarse en su bellísimo auto. Dejo el mando del televisor a un lado, olvidándome por completo de uno de los capítulos de mi serie favorita, y corro hasta el mueble que se encuentra pegado al ventanal. Me arrodillo y asomo un poco mi cabeza a través de las cortinas blancas de seda, rogando para que nadie me vea en estas.

Estoy espiando.

Y yo odio el chisme.

Vaya lógica, eh.

Siento mis cejas juntarse al verlo. ¿Quién es? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué estaciona su auto al frente de una casa en venta?

Segundos después, mis preguntas obtienen respuesta al oír un camión mucho más grande estacionarse detrás de su convertible negro. Leo el letrero que tiene a un lado de la puerta.

"Camión de carga. Mudanzas y trasteos. Información al 3145678324"

Mi mandíbula vuelve a caer casi al suelo, por segunda vez en menos de dos minutos, al darme cuenta de toda la situación. Él es el chico que va a vivir en la casa que antes era del señor y la señora Johnson.


Mis ojos se abren y me acerco más a la ventana, si es eso posible. El guapetón con músculos marcados, al que he decidido llamarle "Dios del sexo", habla tranquilamente con el que antes estaba conduciendo el camión de mudanzas. En menos de nada aparecen más personas con uniforme azul enterizo, como el de los mecánicos, y se disponen a bajar las cosas del camión. El Dios del sexo entrega unas llaves al conductor del camión y dándole una sonrisa estrechan sus manos. Comienzan a meter sus cosas dentro de la casa.

Yo me sorprendo cada vez más.

Jadeo de solo pensar que tendré como vecino a una de las personas más bellas que ha pisado el planeta, además de Dylan O' Brien. Es que vamos, Dylan además de ser tierno, es malditamente sexy. No lo cambiaría por nada del mundo.

Sigo mirando por la ventana, tomando algo de la tela de la cortina entre mis manos y apartándola de mi cara para poder observar al chico que ahora está cruzado de brazos, mirando cómo los demás hacen el trabajo.

Los músculos de sus brazos se marcan cuando hace eso, y de solo pensar que...

— ¿Qué estás haciendo?


Lanzo un grito de sorpresa al escuchar la voz de Rose detrás de mí. Tanto es el susto, que salto del sillón y termino en el suelo. Sí, me he caído de culo. Hago una mueca, tratando de sentarme en el suelo. Joder, eso sí ha dolido.

— ¿Estabas espiando a alguien?

Levanto y mi cabeza y la miro.

—No.

—Oh, definitivamente sí estabas espiando a alguien.

Ella literalmente corre, igual como lo hice yo hace unos minutos, y se sienta en el mismo sillón junto a la ventana. Lanza un grito ahogado y se lleva las manos a la boca de la sorpresa.

— ¿Quién es ese?

Me levanto del suelo y trato de sentarme junto a ella en el mismo sillón pequeño.

—No lo sé, lo vi llegar hace cinco minutos, ese es su auto —señalo el convertible negro con la cabeza—, tiempo después llegó ese camión de mudanzas.

—Es el mejor día de mi vida, Alex —chilla de la emoción—, ese tipo sexy será nuestro nuevo vecino; Dios ha escuchado mis plegarias, ¡Sí, sí, sí! —Se levanta del sillón y comienza a dar saltitos por toda la sala. La miro enarcando una ceja, tratando de no reír—. Definitivamente tengo que saludarlo. No pasa de hoy, lo juro.

Y dicho esto, sale corriendo escaleras arriba, con cuidado de no caerse. Suspiro, preguntándome una vez más por qué mi mejor amiga es tan rara. Vuelvo mi vista a la ventana, y mi cara pierde color al observar lo que está al otro lado del vidrio.

Está mirándome.

Joder, está mirándome, y acaba de sonreírme.

Y como no puedo ser más idiota, me escondo rápidamente debajo de la ventana, agachando mi cuerpo, esparramándome en el sillón. Qué vergüenza.

Bueno, quizás ya se ha ido, o solo me ignoró y entró a su nueva casa.

Vuelvo a levantarme, ésta vez más despacio, con cuidado de no parecer una acosadora, y miro por la ventana. Reprimo otro grito cuando me doy cuenta de que él no se ha movido de su lugar. Al contrario, ahora se encuentra observando mí casa, y para ser más específica, se encuentra mirándome a mí, mientras me da otra sonrisa.



Yo solo espero que de aquí en adelante no tenga ningún problema.




Cabe aclarar que esta historia es completamente mía. No se aceptan adaptaciones ni copias parciales o totales. Cualquier parecido con otra historia es pura y mera coincidencia.  Espero que les guste:).

-Camila.



Just Kidding ; Cameron Dallas #HMAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora