t r e i n t a

8 1 0
                                    

Salimos corriendo de la enfermería en dirección a donde Saray e Iñigo me esperaban. Cuando llegamos me los encontré junto con poco más de diez personas.

— ¿Saray? — Pregunté confuso al ver a tanta gente.— ¿Qué es esto?

— Christian yo no he sido.— Respondió rápidamente levantando las manos.— Fue Iñigo quien los trajo a todos aprovechando que yo no estaba.

— ¿Y dónde estabas entonces?— Pregunté cruzando mis brazos.

— Fui a por tu hermana.— En ese mismo momento Nilusi vino corriendo a abrazarnos, tanto a mí como a Erza.

— ¡Nilusi!— Exclamamos de emoción al verla venir hacia nosotros.

— Bueno Iñigo, ¿algo que decir?— Pregunté a mi mejor amigo.

— Si.— Respondió secamente.

— Soy todo oídos.— Agregué. Todos formaron un círculo a nuestro alrededor.

— Jamás podría abandonar a todas estas personas en este infierno, sería incapaz de viv...— Su explicación fue interrumpida por una mujer.

— Chicos, silencio, el guardia de noche esta patrullando por la carretera, tenemos que escondernos.— Ambos miramos hacia la carretera y vimos como paseaba un soldado cargado de un subfusil.

— Mierda, tumbaros todos en la hierba y no hagáis ruido.— Ordené y todos me hicieron caso. Yo también me tumbé y apreté la mano de mi hermana.

Cuando el soldado estaba en frente de nosotros, a unos cuantos metros, uno de los hombres que se encontraba con nosotros salió corriendo hacia él, llamando así su atención y ganando que lo apuntara. Mientras tanto, otro de los nuestros salió corriendo hacia ellos para degollar al soldado, matándolo rápidamente de forma que ni el propio soldado se enteró de lo que pasaba.

— ¡¿Se puede saber qué os pasa a vosotros dos?!— Preguntó la misma mujer que minutos antes nos había alertado del soldado.

— Si queremos hablar tranquilos esta era la única solución.— Respondió uno de los dos.

— No se como sois capaces de hacer eso... ese hombre tendría una familia, unos hijos que gracias a vosotros se han quedado huérfanos. ¡Sólo estaba trabajando!

— Trabajando para una puta.— Agregó el hombre que lo había asesinado.

— Además, no es la primera vez que lo hacemos.— Dijo el otro chocándole la mano a su compañero.

— ¿Y podéis dormir por las noches?— Preguntó la buena mujer.

— Si.— Asintieron los dos a la vez, dirigiéndose la mirada y sonriendo.

— Bueno chicos,— Me metí en la conversación dejando a un lado mi timidez.— ya no se puede hacer nada. Además, creo que hicieron bien en matarlo.— Admití.— Yo no lo habría hecho, pero al menos podremos hablar.

— ¿Cómo os llamáis?— Preguntó Saray.

— Yo soy Lennon, preciosa.— Dijo el asesino.

— Y yo soy Leo, belleza.— Agregó el otro hombre.

— Wow, los treintañeros Lennon y Leo.— Dijo Saray riendo.

— ¿Treintañeros?— Preguntaron Lennon y Leo mirándose con caras graciosas.— Tan solo tenemos veintinueve años.

— Pues aparentáis treinta.— Dijo mi amiga giñándoles un ojo. ¿Acaso a mi amiga también le gustaban los chicos?

— Y tú, ¿cómo te llamas?— Preguntó Iñigo a la mujer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 14, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora