s e i s

28 11 0
                                    

La casa era bastante amplia, contaba con tres habitaciones, cocina, comedor y un gran salón. Uno de los dormitorios fue para los señores Smith, Ángela y yo dormirmos en otro, y Rubén e Iñigo en el último y más pequeño. La cocina estaba llena de comida deliciosa, así que pudimos darnos un manjar.

-¡No!-Gritó la señora Smith, nos despertó a todos.-Ya no hay luz ni agua caliente.

-¿Qué?-Preguntó Ángela medio dormida.

-No tendremos más luz y agua caliente hasta que acabe todo esto.-Aclaró el señor Smith medio dormido.

-Estaba clarísimo que lo iban a hacer, mucho han tardado.-Dijo Iñigo.-Pero no hay tiempo para lamentaciones, creo que es hora de continuar nuestro viaje hasta Atlanta. Nuestras familias nos esperan.

-Me temo que tienes razón.-Dijo la señora Smith.

-Coger todo lo que necesiteis, debajo de la cama había una maleta, nos servirá para guardar lo necesario: comida, ropa o lo que queraís.-Dijo, como no, Iñigo.

En unos veinte minutos ya habíamos guardado lo necesario y íbamos a salir. La señora Smith abrío la puerta y un caminante saltó encima de ella. Ángela se puso a gritar y yo la abracé lo más fuerte posible, en cambio, Iñigo, sin pensárselo dos veces cogió su cuchillo y se lo clavó al caminante en la cabeza, pero fue demasiado tarde, las tripas de la señora Smith estaban abiertas y según pude ver, los intestinos partidos por los numerosos mordiscos, no obstante, la señora Smith seguía consciente emitiendo algunos gemidos de dolor.

-Estela, mi amor...-Comenzaba a despedirse el señor Smith.-¿Qué ha pasado? No te mueras porfavor, eres imprescindible en mi vida, no me dejes sólo en este mundo.- Empezaban a resbalar lágrimas por sus mejillas.- Cariño... Te quiero demasiado.

-Ricardo... Cielo... ¡Qué al fin me voy!-Decía la Señora Smith con una voz muy débil.- Veré a mí abu después de tanto tiempo... Y a mamá, y a nuestro hijo... Y como no, te estaré esperando, pero antes de eso... Tengo que... Pedirte una cosa, encuentra al niño... Y sobrevivid, porfavor...

Una única lágrima dejó caer, y su marido la limpió. Se quedo mirándola un buen rato, la besó en la frente y habló: No te preocupes, cariño, lo encontraré. Nos vemos en el más allá.

-Se feliz por los dos...-Fueron las últimas palabras de la señora Smith, que moría lentamente delante de nosotros.

-Te amo, y siempre lo haré.-Dijo el señor Smith sin esperar respuesta.

-Lo... lo siento mucho.-Se atrevió a hablar Ángela con alguna lágrima en los ojos.

-Todo pasa por algo- Respondió el señor Smith limpiándose las lágrimas.-Pero no tenemos tiempo que perder, sigamos con nuestro camino.

Iñigo, Rubén, el señor Smith, Ángela y yo salimos de la casa sin decir ni una palabra. El señor Smith, o como me había enterado después de tantos años viviendo al lado, Ricardo, había sido muy fuerte tras la pérdida de su amada esposa y le veo capaz de cumplir su última voluntad, encontrar al hijo del que nunca había oído hablar. Ni si quiera quiso enterrarla, simplemente, huyó de la casa en la que murió su mujer, y mantuvo un silencio durante unas cuantas horas. Nosotros cuatro tampoco abrímos la boca, no queríamos molestarle.

-Perderemos a mucha gente a partir de ahora.-Decidió hablar cuando ya llevábamos unas cuatro horas de viaje.-Pero nunca, nunca estaremos preparados para cuando pase.

No obtuvo respuesta, supongo que mis amigos, al igual que yo, no sabían que decir.

-Puede que alguien de nosotros muera antes de llegar a Atlanta. También puede que no.-Continuó hablando.-Y quizás nunca volvamos a ver a nuestros seres queridos, porque ahora mismo solo estamos nosotros cinco. Supongo, que al igual que yo, tengaís muchas preguntas y pocas respuestas, como donde y como estarán vuestras familias o cuando acabará esto, si es que acaba y no es la extinción de la humanidad.

-Quiere decir usted, ¿que quizás esto sea el fin del mundo?-Preguntó Ángela.

-No lo sé cielo, ya no tengo claro nada.-Respondió el señor Smith con su mirada pérdida en la carretera.

The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora