Capítulo 4

1K 78 5
                                    

CAPÍTULO 4

HERMIONE

Sentada sobre el retrete respiraba mordiéndome el labio, observaba casi obsesivamente la poción que se encontraba frente a mí, si cambiaba de color en los próximos 30 segundos estaba embarazada, no podía estarlo. Me incorporé intentando peinarme, ese día llegaría tarde a San Mungo, pero la sola idea de quedar preñada de nuevo hacia que me pusiera excesivamente nerviosa y no podía negarlo, también me estaba deprimiendo.

Ron entró observando la pócima, se llevó el cabello hacia atrás pero sonrió agachándose a donde me encontraba.

Bueno, podremos intentarlo el siguiente mes.

—Sí — respondí con la culpabilidad marcada en mi rostro.

—¿Hace cuánto dejaste la poción anticonceptiva?

—Hace... tres meses me parece — mentí sonriendo.

—Bueno quizá no lo hemos hecho el día correcto, nos encargaremos de que el siguiente mes no fallemos, tendremos ese bebé — prometió ilusionado besándome, de pronto la bata de satín fue arrancada, me puso de espaldas para hacer el amor en silencio mientras nuestros hijos aún dormían.

Era algo que no podía evitar, él seguía siendo mi esposo y me excitaba que me tocara, había dejado de resistirme, deje de luchar por evitar los encuentros íntimos, ahora volvía a ser su mujer, intentando no pensar en lo que sentía, luchaba día a día por olvidarlo, bajando la vista cada vez que Severus iba a recoger a Susan al trabajo, mordiéndome la lengua para no decirle nada, conteniendo las lágrimas cuando ella lo besaba.

Terminé de rodillas al piso con Ron sosteniéndose de mi cintura, mordiendo mi espalda totalmente agotado. Se levantó con rapidez cuando escuchó la puerta contigua abrirse, en un santiamén él ya estaba vestido y presentable.

—Definitivamente, tú y yo necesitamos vacaciones y sería buena tomarlas antes de que quedes embarazada.

—Los niños.

—Mi madre podría cuidarlos, iré a preparar a los niños, termina de arreglarte o volverás a llegar tarde — arqueé la ceja molesta, esas impuntualidades se debían a él exclusivamente.

Una vez que salió del baño, tome una ducha rápido. Salí corriendo hacia la recamara, sacaba cosas de los cajones como loca, unas medias, unas bragas limpias, un vestido corto, un saco, me lo fui poniendo mientras le gritaba a Ron si ya les había preparado el almuerzo a los niños, si Rose llevaba su mochila, si la pañalera de Hugo estaba lista.

—¡Todo está listo! Iré a dejar a Rose a la escuela, te veo a la hora de la comida — me gritó desde el piso de abajo, escuche como se cerraba la puerta y con eso la paz reinó.

Los pude ver subirse al auto, yo sabía que lo odiaba pero no tenía otra forma de llevar a Rose al colegio y dejar a Hugo en la guardería. Subí a la mesa de noche para sacar la caja que celosamente guardaba a escondidas de mi marido, la abrí con ansiedad tomando la poción anticonceptiva, respiré tranquila, tenía al menos una preocupación menos en mi lista.

...

Entregué los reportes de urgencias, observé el reloj bastante ansiosa, dos pacientes más llegaban y pasaban ya de las cuatro de la tarde, a esas alturas Ron ya habría entendido que no podría llegar, maldije por unos momentos, necesitaba tanto ver a mis hijos.

Susan llegó ya preparada, una sonrisa adornaba su rostro, bajé la vista ignorando los celos que comenzaban aparecer de pronto. Me dirigí a la sala de estar, no podía seguir tolerándolo por mucho tiempo, cada vez que la veía feliz un dolor se anidaba en mi pecho, la felicidad que era mía, Severus prefería dársela a la persona que tenía más cerca, como si fuera su manera de castigarme por sus propios pecados.

Una promesa no cumplida (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora