Capítulo 17

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CAPÍTULO 17

NARRADOR

Hermione se hizo a un lado rápido, cuando sintió entrar a los empleados, un montón de cajas enfiladas se iban acumulando en la sala y Azel subía y bajaba las escaleras con rapidez con un pedido u orden nueva. Cuando entró a la cocina, un señor de al menos 50 años guardaba su material en una caja de metal.

―Quedó señora.

―Magnifico ― susurró ella al ver la cocina integral de madera, con un color crema y pequeños adornos de flores.

―Empezaré a instalar lo que sea necesario en el patio.

―Por supuesto, es por aquí.

Hermione lo condujo al final de la casa que había adquirido recientemente con su esposo, abrió la puerta y torció un poco la boca al ver el desastre que era el patio, el césped se encontraba alto y las hojas de los arboles estaban por todos lados, la pared que dividía la casa se encontraba en mal estado y el cuarto de lavado le hacían falta varias cosas.

―Empezaré por cortar el césped y podar los árboles, podría ir viendo el color de la pared ¿quiere uno en especial?

―Algo que combine con el resto de la casa ― le dijo ella acercándose al final del patio, donde se encontraba el árbol ―. ¿Se puede hacer algo con este espacio?

―Lo que usted me ordene. ― Respondió el sonriendo, dio unos pasos hacia ella y le vio su vientre ―. Podría adaptarlo para su hijo.

―Sería fantástico, ya que pronto vendrán mis otros dos hijos.

―Entonces deberé hacerlo más grande.

―Sí, es Rose de 7 años y Hugo de 3.

―Le edad más hermosa de los niños, yo tengo ocho nietos, cinco pequeñas y tres varones, las reuniones familiares parecen una guerra civil ― dijo él empezando a limpiar el patio ―. Pero mi esposa y yo no podíamos pedir mejor familia que esa, lo siento la estoy distrayendo señora.

―No se preocupe.

―Mi señora ― se asomó Azel con una chaqueta puesta ―. Por ahora me voy, ¿se le ofrece algo más?

―Nada por ahora Azel, gracias. ―Lo vio irse con prisa y lo siguió, no sin antes regresar a donde trabajaba el señor ―. Disculpe ¿Cuándo vendrá su hija?

―Ella me informó que mañana mismo viene a mostrarle el catálogo para la decoración, ella podría encargarse de los muebles para su hijo.

―¡Fantástico!

―Llega a mediodía señora.

―Gracias.

Subió las escaleras despacio, poco a poco empezaba a sentirse más pesada, los siete meses se acercaban con rapidez. Abrió la puerta de madera y observó todo asombrada, Azel con una varita era esplendido, había dejado la biblioteca impecable, todos los volúmenes y el despacho que estaba en La Hilandera ahora estaba instalado en su nuevo hogar. Por supuesto que el pocionista no iba permitir que ningún muggle metiera una mano en sus espacios personales.

Cuando Severus la vio entrar se tranquilizó, no había podido bajar en todo el día y se preguntaba si llegaba a necesitar algo. Terminó de redactar el documento que Draco se llevaría, lo firmó y le dio el permiso para hacer un par de movimientos en Gringotts.

Una promesa no cumplida (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora