Capítulo 6

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CAPÍTULO 6

SEVERUS SNAPE

Si un día llegue a temer a algo era a Hermione enfadada, esa mujer podía ser realmente orgullosa cuando lograba sacarla de quicio, no era el hecho de que gritara y amenazara con lo peor que llegaba a ocurrírsele, era lo que existía detrás de su enfado, ignorarme era una de las cosas que menos soportaba, el sexo prácticamente lo eliminaba de nuestras vidas hasta casi suplicarle una disculpa, lo que más temía de sus enfados era que siempre llegaba a creer que me abandonaría, que era cuestión de tiempo para que ella se diera cuenta de con quien compartía su vida, entonces recapacitaría y me dejaría.

Sin embargo la prefería molesta que herida, verla lastimada era algo insoportable. Su mirada se apagaba, ocultaba fervientemente su tristeza y esas ganas de llorar, sonreía con esfuerzo y me demostraba que a pesar de todo no mostraría un rostro derrotado, me hablaba con cierta educación e inventaba las más tontas excusas para no verme, y nunca la tocaba si la había herido, la entrega en la intimidad estando lastimada era sumamente dolorosa, entregaba solo su cuerpo.

Aunque ese no era el caso, casi puedo decir que he olvidado lo que es estar con ella, hace muchos años que la toqué.

Hubiera dado toda mi fortuna para que en ese momento estuviera enojada, realmente enfurecida conmigo, quizá me habría arrojado con una maldición, habría traspasado todo su jardín hasta azotar en la cera de enfrente, sin embargo se sorprendió al verme y sonrió con cierto esfuerzo.

Me dijo que pasara, pero no volvió a sostener mi mirada. Me pidió que me sentara en la sala y la vi en la cocina, se sostenía de la barra conteniendo todo lo que yo había logrado, odio, rencor, amor y resentimiento a la vez. Debía irme de su vida y era tan cobarde que no podía hacerlo, necesitaba tener lo poco que ella me ofrecía.

¿Debía disculparme? La sola idea sonaba estúpida, sólo me encontró haciendo lo que cualquier pareja haría, lo que ella hace con su esposo cada noche. ¿Por qué demonios tenía que hacerse la incrédula?

¿Y qué pasaría si la vieras a ella entregarse en la intimidad a su esposo? Me preguntó mi conciencia, la sola idea le hizo hervir la sangre, los celos me habrían consumido y hubiera destruido todo a mi paso, le gritaría hasta hartarme.

—¿Te sirvo café? ¿Te o agua?

—Hermione — quería explicarle lo que había pasado, pero no encontré la manera de hacerlo —. Lo siento, lamento tanto lo que... tuviste que presenciar.

—Severus no tienes que disculparte por algo... tan normal.

—Te lastimé, lo sé.

—Es algo que ocurre, ambos tenemos pareja y una vida, debemos aceptarlo — susurró con un tono que iba más allá de la tristeza, algo que no me había gustado como había sonado.

—No sabes cómo he lamentado habernos hecho esto, no debí obliviarte, te perdí y es algo que duele — le confesé a pesar de haberle jurado que estaba iniciando una vida con Susan.

—No pienses más en eso, estaremos bien.

Se levantó con la sola intención de que no la viera llorar, saberse débil frente a mí era inconcebible para ella, prefería mil cosas antes de aceptar que me necesitaba, prefería hacerse la fuerte. Cruzó la sala y se quedó parada, se recargó sobre el marco unos minutos, la vi tan delgada que me asusté por un momento.

—¡Mami!

—En seguida voy cielo — le gritó desde abajo —. Subiré por Rose, te agradezco en verdad que puedas llevarla a sus terapias.

Una promesa no cumplida (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora