Una promesa no cumplida (Sevmione)

Capítulo 8

CAPÍTULO 8

HERMIONE

¿Cuántas veces tendría que estar en medio del destino y mi realidad? Todo parecía un juego absurdo en el cual no podía escapar, todo el mundo moviendo sus piezas mientras dos espectadores me observaban perder con cada giro, el destino que ha manipulado cada una de mis decisiones, y por otro lado el tiempo parecía estarse burlando de mí a cada segundo.

Estaba tan cansada de estar en medio, era como su hubiera presenciado mi más grande pecado, el enamorarme y entregarme por completo, parezco reírme cuando el destino mueve su pieza y me separa del hombre que yo había elegido amar, y detrás de ese movimiento viene uno tras otro, la esperanza aparece otorgándome una segunda oportunidad, tan sólo una trampa y alianza que acrecentaran mi dolor más adelante, la realidad se unirá a ellas otorgándome un dolor más allá de lo soportable.

Me derrocará la realidad cuando me haga ver que todo mi pasado tendrá que ser omitido de mi memoria, la esperanza desaparecerá y aparecerá según las circunstancias, tan sólo siendo un peón para ellas, jugando conmigo, y el destino se mantendrá presente cuando me haga ver que deberé vivir con mi pasado y mi presente a la par, con Severus bajo las sábanas intentando vanamente revivir los momentos de pasión, queriendo recuperar el tiempo perdido, con Ron y mis hijos que me provocaban ese sabor dulce de felicidad, mientras que Severus un sabor amargo y adictivo a añoranza.

Así estaba en ese momento, colocándome bien el uniforme y demostrar un poco de seguridad, el miedo me invadía al pensar quien tomaría el protagonismo en ese instante, mi destino, la esperanza, el tiempo o Susan.

Abrí la puerta del elevador viendo una de las habitaciones de emergencias, el movimiento ahí era casi nulo, pero pude verla a ella con la varita en la mano mientras convocaba la mesa con lo necesario para limpiar una herida. Me mordí el labio algo inquieta, quise detener mis pasos, mantenerme a raya pero no pude, mis ojos ardían y un grito se ahogaba dentro de mí.

Cuando llegué a la puerta de la habitación Severus se mantenía firme de la orilla de camilla, el dolor se notaba en sus facciones y un gemido salía de sus labios, nuestras miradas se conectaron por un momento y suspiró con dolor y tranquilidad.

-Necesito que no te muevas, tienes la ropa pegada a la quemadura.

-Severus - mi gemido salió, a pesar que había luchado por quedarme callada.

-¿Qué haces aquí Hermione?

-Me informaron que Severus fue ingresado. - Le respondí sin verla, pero acercándome a ellos.

-Sí, ya lo estoy atendiendo, quiero que salgas en este momento por favor.

-Bueno... el mensaje fue que... él llegó pidiendo que yo lo atendiera Susan - le dije con cierta rivalidad, ella se puso en jarras retándome.

-Claro, buena táctica Weasley, ahora retírate para poder desvestirlo e ingresarlo al área esterilizada.

-Bueno, te asistiré entonces.

-Eres una laboratorista, este no es tu lugar. - Siseó queriéndose poner por encima de mí.

-Se lo dices a la encargada del departamento de investigaciones del Hospital General de Barcelona. - Le debatí.

-Sigo aquí... no discutan como si... Susan por favor... - articuló Severus sintiéndome como una tonta.

-Vete Hermione.

-Severus está contigo Susan, ¿qué más quieres?

-Que te vayas.

-Está bien, sal de aquí - susurró Severus tranquilizándome, con la mirada me pedía que lo obedeciera y fue lo que hice.