Capítulo 5

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CAPÍTULO 5

HERMIONE

La luz en los ojos comenzó a molestarme, era la cuarta vez en esa semana que dormía en el consultorio. Me levanté con un dolor intenso en la espalda, el reloj marcaba las 7:00 de la mañana, me quedé sentada sobre el sillón, el pensar en ir a ver a Rose me provocaba una tristeza que no sabía cómo manejar, poco a poco esa situación me estaba consumiendo.

Me cambié de blusa rápido y recogí mi cabello en un moño, salí de mi consultorio y lo primero que vi fue a Severus sentado fuera, quiso acercarse pero continué caminando hasta llegar a la habitación de mi hija. Ron había ido a trabajar y yo tenía que hacerme cargo de mi hija y su lenta recuperación, de Hugo que seguía quedándose con Ginny y de la casa.

Cuando llegué a su habitación Ginny estaba ahí con todos los niños, su rostro daba a notar lo cansada que se encontraba. Hugo vino corriendo a mí, la carita de preocupación que tenía me enterneció.

—Te extraña demasiado — me dijo Ginny que llevaba dormida a Lily en los brazos —. Será rápido, le juré al guardia que los niños no correrían ni causaría un desastre. Tengo una entrevista en una hora, le llevaré a los niños a mi madre, ahí podría comer Hugo y...

—No mami, no.

—Mi amor entiéndelo, mami debe estar con Rosie en este momento.

—No. — Repitió comenzando a llorar.

—Hugo hoy no por favor, llévatelo Ginny.

Intenté darle a mi hijo, lo bajé para que le diera la mano pero se sentó en el piso haciendo ese gesto que yo tanto temía.

—Cielo — susurré con miedo.

Y ocurrió lo que tanto me temía, comenzó a llorar sin pausa. Me tomé el cabello que llevaba suelto hacía atrás, mi amiga me observó asustada, incrédula. Le hice la señal de que se fuera, el guardia venía subiendo y me veía con aquellos ojos negros recriminadores, intenté que mi hijo olvidara la rabieta, pero sabía que nada funcionaría. Lo alcé con la poca paciencia que me quedaba y regresé a mi consultorio.

Lo deje en la alfombra llorando, y me senté detrás de mi escritorio, la cabeza parecía que me estallaría de un momento a otro. El reloj marcaba 7:30 y él pasaba de la pausa al llanto, llamándome incansablemente, buscando a su padre y despedazando un trozo de papel que había encontrado a su paso.

—Hugo por favor, ¿quieres... un jugo? Mami tiene un jugo.

—¡No! — gritó enojado por la falta de atención que sentía desde hacía una semana.

—De acuerdo, jugo no. Un dulce, por aquí guarde una paleta cielo.

Saqué un caramelo que tenía guardado semanas atrás, la destapé y se la entregué pero fue estrellada en la pared por mi pequeño. Tomó mi pierna jalándola insistentemente, mi corazón me latía tan rápido y mi respiración se hizo agitada, sólo podía escuchar su llanto y el "mamá" repetitivo, mi hijo había pasado del llanto al descontrol provocándome un episodio nervioso.

—¡Basta! — le grité buscando que se callara y me dejara pensar.

El llanto cambió, ahora no era un berrinche sino las lagrimas de dolor de un niño herido, me había soltado para ahora transmitirme que lo había asustado. Pero no podía con todo eso. Severus entró a mi consultorio completamente confundido, quizá le llamó la atención el llanto de Hugo o mi grito, pero cerró la puerta colocando un hechizo silenciador.

Una promesa no cumplida (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora