Chicago

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NATHAN


—Que mal que estas vacaciones acaben tan pronto. —comenta Eider. La atraigo más a mi pecho. Ella da un largo suspiro. —Y aún me faltan unos certificados para la inscripción en la universidad. A parte de eso, mamá quiere viajar a Brooklyn a pasar noche buena y la víspera de año nuevo con algunos de nuestros parientes cercanos y la verdad es que a mí no me apetece ir.

— ¿Por qué?
—Porque tenía la esperanza de pasar juntos esas fechas...
—Pero estaremos juntos luego de año nuevo ¿no?
—Pues sí, pero no es como estaba planeado.
—Descuida, ya habrá más fechas como estas en las que vamos a estar los dos juntos...
—Eso espero.
—Por nuestro futuro juntos... —dice enlazando sus manos con las mías dando un suave apretón.
—Por nuestro futuro juntos. —susurro. Le devuelvo el apretón. Una parte de mí se siente mal, al afirmar hechos que todavía no sé si los vaya a cumplir... Sé que está mal mentirle, mentirme a mí mismo. No es justo para ninguno de los dos.

—Te voy a extrañar mucho.
—Y yo mucho más de lo que te imaginas.
—Te llamaré, lo prometo.
—No si yo lo hago primero. —le guiño el ojo seductoramente. Ella ríe, yo también y nos mantenemos abrazados hasta que la bocina del auto del padre de Eider se hace presente.

— ¿Ya le dijiste? —preguntó Tobías mientras observaba a mi lado como el auto desaparece por la autopista. Vociferé mis labios mientras llevaba mis manos a los bolsillos de mis desgastados Jeans. —Supongo que eso es un no. —negó con la cabeza dándome esa maldita mirada de decepción.

— No sé qué hacer Tob... si le digo, corro el riesgo de perderla, perder un futuro a su lado, perderlo todo no quiero eso. Odio mentirle, de verdad. No quiero que ella se involucre más de lo que ya estuvo y sé que si le digo, probablemente me mande al carajo.

—Sí, te entiendo. Sé cuánto te esmeraste en que "Neider"— hace comillas imaginarias con sus dedos en el aire— fuese real, pero me temo a decirte que deberías dejar de ser tan egoísta y decirle la verdad. Ella la merece. A pesar de todo lo que pasó en el año ella se mantuvo en el mismo lugar y te dio una oportunidad para tener sentimientos por ti.

— ¿Ya le dijiste a Kim?

— ¿Tú qué crees? —se cruza de brazos mientras se sienta en el andén

—Dímelo tú, por algo te lo estoy preguntando.

—No hay necesidad de decírselo porque ella se enteró por cuenta propia.

— ¿Co-cómo se lo tomó?

Ladea la cabeza. Algunos de sus mechones marrones se cuelan por el rostro de mi hermano. Vaya, él de verdad que necesitaba un corte de cabello urgente, aunque, a decir verdad, le luce el cabello largo. —Bueno... yo diría que bien, ya sabes, cuando nos conocimos ella me conoció realmente y la verdad es que no está de acuerdo para nada sobre lo que nosotros vamos a hacer, pero después de sus mil sermones, me dijo que si era necesario hacer eso tan importante ella no se interpondría en el medio.

—¿A eso le llamas bien? —Alzo mis cejas en forma de asombro— eso sin duda va más allá de la palabra bien.
—No del todo porque dijo que, si algo me llega a pasar, la culpa sería de ella por no haberse interpuesto como tuvo y tenía que hacerlo.

—Cielos...

—¿Sabes que eso multiplica más los nervios que tengo? No quiero que nada salga mal, a veces me replanteo nuevamente si es una buena idea hacer todo lo que llevamos planeando hace años.

—Nada saldrá mal. —le digo con mucha seguridad—Después de todo, este será el cierre a todo lo que nos jodió y no nos permitió vivir la vida común y corriente.

Mi Acosador Secreto | PRIMERA PARTE ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora