A la mañana siguiente me desperté en mi habitación con Susana a mi lado, tuvimos que beber demasiado, no me acordaba ni como habíamos llegado a la cama. Me levanté con sigilo para no despertar a Susana y salí al pasillo.
La casa estaba hecha un auténtico desastre, creo que la fiesta se nos fue un poco de las manos. Me miré en el espejo del pasillo y vi que seguía con la misma ropa de ayer. Apestaba a cloro y alcohol.
Volví a mi cuarto antes de que alguien me viera con esas pintas, o incluso peor, que me oliese. Eché la ropa a lavar y me di una ducha antes de bajar a desayunar y empezar a limpiar este desastre.
Después de darme una ducha salí nuevamente al pasillo, estaba peor que el jardín. Por Dios, cuanta mugre. Fui pasando por encima de vasos y charcos de refrescos y alcohol, en ese momento agradecí que no tuviésemos una moqueta en el suelo.
Al bajar me encontré a Eric en la cocina. Estaba dormido sobre la isla. Gran parte de los chicos estaban en el salón durmiendo en los grandes sofás, aunque otros dormían en sus habitaciones.
- Eric. - Le toqué el hombro. No reaccionaba. Le aparté el pelo de la cara para comprobar que estuviera bien y volví a llamarle.
- ¿Alex? - Eric empezó a abrir sus ojos así que retiré mi mano de su pelo.
- Sí, soy yo. - Lo miraba un poco desconcertada, nunca me había encontrado a nadie durmiendo en una isla.
- Ayúdame. - Eric se levantó y empezó a tambalearse.
- Hey, hey. - Me coloqué delante suya y él se apoyó en mí.
- Quiero vomitar. – Se pasó los dedos por el cuello de la camiseta, no tenía buen aspecto.
- Está bien. Venga vamos. - Fuimos al baño de la planta baja donde a pesar de la mugre él se tiró de rodillas y empezó a expulsar todo el alcohol ingerido. Mientras vomitaba yo me apoyé en el umbral de la puerta. - ¿Quieres ir a tu habitación? - Eric se incorporó con dificultad y asintió. Dejé que se apoyara en mí mientras subíamos a la segunda planta para llevarlo a la habitación que él me había indicado.
- ¿Mejor? - Él se quitó la camiseta con torpeza y se dejó caer en la cama antes de responderme.
- La luz. - Entré en su habitación y corrí las cortinas cubriendo el ventanal que daba al balcón dejándole completamente a oscuras.
- Si necesitas algo, estoy abajo. - Cerré la puerta y bajé a la cocina para hacerme el desayuno. Una vez que hube desayunado comencé a recoger la cocina.
- Buenos días. - Me giré y me encontré con Ryan en el marco de la puerta.
- Buenos días, ¿quieres desayunar? He hecho café. - Ryan entró en la cocina rascándose la cabeza.
- Gracias...- Se dirigió a la cafetera y se sirvió una gran taza de café agotando lo que quedaba en esta. - ¿Eres la única que está despierta? – Le dio un largo sorbo mientras me miraba esperando una respuesta.
- Eso me temo. - Se sentó en uno de los taburetes de la isla y suspiró.
- Después de tomarme el café iré al supermercado, ¿te vienes? - Terminé de fregar mi taza y le miré.
- Sí, necesitamos productos de limpieza, solo tenéis una escoba y un recogedor. – Me apoyé en la isla mientras Ryan intentaba reanimar las neuronas para poder comunicarse como una persona normal.
- Aunque no lo creas, con eso nos basta. - Soltó una risa mientras seguía bebiendo de su gran taza de café.
Mientras Ryan se duchaba yo terminé de limpiar la parte baja sin despertar a ninguno de los chicos que había en el salón.
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Demasiada Testosterona (TERMINADA & EN EDICIÓN)
Ficção AdolescenteLos padres de Alexandra son arquitectos de gran prestigio, tras recibir una irrechazable oferta sobre un proyecto en el extranjero, Alex se verá en la obligación de dejar su país natal para mudarse con su hermano mayor Félix a Miami. Este giro in...