Capítulo 5

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Los días pasaron con normalidad, los exámenes no eran un obstáculo para que el castaño acudiera a la biblioteca, como siempre lo hacía dejaba su mochila a un costado de su asiento y se dirigía a un estante nuevo, como era de esperarse el moreno no se encontraba pues había llegado 30 minutos antes de lo normal.

Sin preocupación tomo un libro y se sentó en la mesa de lectura habitual y hojeo el libro, siempre le había gustado en completo silencio de la biblioteca, pero al conocer al moreno el silencio se había marchado, normalmente el chico se la pasaba interrumpiéndolo en su lectura y preguntando cualquier cosa que se le venía a la cabeza, sin darse cuenta se formó una sonrisa en sus labios pensando en él, no le agradaba del todo pero era realista a la hora de ver la vida y era lo que le llamaba la atención, no de una forma romántica o al menos eso creía, si no como persona, amigo o algo por el estilo, para ser sincero no sabía ni lo que le estaba pensando.

Volvió a mirar su reloj y noto que había pasado una hora después de haber llegado y el moreno no había aparecido, sin pensar en el atraso del chico termino su libro y lo guardo de nuevo en el estante, tras haberlo dejado en su anterior lugar volvió a checar la hora y habían pasado alrededor de 3 horas más, no había llegado, "¿Porque no habría sido?" pero después sacudió su cabeza y tomo sus cosas y se marchó, no tenía sentido preocuparse por eso.

Al día siguiente paso lo mismo, no apareció por el lugar, después de ese día vinieron más hasta pasar a semanas y no había señal del moreno, se arrepentía de no haberle pedido su número de teléfono ya que no sabía cómo localizarlo, para su suerte tenía un padre que era sheriff y tenía acceso a los expedientes de los ciudadanos del pueblo, así que con la pena de pedirle a su padre una cosa como buscar la dirección de alguien lo hizo, por un momento dudo, pensó en que haría, más bien que estaba haciendo, ¿Acaso se preocupaba por él?

- ¿Quién es el Stiles? - pregunta su padre mientras apuntaba la dirección en un papel viejo.

- Un amigo - responde simplemente, era complicado definir su relación.

- De acuerdo, ten cuidado al ir a ese lugar ya que al parecer hubo un incendio hace un par de semanas, a lo mejor se mudaron.

La sorpresa y la angustia llegaron en partes iguales, tal vez esa era la razón por la que no había vuelto a la biblioteca.

- Gracias papá - responde el castaño tomando el papel y saliendo con rapidez de la comisaria, montándose a su jeep arranco en busca de la dirección.

Al darse cuenta noto que era a las afueras del pueblo, en medio del bosque, era un lugar hermoso si lo veías de otro punto de vista e ignorabas lo lejos que estaba de la civilización, su corazón comenzó a latir rápidamente al notar que la casa estaba completamente calcinada, no había rastros de que alguien siguiera siquiera viniendo al lugar, bajo del jeep y se acercó más a la residencia, tenía unos acabados que si la casa no estuviera ahora en ese estado sin duda fuera una hermosa casa.

Toco con su mano la madera del suelo la que al tacto se desvanecía entre sus dedos.

- ¿Qué haces aquí? - lo sobresalta una voz conocida.

- No te he visto en semanas en la biblioteca - responde como si eso fuera una respuesta convincente.

El moreno ignoro su respuesta y paso a un lado del castaño sin siquiera prestarle más atención, se notaba cansado y triste, sus ojos estaban hinchados por las lágrimas que seguramente había derramado.

- ¿Te puedo ayudar? - pregunta con cautela el castaño.

- No necesito tu ayuda - secamente.

- Todos necesitamos ayuda de vez en cuando.

- Vete - exigió con severidad.

- No quiero - acercándose al moreno que se había hincado en el suelo.

- ¡Que te largues! - grita.

- ¡Que no quiero! - grita de igual manera.

- Por favor déjame solo - llorando por primera vez desde que lo vio.

- No to dejare solo - consolándolo y alcanzándolo con su mano.

- ¿Porque?, Porque me tuvo que pasar esto, ¿Porque? - desesperado, cansado de reprimir todo eso que llevaba en su interior.

El castaño se hinco junto a él y lo abrazo fuerte mente, suponía lo que había pasado mas no menciono nada, esperaría a que el moreno le contara lo sucedido.

Este le devolvió el abrazo con mayor fuerza, como aferrándose a algo que había perdido.

Solo se escuchaba el llanto de una perdida que era irreparable.

Las horas pasaron hasta llegar la oscuridad al lugar.

- Gracias - menciona al fin el moreno separándose del castaño.

- Para eso son los amigos - sonriéndole.

Miro sus ojos verdes, unos ojos hipnotizantes orbes, como los había extrañado, perfilo su rostro con suma delicadeza y se grabó cada detalle de él, su barba de días y ligeramente descuidada, sus labios con varias costritas por haber sido mordidos consecutivamente para callar sollozos en la noche, sabía que no estaba bien, lo que pensaba no estaba bien y mucho menos lo que tenía ganas de hacer, más su sentido común no funciono en ese momento.

Tal vez y fue cierto lo que le menciono antes, pero era imposible enamorarse de alguien que apenas y conocía, era imposible que le gustara la cara triste del moreno y se odio en ese momento porque su ser, todo su cuerpo, todo él se sintiera de esa manera hacia aquel chico destrozado que solo segundos atrás consolaba.

Lentamente se fue acercando a los labios contrarios inconscientemente, miro sus ojos sin separar la vista, pero antes de siquiera poder tocarlos el moreno se apartó y se levantó del lugar.

- Me tengo que ir - solo menciono terminado de apartarse de su lado.

- Ah sí, de hecho, yo igual ... mi padre debe de estar preocupado por mi ... yo ... lo siento mucho de verdad - responde sumamente nervioso el castaño.

- No hay problema - sin mirarlo, eso decepcionaba aún más.

- ¿Quieres que te lleve a un lugar? - pregunta el de ojos avellana.

- No te preocupes, me estoy quedando en casa de mi tío, ya no debe tardar en venir por mí - probablemente pasaba la mayoría de las noches en este lugar, se preguntaba qué había pasado exactamente más prefirió guardar silencio.

- De acuerdo, entonces me marcho, solo ... si necesitas algo aquí estaré - responde tratando de alegrarlo.

Se subió al jeep y decidió marcharse dejando al moreno detrás, era mejor darle espacio en ese momento, se maldijo a si mismo por haber intentado besarlo en una situación como esa, pero quien podría culparlo cuando se derretía por esos ojos verdes, ni el entendía que le había pasado.

- No le di mi numero - suspiro cansado de tanto pensamiento bobo.

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