¡Hablaba! Bueno, no. En realidad fue algo más parecido a telepatía: su voz solo sonó en mi cerebro con un eco cruel.
—Mis disculpas, me llamo Nazham —me presenté desviando el contacto visual a su pecho e inclinándome un poco. Sabía que era un lobo espectral, respetarle según las normas de los perros parecía lógico—. No pretendía interrumpir tu sueño ni profanar tu templo.
—¡¿MI TEMPLO?! —eso fue un ladrido, y uno muy claro.
Luego calló, se me quedó mirando sin decir nada, en silencio. Temblé.
—¿No lo es?
—¡¡NI POR ASOMO, HUMANO INMUNDO!! ¡¡FUERA DE MI VISTA!!
Su garra blandió el aire en horizontal, atravesando los muros sin dañarlos. Tuve que tirarme al suelo para evitarla. De no hacerlo me habría destrozado el alma.
—¡Calma, calma! —imploré sacando el colgante de mi cuello y enseñándoselo, de nuevo sin mirarlo fijamente a los ojos: eso era signo de rivalidad y yo quería que me entendiera y me dejara pasar—. No pretendo hacerte daño.
Resopló, y pude sentir el frío que manó de él al hacerlo. Whitehowl arañó el suelo para posar la pata ante él.
—¿Daño? ¿Un trozo de carne como tú? Insultante. ¿Qué osas hacer aquí, gusano?
—Nada, nada. Solo tenía curiosidad, vi el rayo de luz y...
—¡¡MIENTES!!
Esta vez la garra vino por debajo, como un látigo. Salté a un lado pero me atravesó la pierna y me la congeló.
—¡Ah! —un frío inmenso paralizó mi gemelo derecho y me hizo caer de bruces.
Whitehowl clavó la garra ante mí, bloqueándome.
—No eres un Lynkwood, no eres un brujo, no perteneces a este pueblo —enumeró muy seriamente—, y aun así aquí estás, en el Valle, en el templo. Serás castigado, forastero, mas no por mí.
La pata encogió lentamente y vi, sorprendido, que Whitehowl regresaba hecho una neblina al disco de mármol. Parpadeé confundido: ¿me perdonaba la vida? Volví la vista a la puerta: ¿o es que alguien más venía? Salté del suelo y cojeé como pude hasta la salida trasera. Alguien metía algo en el cerrojo de la entrada principal y lo descorría.
Por suerte la puerta trasera estaba bloqueada con una simple barra. Levanté la palanca y la eché a un lado para salir con una exhalación. Cerrando con cuidado de no hacer ruido. Al hacerlo casi caigo de rodillas. Pero me resistí. Respiré hondo y di rápidamente la vuelta al complejo con cuidado en las esquinas. Al llegar al borde de la cruz me agaché.
El brujo que salía corriendo del templo, con la cajilla de incienso en la mano, ni llevaba antorcha ni capucha. A la luz de la Luna distinguí muy bien esos cabellos cobrizos.
—Claire... —por supuesto, ella no solo era parte de la secta, debía ser una parte muy importante del círculo. Whitehowl de hecho mencionó su nombre: Lynkwood.
A la mañana siguiente desperté zarandeado con insistencia por mi hermanita pequeña.
—¡Va-mos, Na-te! ¡Va-mos! ¡Des-pier-ta!
—Mmm —gruñí: estaba cansado de caminar toda la noche para volver al maldito pueblo. Por suerte no pasó nada después de enfrentar a Whitehowl.
—¡Va-mos, Na-te!
—¿Pero pasa algo? —me extrañé mirando mi reloj: pasaba que era muy tarde.
Me senté en la cama. Sachi parecía preocupada y nerviosa.
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Astral Arcana: Moon
ParanormalAntes de que se infectara con la Maldición de la Luna y se convirtiera en licántropo, Natham Oldstone solo era un jovena que buscaba una piedra capaz de resucitar a los muertos... ---------------- Primera precuela de Astral Arcana (horror y romance...