Al irse el Sol volví a ver a los brujos irse. Sachi ya dormía, por suerte. Me aventuré fuera como ya empezaba a ser costumbre y Zhatelho apareció, colgándose de una barandilla.
—Hacía tiempo que no me invocaban tan a menudo —se quejó molesto como echándome la culpa—. Y esta vez han sido más explícitos: debo vigilar que no salgas.
—Ya he salido —dije.
—Vuelve dentro y haré la vista gorda —refunfuñó.
—Pero teníamos un trato...
—Soy un humilde esclavo y... ¡A mí que me importa nuestro trato! —chilló contrariado—. Solo me diste un par de gotas, tacaño.
—Tsk —chasqueé la lengua—. ¿Y qué me compraría toda la noche?
Arqueó un ceja muy seria.
—Una cantidad equivalente.
—¿Equivalente a qué?
—A la que me han dado.
—¿De qué animal estamos hablando exactamente, si puede saberse?
Se repasó los colmillos haciendo memoria.
—"Miau canta, bigotes tiene, cuatro garras y un rabo, siete vidas que me debe."
—¿Un gato?
—¡Eso! —chilló—. Dame un gato y puedes hacer lo que quieras esta noche.
—No tengo un gato.
—Pues consigue uno.
Miré en rededor
—Necesitaré tiempo.
—Tienes una hora —dictó saltando al tejado—. Esperaré aquí.
—Vago —pensé al verlo enroscarse—, e incompetente —sonreí.
Me dispuse a huir al bosque para seguir otra vez a los brujos cuando...
—Más te vale volver antes de una hora, de lo contrario puede que me tenga que cenar a una niña muy tierna y sabrosa.
Me quedé parado un segundo, con los ojos totalmente abiertos. Me giré y grité.
—¡Si le pones una sola zarpa encima...!
—Vuelve con un gato vivo antes de una hora o muere ahora mismo —declaró mirándome desde lo alto.
No me quedó más remedio que crujir los dientes.
Había muchísimos gatos en el pueblo, pero claro, rehuían de mí. Acercarme a uno lo suficiente como para cogerlo por el pescuezo fue difícil. Controlarlo sin matarlo y llevárselo a Zhatelho también me costó un par de buenos arañazos. Y el cabrón del bicho maullaba armando un escándalo.
—Perdóname —tuve que apalearlo y partirle un par de patas, cosa que seguro que despertó a algún vecino. Con suerte, espero, pensarían que era un demonio lo que estaba matando al pobre animal—. Lo siento, eres tú o mi hermana.
—Casi se te acaba el tiempo —me comentó el monstruo cuando llegué con su cena colgando de mi mano por el rabo. El pobre gato gemía medio muerto de dolor.
—Eres un vago de mierda —me quejé con apatía lanzando a su presa a sus pies. Qué lástima me daba el gato, pero no tendría piedad de él igual que no la tendría el demonio—, si querías comer haber cazado tú mismo.
—No es fácil atrapar "gatos", pueden presentir el mal —comentó cayendo sobre él con las pupilas contraídas. El animal maulló un segundo antes de que Zhatelho lo despedazara. Aguanté el espectáculo arrugando los labios—. Además, querías un trato justo, ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Astral Arcana: Moon
ParanormalAntes de que se infectara con la Maldición de la Luna y se convirtiera en licántropo, Natham Oldstone solo era un jovena que buscaba una piedra capaz de resucitar a los muertos... ---------------- Primera precuela de Astral Arcana (horror y romance...