Capítulo 13: La cabaña del bosque

91 9 0
                                    

Por la orilla llegamos, tras un par de horas caminando, a un pequeño muelle al cual se amarraba un lancha a motor. También reposaban allí unas cuantas sillas plegables, pero no íbamos a comer allí.

—Ahora a dentro —dijo guiándonos al bosque.

Sara y Yolanda iban jugando a distintas cosas y recogiendo flores. Se las veía súper alegres, me encantaba ver y oír a Sachi riendo tanto.

—Gracias —me encontré diciendo a Claire mientras salíamos a un claro.

—¿Por qué? —se extrañó.

—Por dejar que Sachi juegue con tus hijas —respondí con cierta culpa—. No ha tenido muchas oportunidades así desde que salimos de viaje.

Ella entonces esbozó un gesto extraño. Pareció como si se mordiera la lengua para no preguntar.

—De nada. Ellas tampoco juegan con nadie más, y menos en la calle. Son las únicas niñas del pueblo. Lo más que hay son un par de bebés.

—Ya.

Vassilis salió por la puerta a recibirnos. En contraste con la vez anterior, esta vez lucía alegre y en bañador, exponiendo un musculoso y peludo torso que jamás habría imaginado en un gran brujo. Me dejó un tanto asombrado, sobretodo porque esbozaba una sonrisa.

—Buenas tardes, Nazham —me saludó tendiéndome la mano. Me costó un poco aceptarla otra vez, pero en esta ocasión no había mala intención. Parecía un individuo diferente—. Siento que empezáramos con mal pie, sencillamente no podía fiarme de ti —dijo envolviendo mi mano con la otra. No me gustaba demasiado ese contacto ni que me dijera eso con tanta alegría, principalmente porque no se podía fiar de mí: quería acostarme con su mujer y robarle—, pero ya has pasado la prueba de fuego, así que...

—Niñas —intervino Claire, dirigiéndose a Sachi y Yolanda—, pasad dentro con Tami.

Sachi me pidió permiso con la mirada, asentí y corrieron dentro, de donde ya salía la otra gemela. Efectivamente, de pronto había dos Tamaras, o dos Yolandas. El parecido era tan exagerado que, aun sabiendo que eran gemelas, tuve que parpadear para asegurarme de que no veía doble. Y no, una llevaba ya un bañador azul, la otra un vestido verde. Cuando Sachi se encontró con ambas pareció flipar en colores, lo cual divirtió a las gemelas. Estaban muy emocionadas.

—Cariño —le dijo Vass a Claire soltando mi mano—, ¿por qué no te cambias tú también y vamos todos al lago a comer?

—Claro, mi vida.

Ella se estiró para besarlo en los labios, pero mirándome a mí a los ojos. Mi corazón ardió con un fuego negro que ensombreció mi rostro un instante, pero tan pronto como se dio la vuelta y fue balanceando sus caderas, me vi obligado a forzar una sonrisa a su animado esposo.

—Tú y yo deberíamos hablar. ¿Tienes bañador?

—No —dije encogiéndome de hombros—, en realidad uso los pantalones para nadar. Necesito viajar ligero.

—Vale, ya te dejo yo unos míos —dijo tomándome del hombro para llevarme al bosque.

—¿Eh? No, no, eso no será necesario —era generoso por su parte pero... ¡qué asco!

—No hay ningún problema —aseguró—, ven —pasamos bajo los árboles y nos alejamos un tanto. Ya me creía que él me fuera a hacer algo, pero, aunque se puso serio, la cosa no fue así—. Claire me dijo que no sabías que estaba casada cuando, ya sabes.

—Oh —así que ella me había defendido.

—Y al parecer has cumplido obedientemente todas las normas —añadió—. Sigues sin poder incumplirlas, por cierto.

Astral Arcana: MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora