Definitivamente no podía asimilar aún la despedida de Estefany, después de la pelea de hace unas horas con su seudo pretendiente, me sentía más fuerte y lleno de energía y vitalidad, pero el hecho de que se fuera así simplemente me cabreo de sobre manera, puedo decir que perdí todas las ganas que tenía, pensar que ahora hablaré con mis padres debe motivarme supongo.
Tengo pensar en qué decir, qué hacer, ya se acerca el momento de enfrentarlos.
Es tan difícil, casi imposible a decir verdad.
Se me hace un sueño volver a mi casa, a mi hogar, porque fue mi hogar, es mi hogar y será mi hogar por siempre, ¿No?Es el lugar donde pasé tantas cosas, en su mayoría felices.
¿Saben? Yo siento que mi vida era perfecta, después de todo nunca me faltó nada, siempre fui feliz, puesto que mi concepto de felicidad antes era: Dinero, amigos y comida, y yo tenía eso, también tenía padres y a un hermano conmigo, ellos me daban mucho cariño, supuestamente no me faltaba nada, me sentía contento en ese momento.
Pero ahora me doy cuenta algo importante: EXTRAÑAR ES EL COSTO DE LOS BUENOS MOMENTOS, es tan irónico.
Pero en fin, llegó el momento, adiós la cobardía que me detuvo por tanto tiempo, es el momento de ir y enfrentar la realidad.
Ya son más de las 12, creo que lo mejor será encontrar un hotel para pasar la noche, no soportaría dormir incomodo otra noche más, además no puedo quedarme en la intemperie.
[ ... ]
Desperté gracias al hermoso sonido de la alarma que hacía un insoportable "Ti - ti" en mi oreja.
Cuando me levanté para ir a lavarme y quitarme la cara de sueño, comencé a pensar que primero debería ir a comprar ropa, de hecho solo traía en mi mochila dos polos que ya estaban sucios, mi intención no era darle pena ni lástima a mis padres y menos al bastardo de Cristofer.
Después de tomar pan con chicharrón con té como desayuno, me dispuse a encontrar un supermercado o algo así, para poder comprarme ropa.
Tomé un taxi rumbo a Miraflores y entre en un Saga Falabella, compre una camiseta, los precios en Lima son muy elevados por cierto, y me la puse en el baño.
Ya había hecho todo lo posible por demorarme, ahora sí, ya estaba listo para ir a casa de mis padres.
Muy bien, recuerdo exactamente la dirección aunque es innegable que Lima ha cambiado mucho en estos 7 años.
Pero bueno, ahora rumbo a La Molina para finalmente poder verlos.
Paré otro taxi y le dije que me llevara a la Molina, luego caminaría hasta encontrar la casa.
Jum, no fue tan difícil como lo esperaba, me encuentro exactamente afuera de la casa que me vio crecer, afuera de la casa que me albergó durante 19 años, la casa que vio mi más sinceras lágrimas esa noche, la que vio mis mejores risas y todo lo que tenga que ver conmigo... Con Lauren.
Ahora esta casa luce mucho mejor, no está tan diferente, pero se encuentra pintada de un verde claro que la hace verse jóven y llena de vida.
Caminé lo más lento que pude, cuando estuve lo suficientemente cerca, toqué el timbre de la casa, este sonó y me limité a esperar a que alguien saliera a atenderme.
Minutos después, salió una chica casi de mi edad, aunque me podría atrever a decir que era un poco menor que yo.
- Buenos días - dijo educadamente.
Por su acento puedo adivinar que viene de provincia y que tiene muy poco tiempo acá en la capital.
- Emm hola, ¿Se encuentra el señor Luis Barrera?
- Claro, ¿Departe de... ?Pensé en decirle: "Departe de su hijo que huyó de esta casa hace siete años porque la policía lo perseguía", pero me arrepentí al instante, aunque una risa maquiavélica salió de lo más profundo de mi ser.
- Jóven... - me insistió.
- Lo siento... - agaché la cabeza sin poder evitarlo - Dígale de parte de... Lauren.
- ¿Lauren?Me extrañé al ver su rostro, parecía un poco desencajada y hasta supuse que mi nombre se le hacía conocido.
- Sí - afirmé sin titubear.
- Está bien, espéreme un momento por favor - cerró la puerta con cuidado y entró a la casa.Estuve un buen rato afuera esperando una respuesta, quizá unos 10 o 15 minutos, pero ya había esperado siete años, unos minutos más no eran nada.
Sentí como mis manos se helaban y como comenzaba a sudar, involuntariamente, pegué mis dedos en mi jean negro y sequé ahí el sudor.
- ¿Lauren?
Escuché un grito desde dentro de la casa, okey mi papá no había cambiado nada en siete años, está igual de impulsivo que antes, tal y como lo recuerdo.
No he escuchado otras voces, supongo que mamá y el cobarde de Cristofer deben haber salido.
¿Juntos?
Ojalá que no.- Sí señor, es un jóven muy simpático, tiene tez clara y es alto.
Jaja, mi ego se elevaba, era oficial que le había caído bien a la chica.
- ¡Rosela! - mi papá volvió a gritar...
Estoy seguro que... Rosela, dijo algo pero ya no se podía escuchar mucho.
La puerta comenzó a moverse, mis piernas estaban temblando... Observé como el cabello blanco de mi padre se asomaba lentamente, cuando por fin estuvo afuera no supe que hacer, lo tenía al frente mío, me quedé por un instante sin respiración y sin reacción, él estaba ahí, a tan solo unos centímetros de mí, y yo no era capaz de hacer un maldito gesto o soltar una palabra.
Él lo hizo más sencillo y simplemente se abalanzó sobre mí y me abrazó, la chica se quedó anonadada y peor yo... Yo estaba aún más sorprendido y... Nostálgico, sí, esa era la palabra adecuada para describir como me sentía en este instante.
Mi única reacción fue abrazarlo y de la nada unas pequeñas lágrimas salían poco a poco de mis ojos, lentamente aumentaron su intensidad hasta que empaparon la camiseta que traía puesta.
Sentí como los bazos de mi papá sobaban mis hombros dándome fuerza, y en un segundo, recuperé mi fuerza, esa fuerza que había estado perdiendo día a día durante estos años.
Es increíble, en ese instante, todo el rencor y resentimiento que sentía por mi papá se esfumó, y es PORQUE AVECES ES NECESARIO PERDER A ALGUIEN PARA POR FIN PODER VALORARLO O VALORARLA, PARA POR FIN PODER ENTENDER TODO LO QUE HIZO POR TI, PERO MÁS QUE NADA PARA SABER QUE LE DEBES MUCHO, Y ESO LO APRENDERÁS A MEDIDA QUE TRANSCURRA EL TIEMPO Y A MEDIDA QUE LA VIDA QUIERA ENSEÑÁRTELO.
Después del abrazo, mi papá, estando ya más tranquilo, me invitó a entrar para poder hablar de todo lo sucedido, acepté sin pensarlo dos veces, ese era mi propósito, el aclarar las cosas, quería solucionar todo, de una u otra.
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Paralelos
RandomLauren es un chico golpeado por el destino, pero no tanto como Estefany, una joven que con solo 19 años sabe ya lo que es frustración, resentimiento y odio. Ellos tienen tres cosas en común: El cariño que se tienen, el odio a una persona en especial...