Capítulo 4: "Padre mío."

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Entré a la casa y para ser sincero no la reconocí, quizá por afuera no había cambiado mucho pero por dentro estaba completamente distinta a como la recordaba.

Mejoró mucho, ahora estaba completamente llena de mayólicas, se veía realmente hermosa.

Antes de irme, ya era hermosa, pero ahora está rozando la perfección.

La plata nunca nos faltó gracias a que mis padres se mataban trabajando en sus empresas, éramos una buena familia, nos complementábamos y pues éramos unidos, se me hace difícil decir todo esto en pasado.

En momentos como este, recuerdo que llevábamos una vida cómoda, pero ahora las cosas son distintas.

Hasta ahora no me había dado cuenta que ciertamente mi papá no había cambiado mucho, era más que un hecho que los años no le habían afectado casi nada.

Ahora que ya tiene más de cincuenta años, puedo decir que el tiempo le ha tratado bien.

Recuerdo que mi mama siempre decía: "Yo me case con su padre porque era el más hermoso del mundo, por dentro y por fuera...", quizá tenía razón.

Mi padre es un hombre alto, de tez clara igual que yo, cuando era jóven su cabello era un marrón claro, ahora aunque físicamente se había mantenido igual, el cabello ya comenzaba a tomar un color blanco por las canas que empezaban a aparecer.

Papá comenzó a hablar...

- Lauren... - dijo de una manera muy indecisa.
- Padre...
- ¿Cómo haz estado?
- ¿Bien? - lo dije como si le estuviera haciendo una pregunta.

No sé por qué, pero se me hacia pesado hablarle a mi papá, en estos años la relación que teníamos se ha enfriado, de eso ya no hay duda, aún siento el cariño, pero la relación está débil, muy débil.

- Lauren... emm, tú sabes que nosotros... - comenzó a hablar y sentí que su voz se iba apagando poco a poco.
- ¿Yo sé qué?¿Ustedes qué?¿A qué te refieres con nosotros?

De repente fui duro y no debía decir eso, pero no quería hablar con rodeos, quería sin directo y conciso, ser lo que no fui antes.

- Cuando digo nosotros me refiero a mí, y a tu madre, pues Lauren tienes que entender que lo que hiciste fue pésimo, y que por el... amor de... padres, te hubiéramos apoyado pero...
- Papá, estoy aquí justamente por eso, para por fin despejar tus dudas y las dudas de mi madre, tengo que aclarar demasiadas cosas.

Hice mal al cortarlo, estoy haciendo las cosas mal y soy consciente de eso, pero en verdad que no aguanto, no podía permitir que mi papá siquiera hablando sobre cosas que no sabe, era el momento de la verdad... ya no más mentiras, no voy a dejar que se invente cosas, tengo que aclararlo y es ahora.

Además, sinceramente me dolió demasiado que dudara cuando dijo "amor" o cuando dijo "padres", algo dentro de mi comenzaba a romperse, lenta y dolorosamente.

- Entonces... Adelante Lauren, cuéntame la verdad, cuéntame tu verdad... No sabes cuanto me dolió enterarme que un hijo mío, alguien que tiene mi propia sangre haya sido capaz de hacer algo tan bajo, algo tan cruel, contra una criatura...

Su tono de voz sonaba tan dolido y tan indignado, ¿En verdad el creé que yo pude hacer algo así? Sé a lo que se refería.

- ¡Hey! - grite sin poder evitarlo - no es mi verdad papá, es la verdad, voy a contarte todo, haré lo que debí hacer hace siete años cuando me fui de aquí.

Olvidé las clases de filosofía, ya no importa Nietzche, no importa que para él no haya verdad, no importa que solo existan interpretaciones, hoy, hoy es el día, hoy seremos sinceros.

- Te escucho Lauren, di todo lo que tengas que decir, te escucho, te creeré, trataré de hacerlo, lo juro hijo... - esta vez su voz sonaba más tranquila y decidida, que rápido que se había calmado, eso le habrá enseñado la edad, yo aún me encontraba exaltado.
- Muy bien, pero no quiero hablar dos veces, ¿Dónde están mamá y Cristofer?
- Tu madre salió de compras, y Cristofer... pues después de que vimos que tú ya no estabas en tu cuarto esa noche, Cristofer ya no estaba aquí, se llevo todas sus cosas y se fue sin decirnos nada, desde aquel día no los hemos visto ni a ti ni a él.

Mi estómago se hizo un nudo, me paré y enfurecido, golpeé la mesa y la destruí, los vidrios salieron volando, a pesar que veía la sangre cayendo, estaba dispuesto a seguir golpeando y rompiendo cosas, mi papá me miraba anonadado, sin creerlo.

- ¡Maldito! - exclamé con toda la furia que había concentrado en estos años.
- Lauren, ¿Qué te pasa? - preguntó mi padre, también se puso de pié.
- No, no es nada.

Mi padre se puso a recoger los vidrios y le dijo a Rosela que me traiga una infusión caliente.

Muy lentamente me la tomé y al terminar...

- Lauren... ¿Tienes pensado quedarte en la casa o después vas a marcharte?

Para ser sincero no había pensado en eso, supongo que me quedaré, quiero quedarme, quiero construir de nuevo esta familia, quiero levantarla y volver a ser los de antes, anhelo eso, lo soñé muchas veces.

- Pues... supongo que todo dependerá de lo que conversemos cuando regrese mamá.

Lo dije firme y quisiera estar tan seguro como soné.

Hubo un silencio incómodo y mi papá me dijo que si quería le dijera a Rosela para que me lleve a la piscina y me distraiga un momento.

No quería ir, pero hacía un calor infernal, así que accedí y Rosela me guió hasta la alberca.

Justo en ese instante recordé que no tenía ropa de baño.

Rosela me miró y supongo que se percato de eso.

- Jóven, ¿Le pasa algo?
- Amm... lo que sucede es que no tengo ropa de baño - dije avergonzado.
- Ah... este, no se preocupe, ¿Quiere que le diga al señor?
- ¿A mi padre?
- Sí, el señor tiene muchas ropas de baño en su armario.
- Bueno, está bien... muchas gracias... - dude en si debía llamarle Rosela o no, no quería que ella sepa que escuché su conversación con mi padre, quedaría mal.
- Me llamo Rosela - dijo con una enorme sonrisa en su rostro.
- Yo me llamo Lauren, aunque creo que ya lo sabías - solté una sonrisa leve, ella rió disimuladamente y me dijo que iría con mi padre para traer la ropa.

Se fue y me quede solo en la piscina.

Me quite el polo para estar más cómodo y comencé a observar cuidadosamente el lugar en el que me encontraba, era increíble que me sintiera raro en mi propia casa.

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