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El restaurante es realmente elegante. La comida esta exquisita y la compañía esta mucho mejor. La música de fondo es suave y reconfortante. La tarde de hoy hemos salido a celebrar. Mi entrevista ha salido muy bien y solo falta esperar por una segura admisión. Leo también fue de entrevista esta semana y si, en Columbia, si a mi me fue bien es seguro que a él le a ido mejor. Su promedio es más alto y pertenece a varios extracurriculares. Además celebramos nuestro noviazgo "formalmente", aunque no es que nos hayamos comprometido como Jane y Chris, es solo dejarle saber a nuestros padres que estamos llevando una relación. Hablando de mi crush, que ya no es mi crush, ni me interesa, se dice que al final Jane si esta embarazada y que no asistirá a la graduación, ni a nada, porque se le notaría. No se si sea cierto o no, pero, la verdad, no quisiera estar en sus zapatos.

- Propongo un brindis por nuestros hijos, porque sean realmente felices, por los nuevos comienzos y por las mejores decisiones - el señor Blumer levanta su copa mientras habla y todos lo imitamos. Estela Blumer está radiante esta noche y se ve tranquila, debe estarlo al saber que su padre esta mejor y que pudo dejarlo estable en Alemania. Siempre he admirado a Estela, es una mujer hermosa y se dedica a varias causas benéficas. Le gusta trabajar en su jardín y lo conserva realmente lindo, impecable, como luce ella en todo momento, aún cuando arranca el césped de sus flores, con las rodillas llenas de barro y su sombrero ancho, ella esta perfecta. Ella mira a su marido con los ojos brillantes, llenos de afecto. Entonces agrega.

- Leonardo, hijo, Megan querida. Les deseo de todo corazón que puedan vencer cada prueba y que siempre gane el amor... - ella nos sonríe y se hace un hoyuelo en su mejilla, justo como la de Leo. Ellos se parecen bastante.

- Porque siempre gane el amor - repite mi madre y todos chocamos las copas en el centro de la mesa.

Mi madre también luce hermosa, pero es mi madre y estoy acostumbrada ha verla guapa, a lo que no estoy acostumbrada es a verla acompañada. Junto a mi madre se encuentra Hugo. Él, es la razón por la que mi madre salía a hacer tantos trabajos fuera o entrevistas los domingos. Ella también esta enamorada y que puedo decir, realmente me alegro por ella. Deseo que sea feliz y él se ve muy interesado en ella, tanto que no ha soltado su mano en toda la cena y si la suelta es para poner su brazo sobre sus hombros y decirle algo al oído, luego mi madre sonríe y él queda satisfecho, por un momento quisiera saber que le dice, pero al ver que mi madre se sonroja más que cuando Leo le hace cumplidos, lo dejo pasar, mejor no quiero saber nada.

Leo aprieta mi muslo por debajo de la mesa y yo doy un brinco. Lo miro perpleja. <<¿Que haces?>> articulo, él hace un leve encogimiento de hombros y luego articula, <<nada>>, pero aprieta mi muslo una vez más un poco más arriba también. Siento que me pongo roja en un segundo.

- Voy al... Vuelvo enseguida - casi grito y salgo de allí. Voy a los sanitarios. Arreglo mi vestido, es de color amarillo con un ancho cinto azul debajo del busto, me encanta la manera en la que acentúa esa parte y mis caderas. Lavo mis manos y tomo aire una vez más antes de salir.

- ¿Sofocada? - Leo me esta esperando recostado de la pared con los brazos cruzados sobre su pecho.

- Eres un idiota Leo, ¿porque me haces eso?

Él solo acorta el espacio y me besa. No en la boca, va directo a mi cuello. Yo me retuerzo y él ríe pagado a mi lo que me pone peor. Soy muy cosquillosa y él lo sabe, por eso lo hace. Ese es mi novio, hace todo lo posible por hacerme feliz, pero también por irritarme. Ahora mismo no se cual es su meta, pues me gusta que haga estas cosas, pero este no es el momento, ni el lugar.

- Leo... Ya basta, para ya.

Lo empujo y él levanta las manos derrotado. Hace cara triste y lo acerco a mi tomando sus manos. Nos besamos allí. Olvidando que hay gente alrededor, aveces él provoca eso, que yo olvide cosas o que olvide todo. Alguien emite un carraspeo detrás nuestro. Nos separamos. Es mi madre. Mi rostro se tiñe de rojo y Leo a perdido el color en el suyo. <<maldición>>, lo oigo decir por lo bajo, luego me rodea la cintura con el brazo y le lanza a mi madre una de sus mejores sonrisas, de esas que derriten a cualquiera, pero no funciona esta vez.

- Venía a asegurarme que estuvieses bien - su tono es serio y me mira fijamente. Trago saliva avergonzada.

- Estoy bien.

- Bien, regresa a la mesa - era una orden y no quería discutir con ella. Tome a Leo de la mano y camine.

- Leo, - dijo ella - podemos hablar un momento.

Tardaron lo que a mi me pareció una hora, a lo mejor fueron cinco minutos. Yo me movía en la mesa nerviosa. Imagine a mi madre explicándole a Leo la forma correcta en la que se coloca un condón, así era ella. Odiaba cuando se ofrecía a darme sus charlas sobre "hacer cositas" y como debía cuidarme si eso pasaba. Cuando regresaron Leo tenía una sonrisa divertida en el rostro y mi madre se veía tranquila. Él rodeo la mesa y se sentó junto a mi, yo lo miraba expectante. Puso su mano sobre mi muslo y se acerco. Susurro en mi oído.

- Tranquila nena, todo esta bien. Respira.

Entonces lo hice. Solté el aire que retenía en el pecho y mis músculos se suavizaron, él acaricio mi rodilla y parte del muslo y me sonrió. Era tan lindo y tierno. Mire al rededor de la mesa. Los señores Blumers parecían ajenos a todo, conversaban con Hugo acerca del calentamiento global. Hugo era profesor de ciencias. De hecho, se veía muy intelectual y explicaba las cosas con palabras que yo nunca había escuchado. Mi madre se unió a la charla enseguida, como si nunca hubiese ido por nosotros. Quería preguntarle a Leo que había dicho, pero él se mostró ajeno a eso y decidí obviarlo por un rato. El resto de la velada se paso bien, pero sabía que me esperaba una charla madre e hija luego.

Candidato al primer besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora