Leah Morrison.

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Los días transcurrieron con normalidad desde el último interrogado el cual fue Dylan Ross.

A pesar de la noticia que dieron los doctores acerca de la enfermedad de Paige sobre que la pequeña tiene pocas posibilidades de seguir en este vida, ya que su cáncer ha hecho explosión y ya las quimioterapias dentro de poco no servirán para nada.

A pesar de esto el agente Edward Styles tenia que seguir trabajando con la búsqueda de Leigh Parks ya que por esa razón el viajo desde Inglaterra.

Edward lucia un impecable traje color negro, no tenia ni una sola arruga en él, en su mano izquierda llevaba su portafolios color negro y en la otra llevaba un café el cual acababa de pedir en la cafetería antes de subir a su oficina. Iba muy apresurado, el día de hoy tenia que recibir a dos sospechas relacionas con el caso de Leigh Parks, ellas eran Leah Morrison, madre de Leigh Parks y la señora Hannah Monroe madre de Olivia Maslow.

Al llegar a su oficina saludo al vigilante el cual se paro inmediatamente a abrirle la puerta, al instante él agente entro en su oficina colocando el portafolios en su escritorio, saco los registros de la sospechosa que le tocaba interrogar y se sentó en su silla giratoria haciéndola llamar para que entrara.

– Permiso – dijo cerrando la puerta lentamente detrás de ella mientras entraba.

–Adelante, adelante, tome asiento – dijo él agente con el ceño fruncido mientras leía los registros.

Leah tomo asiento en aquella pequeña silla viendo al agente con preocupación al ver su rostro, trago saliva y prosiguió a esperar a que este dijera algo.

– ¿Usted es Leah Morrison, madre de la desaparecida Leigh Parks? – pregunto él agente.

– Si... – se inclinó un poco a ver la placa que había sobre el escritorio y leer el nombre del agente – Señor Styles – alzo la cabeza viendo a este con una semi sonrisa.

– Solo tengo seis preguntas para usted, responda sincera y concretamente cada una de ellas – él la miro seriamente mientras ella asentía con la cabeza – Okey empecemos – abrió la carpeta con los archivos.

– Aquí dice que usted dejo a la niña en manos de Hannah Monroe ¿eso es cierto? – alzo la vista por encima de la carpeta.

– respondió firmemente.

– Pero la niña en ningún momento le pidió permiso para quedarse en casa de Hannah – alzo una ceja.

No-o ella no lo hizo, recogió la suficiente ropa posible como si se fuera a mudarse y al estar allá envió un mensaje – una gota de sudor corrío lentamente por su frente.

– Y como sabe usted que ella le envió ese mensaje cuando estaba en casa de Hannah, ¿acaso la siguió? o ¿alguien aviso que ya estaba ahí? – dijo mientras se levantaba de su asiento.

– No agente, no lo se, ella se ha estado comunicando conmigo por mensajes de texto, sus llamadas no las atiende, y-ya yo no se que hacer – dijo mientras comenzaba a llorar.

– Señora guarde la calme, hágame la entrega del número el cual la ha estado localizando su hija – extendió la mano.

Leah tomo un bolígrafo y un pequeño trozo de papel, anoto el número y se lo entregó al agente.

Excelente, esto nos servirá de mucha ayuda, con esto localizaremos el teléfono el cual ha estado enviado los mensajes, responda los mensajes con normalidad, aquí nada paso, puede retirarse – dijo mientras volvía a tomar asiento.

Pero no realizo las seis preguntas

Dije que se retirara señora Morrison –

Leah se levanto rápidamente y abrió y cerro la puerta de un aventó sin importar el ruido que hiciera esta, corrió por los pasillos hasta llegar a la sala de Paige.

– Ola, si, habla el agente Styles, ya tengo el número con el cual podemos localizar a la niña Leigh Parks, si, acaba de ser entrega por su madre, Leah Morrison, si, okey, 280-3200-16, perfecto, cuando tenga la dirección me la envían al instante para ir allá, gracias, adiós – colgó la llamada y volvió a tomar asiento mientras sacaba la nota que le había hecho entrega Dylan, la releyó mientras una pequeña lagrima corría por su rostro.

Era duro leer tan hermosas palabras de aquella niña de diecisiete años, tenia un enorme corazón, lástima que Paige no esta en condiciones para leer esto – dobló la nota seguidamente cerrando el portafolios –

Querida Hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora