cincuenta y ocho.

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Querida Hermana:

¿Recuerdas al chico que me dejo plantada en la cafetería, que luego me pidió disculpas por lo sucedió y decidimos vernos de nuevo?

Nunca te conté lo que paso ese día, no sera el momento indicado para escribirte esto, pero cuando muera sabrás quien es Mateo.

Te contaré la historia desde un principio.

Hace dos años, cuando tenia catorce años, una mañana nublada recibí una solicitud de amistad de un supuesto Mateo Bernardi, tranquilamente acepte la solicitud y al instante me escribió.

Comenzamos a charlar y el chico me pareció muy simpático.

Con el paso del tiempo nos fuimos acostumbrado a charlar todos los días, a cualquier hora.

Admito que me encantaba charlar con él, ya sea por mensaje de texto, llamadas, facebook o skype. Él me hacía ir a mundo maravilloso, lleno de tranquilidad, de armonía, un lugar extraordinario, donde sólo nosotros sabíamos el camino.

Cuando cumplí quince años el se mudo aquí, a los Estados Unidos, si, él era de otro país, era de la ciudad de México. Le ofrecieron una beca aquí y se mudo, sólo por cumplir su sueño de ser artista.

Me dio la noticia de que estaba en los Estados Unidos lo cual me emocionó mucho, por fin conocería a mi chico soñado.

Después de un año de estabilidad aquí, decidimos conocernos este año, ya que los estudios, el trabajo y acostumbrase aquí le costo un planeta.

Después de nuestra primera mala cita, la cual te conté cuando empecé a escribir estas notas, a la semana volvimos a planear para conocernos.

Mateo y yo continuamos hablando por Facebook como siempre lo hacíamos, hasta el día en que nos conocimos.

Querida hermana, fue el día más asombroso de mi corta vida.

Mateo es encantador, detallista, tiene un gran sentido del humor y sobre todo, caballeroso.

Nos encontramos en la misma cafetería pero esta vez el llego antes, acompañado de un enorme ramo de rosas.

Nos sentamos a charlar, sus ojos marrones se ven mejor en persona que detrás de la pantalla.

Me llevó a conocer el museo de artes por el cual estaba trabajando, sus obras eran maravillosas, al igual que él.

Terminamos nuestra cita divagando por las calles del parque central y justamente donde esta el puente, bajo la luz de las estrellas, me pidió ser su novia.

¡Acepte!

Hoy en día ya llevamos seis meses de relación.

Ha estado conmigo en los mejores y los peores momentos, no me ha dejado sola ni un segundo.

Siempre me ánima, diciéndome que todo estara bien, que pronto aparecerás y que yo seguiré junto a él.

Espero que se cumpla mi deseo de que aparezcas.

Pero él esta vez se equivoca, no me quedare con él, le romperé el corazón, muy pronto, me iré.

Atentamente: tu hermana menor.

Querida Hermana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora