Querida Hermana.

Te extraño.

Querida Hermana Menor:

No soy la mejor escribiendo éste tipo de notas como lo fuiste tú.

Paige, como te extraño, como extraño tenerte aquí, abrazarte, darte besos, tu ausencia me destruye.

Ya han pasado tres meses de tu partida y aún es increíble saber que no estas aquí, todos te necesitamos hermana menor.

Que triste es la vida, te arrebata de las manos a tus seres queridos.
Hermana menor, lamento todas las fallas, las peleas, la indiferencia, el descuido, el maltrato, lamento todos los errores que ocasione en tu vida. Se que ya es tarde para decirte o escribirte esto, pero así no estés o no estés aquí igual es mi deber hacerlo.

Espero que desde haya arriba me estés viendo escribir esto y siempre recuerdes que en el tiempo que no estuve contigo siempre te pensé y extrañe, y ahora te extraño, pienso y anhelo aún más.

Te ame y te sigo amando hermana menor.

Te extraño Paige.

Atentamente: tu hermana mayor.

Dejo rodar el lápiz sobre la mesa, tomó la nota en sus manos y salió de su casa. Al estar afuera tomó un taxi en dirección al cementario.

Pasaron unos 10 minutos cuando ya estaba ahí. Se dirigió a la tumba de su hermana y al estar en frente de ella se hecho al pasto a llorar.

Parecía un manantial de lágrimas, no podía parar, el dolor había invadido algo más que su corazón, la había invadido completamente.

Saco la nota y la coloco junto a su lápida, donde habían obsequios y flores, la encajó en uno de los ramos de flores y sonrió al colocarlo ahí.

Sencillamente ver a su hermana de esta manera le partía el corazón pero a la vez sabía que estaba feliz al estar en un lugar mejor y no sufrir más.

Aún recuerda aquella vez cuando cumplió quince años, Leigh la llevo a caminar a un hermoso padro, lleno de flores y plantas de todas las especies. ella estaba muy feliz de estar ahí, aun tenia las fotografías y el recuerdo de ese día, algo invaluable.

Se levanto del pasto y salió del cementerio con un alma llena de tranquilidad.

– Te amo Paige – susurro alejándose del lugar.