Capítulo XI

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Frank estaba nervioso. No tenía muchas ganas de contarle a Gerard, pero ese sería su primer concierto y la verdad no tenía la mínima idea de qué se suponía que iba a pasar.

El chico venía de una familia muy religiosa, así que cualquier actividad que tuviera la palabra "rock" en ella era considerada sacrilegio... lo cual era bastante duro para él, creciendo escuchando no otra música que esa. Rememoró todas las veces que sus padres lo habían hecho cambiar de ropa porque no les parecía correcto vestir únicamente negro. La voz de su mamá retumbaba en las paredes de su mente. El típico "Frankie, parece que vas a un funeral, amor" que tantas veces le había repetido. Rodó los ojos casi involuntariamente.

En ese momento, el mero hecho de que llevaba negro de pies a cabeza lo hacía sentir más o menos como el maldito dueño del universo.

—¿Me veo bie—wow —Se detuvo a la mitad de la oración, decidiendo que no valía la pena preguntar.

Gerard salió del baño ya vestido (debía admitir; una pequeña parte de él deseaba que tuviera puesta únicamente con una toalla) cuando se topó con la mirada asombrada de Frank. Soltó una sonora risita, tapándose el rostro.

—Estás usando maquillaje —Señaló Iero.

Era fácil notar que Gee siempre se veía bien, pero esa noche... su lindura era simplemente ridícula.

Vestía tonos oscuros de pies a cabeza: llevaba una chaqueta de cuero encima de una remera simple, combinándola con unos ajustados jeans a los cuales Frank realmente tenía que quitar la vista de encima.

—¿Te gusta el delineador? —Preguntó el más alto.

—¡Me encanta! —Respondió Iero, quizás demasiado emocionado. Apartó la mirada (con esfuerzo) y prosiguió a contemplar su propia figura en el espejo— como estaba diciendo... antes de ser groseramente interrumpido por tu cara, ¿me veo bien? ¿tengo que cambiar algo?

—Te ves muy bien —Masculló. Sin embargo, buscaba algo frenéticamente en el clóset. Luego de unos minutos, sacó una campera de jean azul con un montón de pins en ella, que entregó con un pícaro guiño, característico Gerard Way.

—No quiero que tengas frío —Se excusó— y además, me gusta que uses mi ropa. La próxima te enseño a usar maquillaje.

—Encantado —Sin decir más, se puso la prenda. Le quedaba un poco grande, así que la remangó hasta que sus tatuadas manos le fueron visibles.

Ay —Murmuró Way, con un tono impregnado de ternura. Frank fingió no haberlo escuchado, pero no pudo evitar ruborizarse. El acto le salía como un maldito mecanismo automático— Mikey vendrá a casa en unos 40 minutos.

—Así que tenemos que salir antes, —Concluyó el otro— ¿en 10 minutos?

—Más o menos... a la mierda, el infeliz fue a una fiesta a la que no me invitaron, de todos modos.

—Seguro eres tan divertido en la fiestas —Se burló Iero— "hola, mi nombre es Gerard, tengo depresión y me la paso el día dibujando en servilletas."

El pelirrojo volvió a reír, esta vez más fuerte que antes. Fue una de esas risas que te llenan el pecho e iluminan los ojos.

—Así es —Afirmó— pero sigo siendo mejor a tu.

—¿Cómo dices?

—Imagínate —Dijo, cambiando su voz para asimilar la de Iero— Me llamo Frank, toco la guitarra en una banda de perdedores gay con músicas gay. A propósito, soy gay.

—Cállate —Bromeó el aludido— o no voy contigo.

—Como sea.
***

Prozac y avellanas -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora