II. Cesaro Loves Nikki.

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Rodó los ojos cuando el calvo de mirada castaña se posó a su lado. Era lo mismo cada mañana, aquel hombre de cuerpo definido, piel blanca y acento suizo se posaba a su lado siempre que en las mañanas que iba a hacer ejercicio. No era sorpresa para Nicole tener a media Carolina del Norte encima, en especial la población masculina —sí, porqué la población que a ella le gustaba no la volteaba ni a ver más que con envidia—. Nicole simplemente seguía trotando, mientras el suizo hablaba sin parar sobre su profesión en la central, donde era un contador solicitado.

Cesaro era muy guapo, amable, torpe y dulce, pero no era su estilo por obvios motivos.

—Cesarito...eres muy lindo. Pero de verdad, recuerda que tengo novio. Y Randy es muy celoso, además de ser muy tosco. —Le comentó la castaña, mientras atrasaba un poco su paso y miraba con su coquetería innata al individuo.

—Nicole... —Hablaba él, con un tono suave y benévolo—. Yo puedo ofrecerte más de lo que Randy te ofrece. Él no es lo suficientemente bueno para ti...y tú lo sabes.

—Es que...ni tú, ni Randy son mi estilo. Es complicado.

— ¿Qué tratas de decir?

Nicole relincho, acelerando de nuevo su paso iracundo. Decir que era lesbiana debía ser más fácil. Avanzaron unas cuantas manzanas más, hasta rodar en la esquina de un café.

—Cesaro, por favor, deja de seguirme. —Le suplico la castaña—. De verdad que no quiero más esto.

—Pero, Nicole....

Nicole se dio vuelta, empezando a trotar de espaldas mientras se posaba en frente del calvo.

—No vamos a tener nada en ese sentido, Cesaro. Lo siento.

A penas la cara de Cesaro se frunció en una mueca deprimida, Nicole se dio vuelta, chocando entonces con una rubia de mechones rosáceos. Para la desgracia de ambas, la mujer tenía un café entre sus manos. El cual, ante el brusco movimiento, se esparció por la camisa de la rubia.

Nicole quería que se la tragara la tierra.

—Oh, Dios. Lo siento tanto. —Se disculpó la mujer de cabellera castaña, mientras un mohín apenado acompañaba su palabrería.

—Oh, tranquila, hermosura. —Hablo la mujer de cabello rubio, sonriendo con benevolencia y de manera suave—. Estoy segura de que saldrá la mancha.

—Soy una torpe... —Mascullo entre dientes la castaña, dándose una cachetada mental.

—Hey... ¿sucede algo? —Preguntó una voz femenina mientras se acercaba a ellas. Nicole alzó su mirada y divisó la figura blanca y curvilínea de aquella mujer del bar. Nicole sonrió de soslayo—. Uh, hola. ¿Me puedes decir por qué siempre qué te encuentro estás en problemas? —Sonrió Paige.

Nicole sonrió, alzando levemente sus hombros.

—Cesaro, belleza... —Hablo Nicole, mirando al mencionado por encima de su hombro—. Quédate con la señorita un momento. Hazle compañía. Yo iré a comprarle otro café.

La rubia le sonrió a Nicole, para acto seguido ver como la castaña caminaba con dirección al café. Paige sonrió y abrazo a Nicole por encima de los hombros, para después sonreírle.

—Es bueno verte otra vez, rompecorazones.

Nicole le sonrió, sintiendo serenidad ante la sonrisita de Paige.

Boys Loves Nikki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora