VIII. Seth Loves Nikki.

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Nicole, ¿podrías explicarme dónde demonios estás?

—Lo lamento, Brianna. En serio lo lamento. Es que...vengo de la casa de una amiga y dejé a Finn en su casa y salí tarde del trabajo porqué llegué tarde, además. Ya voy en camino.

Y era cierto. Nicole corría por las calles de Carolina del Norte, con sus tacones increíblemente altos, su cartera a punto de caer y sosteniendo su celular fuertemente para que el aparato no cayera en su turbia conversación. Buscaba desesperada un taxi, aunque encontrar uno a estas horas era una completa pesadilla.

¿Estabas en la casa de una amiga? ¿Acaso debo entrevistarte cómo la primera vez qué te quedaste en la casa de una chica?

—No. Prometo llegar pronto.

Nikki, esto es muy importante, yo... —De repente, su hermana dejó de hablar. Pero Brianna escuchó unas voces muy sutiles que al parecer le decían algo a su hermana gemela— Colt, deja de molestarme... ¡Colt!

Se oyó en ese preciso momento como alguien le arrebataba el celular a Brianna. Nicole frunció el ceño, pero una sonrisa se pintó en su rostro al oír la pintoresca voz de su cuñado.

Hola tetas. —saludó él.

—Hola, Colt.

Quiero que sepas que no debes apresurarte. Unos amigos me están ayudando con la decoración del lugar, ¿de acuerdo? Así que ignora a la bruja de mi mujer. —Nicole oyó como una voz femenina le reclamaba al hombre a través de una serie de chillidos. Ella sonrió— Ahora, si me disculpas, te colgaré antes de que puedas oír como tu hermana me da una paliza. Te quiero y te veo pronto.

—Adiós, Colt. Nos vemos pronto.

Ella colgó el celular, dispuesta a acomodar su mente y lo que encargaba encima antes de buscar un taxi. Se acercaba Halloween y Colt era un fanático ridículo de la festividad, por lo tanto, él y Brie hacían todos los años una gran fiesta en el vecindario, donde le daban dulces a los niños y todos los cercanos iban disfrazados a la casa y gran parte del vecindario estaba en el lugar.

Bastaba agregar que Colt era un ángel, que hacía a todos sentirse cómodos con su presencia y que alegraba a las masas como si hubiera nacido para eso. Pero cuando veías a Brie, veías a una mujer seria que no le gustaba o importaba que los demás participaran en su vida.

Eran un típico cliché de película americana. Del hombre raro y excéntrico que los matones molestaban, pero le valía un cuerno. Era un completo perdedor. Mientras Brianna era la chica que odiaba a casi todo el mundo, que odiaba seguir modas y seguir a las masas, la que no tenía miedo de decir lo que pensaba y que no sufría por lo que los demás dijeran de ella. Una completa arpía. Y como en todo cliché, terminaron completamente enamorados. Él se enamoró de su frialdad y seriedad y ella de su calor y amabilidad.

Y brevemente, mientras le silbaba despreocupada a un taxi, deseo encontrar algo así algún día.

***

—Por fin llegas. —Nicole le sonrió a su hermana con algo de diversión, tratando de que el ceño fruncido de Brianna se aflojara, aunque fuera un poco.

—Sí, he vuelto... ¡Y traje pollo frito! —Exclamó ella después de cerrar la puerta y alzando la bolsa plástica.

— ¡Perdonada! —Exclamó Colt, apareciendo detrás de Brie y quitándole la bolsa a su cuñada. Nicole soltó una risa, mientras los labios de su mejor amigo chocaban contra su mejilla, para después irse en dirección a la cocina.

Boys Loves Nikki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora